La esquizofrenia es una de las enfermedades que provoca un mayor estigma, exclusión social y discriminación hacia las personas que la padecen, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Con el objetivo de concienciar acerca de la importancia de apoyar a las personas que padecen problemas de salud mental, así como por motivo de su Día Mundial, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) se une a la reivindicación del derecho a la salud mental publicando un informe técnico centrado en la enfermedad y en su tratamiento.
El uso de fármacos antipsicóticos constituye la principal línea de tratamiento de la esquizofrenia. De hecho, la mejora que supone el tratamiento en el curso de la enfermedad, medida, por ejemplo, a través de variables como el riesgo de recaída y la frecuencia de hospitalización, está ampliamente corroborada por ensayos clínicos. Los fármacos utilizados permiten reducir el avance del deterioro cognitivo, especialmente cuando el tratamiento se instaura de manera precoz tras la aparición de los primeros síntomas. Por otra parte, las terapias psicoeducativas y cognitivo-conductuales también han mostrado eficacia en combinación con el tratamiento farmacológico en la mejora del desempeño sociolaboral y en la funcionalidad global de los pacientes.
Papel del farmacéutico
En ese contexto, el farmacéutico, como profesional sanitario experto en el medicamento, debe familiarizarse con la idea de que la base de la farmacoterapia la constituyen actualmente los antipsicóticos atípicos, a pesar de que determinados antipsicóticos clásicos se consideran de utilidad en algunos casos. Sin embargo, los pacientes que padecen la enfermedad se encuentran con un problema de adherencia al tratamiento. En este punto es donde la acción del farmacéutico resulta fundamental. “Además, la labor de educación sanitaria ejercida por el farmacéutico puede ayudar a mejorar la calidad de vida incidiendo en el control de hábitos perjudiciales para la salud, como el consumo de tabaco y alcohol, muy frecuentes en las personas con esquizofrenia, y en el manejo de comorbilidades como la obesidad y la diabetes, que pueden ser un efecto adverso común de los fármacos antipsicóticos”, recalca el informe del CGCOF.
Con el objetivo de desarrollar su actividad asistencial de la forma más adecuada, el farmacéutico también debe tener presente que el tratamiento de los pacientes con esquizofrenia implica habitualmente un elevado grado de complejidad. Esto sucede por distintos motivos. En primer lugar, porque la adherencia al tratamiento suele ser baja. En el marco del estudio de Ensayos Clínicos con Antipsicóticos sobre la Efectividad en la Intervención (CATIE) se observó que el 74 por ciento de los pacientes abandonaban el tratamiento antes de los 18 meses y alrededor del 30 por ciento abandonó el tratamiento por decisión propia.
Causa de la enfermedad
La causa de la enfermedad no se conoce, pero se acepta su carácter multifactorial, en el que participan factores ambientales pre-, peri- y posnatales, factores genéticos, sociales y una desestructuración de los circuitos neuronales o de las áreas cerebrales. El debut clínico de la esquizofrenia suele ocurrir en la adolescencia o en adultos jóvenes, especialmente entre los varones, a quienes afecta en mayor medida (prevalencia de 0,45 por ciento vs. 0,29 por ciento en mujeres); sin embargo, en las mujeres aumenta la incidencia a partir de los 50 años. Las manifestaciones clínicas incluyen síntomas positivos (delirios, alucinaciones, agresividad en algunos casos); síntomas negativos (anhedonia, desinterés social, aplanamiento afectivo); síntomas cognitivos que afectan a la atención y a la memoria; y síntomas afectivos como ansiedad o agitación.
Actuaciones de la profesión
Además de este informe, el CGCOF ha desarrollado varias acciones con el objetivo de visibilizar la pandemia silenciosa que constituyen los problemas de salud mental, así como el papel que puede jugar el farmacéutico en su prevención y detección precoz. Es el caso de la campaña ‘Lumens: dar luz a la salud mental’, lanzada en colaboración con NEURAXPHARM con el objetivo de contribuir al abordaje de esta problemática desde las farmacias comunitarias; la acción ‘HazFarma: Adhvierte’, dirigida a prevenir la falta de adherencia en pacientes en tratamiento para la depresión o ansiedad; o el estudio “La Salud Mental en España”, elaborado en el seno del Consejo Asesor Social de la Profesión Farmacéutica, y que analiza los datos sobre prevalencia, causas, factores de riesgo, sistemas y recursos asociadas a la misma.
Asimismo, a este respecto destacan también las declaraciones del Ministro de Sanidad en el acto celebrado en Mondéjar (Guadalajara) con motivo del Día Mundial del Farmacéutico, en las que manifestó el importante papel de los farmacéuticos en salud mental, y se comprometió a desarrollar antes de final de año el Programa de la Farmacia Comunitaria Rural, con programas centrados en la prevención, los hábitos de vida saludable, la optimización en el acceso a medicamentos o la puesta en marcha de mecanismos de detección temprana de situaciones de soledad, incidiendo así en la atención a la Salud Mental y el reto demográfico.