“Puede ser un desastre si coincide una ola de Covid-19 con gripe estacional”

Entrevista a Raúl Ortiz de Lejarazu, profesor de Microbiología y director emérito del Centro Nacional de Gripe

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A pesar de que España está en la fase de desescalada, para Raúl Ortiz de Lejarazu, profesor de Microbiología y director emérito del Centro Nacional de Gripe, no hay que perder de vista el próximo invierno. “Puede ser un desastre si coincide una ola de Covid-19 con gripe”. A día de hoy, los expertos desconocen qué puede pasar con estos pacientes. Por tanto, reforzar las coberturas de la gripe se alza como indispensable.

Pregunta. La pandemia del Covid-19 ha puesto sobre la mesa el importante papel que juegan las vacunas. Incrementar la cobertura vacunal para poblaciones de riesgo y mantener los calendarios de vacunación son objetivos primordiales, ¿dónde hay que hacer más hincapié?

Respuesta. Creo que en dos aspectos: recuperar todas las vacunaciones perdidas en niños, sobre todo las del primer año de vida aunque también en los siguientes. Hay muchas madres y padres que no han acudido por miedo, y en este momento tienen que volver a restaurar esos valores. También, hay que trabajar sobre las vacunas del adulto, sobre todo las de los más mayores. Concretamente en gripe, pero también en neumococo y otras vacunaciones de dicho grupo etario. Hay que pensar en el próximo invierno que podría ser un desastre si coincide una ola de Covid-19 con la de gripe estacional.

Por otra parte tampoco sabemos qué puede pasar si una persona pasa la gripe y luego el Covid-19 o viceversa, o que tenga una coinfección por este coronavirus y por gripe. También hay que señalar que aquellos pacientes que han tenido una infección por SARS-CoV-2 y siguen teniendo algún tipo de secuela que tarda en resolverse y obliga a exámenes radiológicos después y visitas al neumólogo, deberían incluirse dentro de las poblaciones diana con indicación de vacunarse de gripe, porque no sabemos cómo puede ser la evolución de la gripe en estos pacientes.

P. La vacunación, por ejemplo en gripe, de grupos más vulnerables, ¿tiene alguna influencia en caso de contagiarse por enfermedades emergentes como el Covid-19, o tienen un funcionamiento totalmente diferente?

R. No lo sabemos todavía, el mundo del Covid-19 está lleno de incertidumbres. Pero hay que dibujar escenarios, y si una persona ha superado una enfermedad como Covid19 es preferible vacunarse de gripe para evitar volver a someter al aparato respiratorio a un estrés nuevo. 

P. En el caso de conseguirse una vacuna contra este nuevo coronavirus, ¿cómo debería incorporarse al calendario vacunal? ¿Aplicándose a grupos vulnerables o en especial riesgo (sanitarios) o sin hacer este tipo de distinciones?

R. Eso dependerá fundamentalmente de la cantidad de dosis de la vacuna de la que dispongamos. Si tenemos vacunas suficientes, lo ideal sería vacunar a todo el mundo. En caso contrario, se tendría que aplicar el principio general de vacunas, primero administrarla a los que cuidan a los enfermos y luego a los más vulnerables. Pero aquí hay que tener en cuenta un aspecto. A lo mejor, las personas muy mayores con otras patologías formarían el grupo más vulnerable. Por ello, teniendo en cuenta que la vulnerabilidad o la fragilidad biológica hay que clasificarla de mayor a menor, es evidente que una persona de más de 80 años con patologías crónicas estaría en el grupo de vulnerabilidad más alta.

Por debajo irían los grupos de otras edades con patologías menos crónicas. Y luego estarían las personas que no tienen edad avanzada pero tienen patologías crónicas. En esta escala, la edad influye, ya que las vacunas no producen el mismo estímulo en función de la inmunosenescencia. Se podría dar el caso, de que las vacunas que se obtengan no sean igual de eficaces para todos los grupos de población y hubiera que hacer una vacunación estratégica. En ese sentido, habrá que tener en cuenta los grupos donde circula más el virus, aunque haya un gran número de asintomáticos. 

P. ¿Qué sabemos en relación a los grupos de riesgo y carga de la enfermedad en los pacientes más graves?

R. Los grupos de riesgo de contagio en España han sido los sanitarios y en términos de enfermedad grave las personas mayores institucionalizadas en Residencias. Sobre la carga de la enfermedad estamos viendo que asintomáticos hay en todos los grupos. No debemos pensar que no hay asintomáticos entre los mayores y confundirlos con enfermos directamente. Por ejemplo, en las residencias de ancianos se ha visto que hay muchísimos que no tienen ningún síntoma y son muy mayores, y el problema es que esas personas lo contagian. El virus se introduce en estas personas a través de las visitas de familiares, los propios cuidadores, etc. Los ancianos puede permanecer aparentemente sanos durante una semana o más y que en este período estén contagiando el virus.

No debemos pensar que no hay asintomáticos entre los mayores y confundirlos con enfermos directamente

La carga de la enfermedad sabemos que es mayor en personas mayores, porque de los que se ponen enfermos en este grupo hay un porcentaje mayor que tiene enfermedad grave y algunos de ellos fallecen, lo que no ocurre en la misma proporción en pacientes más jóvenes. Pero a la hora de vacunar hay que tener en cuenta tanto esto, como si la vacuna en cuestión es eficaz en este grupo. Probablemente la eficacia de la vacuna en mayores sea la última que conozcamos, en relación a que los estudios de Fase II y Fase III no suelen hacerse en personas mayores, lo voluntarios suelen ser gente joven.

P. ¿Qué ha evidenciado el SARS-COV2 sobre la importancia de disponer de vacunas contra las enfermedades infecciosas existentes?

R. Se resume en una frase: en el estentóreo silencio que guardan los antivacunas. Es estruendoso el silencio de los antivacunas. Hay una serie de personas, incluso algunos que se han dedicado sistemáticamente a atacar la vacuna de la gripe, que ahora están en silencio. Es verdad, sabemos que la vacuna de la gripe no tiene una eficacia del 100%, pero hay otras vacunas que no llegan a esa efectividad. Ya nos gustaría contar con una vacuna contra el SARS-CoV-2 que tuviera al menos un 40 por ciento de efectividad.

Estoy seguro que a mucha gente también lo haría, aunque solo redujera una parte de la posibilidad de tener el Covid-19. En las redes sociales lo que decían, todos los gurús que vivían de atacar a las vacunas y decir que tenían efectos negativos, ahora la población les atacaría con fervor. Yo creo que esta enfermedad ha puesto todas esas ideas en su sitio. 

P. ¿Qué características de los virus hacen que puedan o no generar una pandemia de estas características?

R. Fundamentalmente que proceden de animales. Alrededor del 70 por ciento de las enfermedades de los humanos proceden de los animales. Todos los años se producen probablemente cuatro o cinco saltos de especies, que afortunadamente no continúan la cadena. Es continuamente una regla de prueba y error la que hacen los virus, lo único que buscan los virus es ser más. Para explicarlo, pongo un ejemplo: un virus del SARS-CoV-2 tiene auténticos problemas en saber si infecta a un pangolín o a un presidente del Gobierno. Lo único que busca es un huésped donde poder desarrollar mucha más descendencia de nuevos virus idénticos. Por eso los virus que triunfan son los que logran hacer muchas infecciones y poca mortalidad. Y también, por eso el ébola tuvo poca probabilidad de expandirse y no se decretó alerta pandémica solo emergencia internacional. 

P. De circular el Covid-19 coincidiendo con la próxima temporada de la gripe, ¿qué escenario a nivel sanitario crearía esta situación?

R. Todos los años hay un colapso de una o dos semanas de los sistemas de urgencias y sanitarios por la gripe; si a eso se le suma el Covid-19, sería muy negativo. Independientemente también hay que tener en consideración que no sabemos lo que puede pasar si una persona sufre una infección doble por Covid-19 y por gripe, porque este tipo de infecciones dobles no son muy frecuentes, pero existen. Incluso se han registrado infecciones por dos virus de la gripe diferentes a la vez. Tampoco sabemos las consecuencias de que se infecte un paciente primero de Covid-19 y luego de gripe, lo que sobre el papel  no parece muy desable. No creo que fuese muy positivo acabar de superar una infección y contraer otra. 

P. ¿Qué estrategia sugeriría frente a esta hipotética posibilidad de co-circulación de Covid-19 y gripe en los próximos meses?

R. En primer lugar, reforzar las campañas de vacunación de gripe y neumococo como ya han hecho otros países y han anunciado distintas comunidades autónomas en nuestro país. A renglón seguido, disponer de refuerzo de los medios humanos y materiales en Urgencias, hospitalización y UCIs servicios decisivos en este tipo de brotes invernales. Incluyendo por supuesto, la posibilidad de diagnóstico virológico/microbiológico de Covid19 y otros virus y microorganismos responsables de neumonías.

Hay que reforzar las campañas de vacunación de gripe y neumococo, y disponer de refuerzo de los medios humanos y materiales necesarios para este tipo de brotes

Para hacer llegar las vacunas a la mayor proporción de población diana, habría que tener en cuenta la separación de áreas para vacunar de otras más dedicadas a la atención sanitaria. De esta manera se evitaría el recelo de algunas personas a acudir a centros sanitarios por miedo al contagio del virus.

P. ¿Qué porcentaje de probabilidad le daría a la posible aparición de una segunda oleada de casos el próximo otoño o Invierno? ¿Qué medidas se podrían tomar para limitar el impacto de dicha oleada?

R. Es muy difícil anticipar eso. Sin embargo, en los próximos meses podría verse algo mejor ese escenario. La encuesta serológica de anticuerpos en la población española que esta coordinado el Instituto Carlos III y participan hospitales y médicos de Atención Primaria nos indicará que cuanto menor sea la proporción de personas que han superado la infección durante este brote pandémico más alta será la probabilidad de tener una segunda onda pandémica.

Las medidas a tomar descansan fundamentalmente en el acceso a los test y otras pruebas diagnósticas desde los Servicios de Atencion Primaria, protagonista fundamental en la desescalada y en la vigilancia posterior de Covid19 de cara al otoño/invierno. Distintas fuentes estiman entre un 10-15 por ciento, la necesidad de reforzar esa parte de nuestro sistema de Salud, tanto en médicos como enfermería. Hay que tener en cuenta que las redes de médicos centinela funcionan muy bien en la vigilancia de Gripe y que ahora deberán aplicarse a la vigilancia también de Covid19 como sugiere la OMS. Por último, se tendrá que implementar tipos de vigilancia No Intrusiva para anticiparse al virus en su difusión mediante cadenas de transmisión silenciosas. Nuestro grupo y otros están decididamente involucrados en este tema y ya funcionan con éxito en otros países europeos y en algunas CCAA de España. Cada CCAA deberá ponerlos en marcha.


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