¿Hacia dónde queremos mirar? ¿A Europa?

Por Enrique Ordieres, presidente de Cinfa

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Son ya muchos años en los que he participado en este Anuario de la Sanidad y el Medicamento. Y siempre me lleva a hacer una reflexión sobre lo vivido en el año anterior y las perspectivas previstas para el año nuevo. Si miramos hacia atrás, la pasada pandemia, la compleja situación geopolítica con varios conflictos abiertos que perduran en estos momentos y parece que se están cronificando, los problemas globales de suministro a los que no ha sido ajeno el sector farmacéutico, la inflación, la situación política de nuestro país, que nos ha tenido paralizados en la toma de decisiones a largo plazo, la ciberseguridad…. Todas han sido circunstancias que han influido de manera decisiva en la gestión diaria de nuestras empresas y, en general, en todo el sector de la salud. Y, por ello, hemos tenido que ser ágiles en la adaptación a estas nuevas situaciones para tratar de minimizar el efecto negativo que, finalmente, pudieran tener en los pacientes.

En nuestro Grupo Cinfa hemos hecho un importante esfuerzo para seguir garantizando el acceso equitativo a los tratamientos. Hemos terminado una nueva planta 4.0, absolutamente innovadora, que ha supuesto más de 40 millones de euros de inversión y, además, hemos aumentado nuestros stocks de manera muy significativa para intentar reducir los problemas de suministro y el impacto de los importantes (y difícilmente previsibles) cambios en la demanda. Y seguimos apostando por el futuro, conscientes de que estamos en momentos de cambio. Es importante aprender lo vivido en estos años y adaptarnos a los nuevos escenarios para cubrir las nuevas necesidades, y buscar la mejor calidad de vida de los pacientes y ciudadanos de una manera sostenible para todos.

Dentro de este modelo, el papel del medicamento y de la industria es crucial, no sólo en el aumento de la esperanza o de la calidad de vida, sino también como una importante inyección de valor, de generación de riqueza, de inversiones, tanto en I+D+i como en activos fijos, así como en la creación de puestos de trabajo. Por eso, sería conveniente que el “gasto” realizado en proveer la farmacoterapia a los pacientes sea considerado como una inversión y siempre con visión a largo plazo. Para todo ello, Europa siempre ha buscado la excelencia en los sistemas y servicios de salud y, en esta línea, ha desarrollado la estrategia Farmacéutica Europea, que comparto absolutamente, de la que quisiera resaltar algunos aspectos:

  • Garantizar a los pacientes el acceso a los medicamentos.
  • Fomentar la competitividad, innovación y sostenibilidad de la industria farmacéutica.
  • Mejorar los mecanismos de preparación y respuesta ante la crisis.
  • Velar por una voz fuerte de la Unión Europea en el mundo.

El problema es desarrollar estas ideas, transponiendo y modificando las normas necesarias en cada país, y adaptándolas a las singularidades de cada uno de los modelos de asistencia sanitaria. En España nadie pone en duda que las más de 180 plantas de fabricación que existen son un importante valor y que están minimizando muchos problemas de acceso a los medicamentos en situaciones difíciles como las vividas en estos últimos años.

Pero para fomentar la inversión y el esfuerzo necesario para estimular este importante tejido industrial hay que crear un entorno de estabilidad y previsibilidad que, en nuestro país, no existe. Y creo que con un solo ejemplo basta. Me refiero a las dificultades que genera el sistema actual de precios de referencia (que tiene más de 25 años de existencia) a todos los eslabones de la cadena del medicamento (industria, distribución y farmacia) en relación a los pacientes, a quienes nos debemos.

Carece de sentido que en un sector en el que todo es a muy largo plazo estemos sometidos a posibles bajadas de precio cada mes, en cualquier medicamento y por parte de compañías o comercializadores que incluso no tienen cuotas de mercado mínimamente representativas para garantizar el suministro continuado a los pacientes. Y esto, nos obliga a adecuarnos en el precio, teniendo que tomar las decisiones en solo unas pocas horas, con grandes estructuras e inversiones previstas en nuestro país.

No podemos hacer previsiones de stock, materias primas, materiales de acondicionamiento ni de programaciones de fabricación, personas, etc. si no sabemos cómo van a ser los precios en un muy corto periodo de tiempo. De ahí, la importancia de fomentar la innovación y sostenibilidad de la industria farmacéutica local.

“No podemos hacer previsiones de stock, materias primas, materiales de acondicionamiento o personas si no sabemos cómo van a ser los precios en un muy corto periodo de tiempo”

Debemos evitar que haya fabricantes de materias primas, excipientes, incluso de medicamentos terminados, que prioricen otros países para el suministro de estos frente a la inestabilidad y exigencia a muy corto plazo en nuestro país. Porque esto repercutirá, sin duda, en toda la cadena del medicamento y, por supuesto, también en el paciente a quien hay que ayudar a que tenga la adherencia óptima para la búsqueda de buenos resultados en salud. Espero que este nuevo año 2024 traiga mayor estabilidad y previsibilidad a largo plazo, tan necesarias en el mundo de la salud.