Diversos expertos habían advertido ya de que el desarrollo de una enfermedad con potencial pandémico no era cuestionable: lo que faltaba era definir el ‘cuándo’. Ahora que ya está aquí, para frenar el coronavirus, hay que atender a dos aspectos según un artículo publicado por Bill Gates en el New England Journal of Medicine. El primero es la manera en que los gobiernos responden a este tipo de crisis sanitarias. Pero, según la publicación, hay un problema más de fondo y con repercusiones a largo plazo: la manera de responder a los brotes de enfermedades en general.

Siguiendo este hilo, una de las bases sería la de aumentar la inversión de los gobiernos para hacer frente a esta crisis. Esta financiación debería dirigirse a ayudar a las compañías que producen tratamientos o vacunas contra el Covid-19, así como en crear infraestructuras que sirvan para la creación de vacunas en tan solo unas semanas. Estos esfuerzos suponen un gran desembolso económico, pero cambiar el sistema desde la base resulta primordial para atender a este tipo de crisis de salud pública.

En este artículo, Gates también insta a que gobiernos e industria farmacéutica lleguen a un acuerdo para frenar el coronavirus. Este debería basarse en que las vacunas y tratamientos necesarios no se vendan al mejor postor, sino que, mediante la colaboración de ambos agentes, se asegure que estos fármacos estén disponibles para todos aquellos pacientes que los necesiten.

Capacidad de responder a brotes

La falta de definición a la hora de responder a brotes de este tipo, según explica Gates, no es nuevo. De hecho, ya hay entidades que estaban alertando de este fenómeno y preparándose para ver de qué manera afrontarlo. Una de ellas es la Fundación Bill y Melinda Gates, que ya ha ofrecido parte de sus recursos para hacer frente a este escenario. El problema de estas crisis es que llegan rápidamente y sin avisar. Desde el NEJM destacan la expansión del Covid-19 en la última semana, aunque esperan que esta se detenga pronto.

Además, señalan las dos razones principales por las que este nuevo coronavirus supone una amenaza para la salud pública. En primer lugar, su letalidad. Y es que, aunque porcentualmente no sea muy alta, consideran que no se debe dejar de lado una enfermedad recién aparecida que está dejando víctimas adultas con o sin patologías previas. El segundo problema está siendo la rápida expansión del virus a nivel mundial. Esto se da porque cada persona infectada puede transmitir el virus a dos o tres personas, lo que se traduciría en un aumento exponencial del número de casos. Otro aspecto a tener en cuenta es que las personas asintomáticas o con síntomas leves que pueden ser confundidos con otra patología, también pueden propagar la enfermedad.

Contención y tratamiento

A la hora de contener este brote y tratar de contrarrestar sus efectos los gobiernos de los países tienen un papel fundamental. Esto convierte al Covid-19 en una enfermedad mucho más difícil de controlar que otros virus como el SARS, que solo se propagaban una vez desarrollada la enfermedad.

Por todos los problemas que conlleva los estados tienen que actuar de inmediato y controlar la situación. Uno de los focos importantes en los que actuar es en aquellos países con menos recursos, para evitar que el virus no sobrepase la capacidad de control de sus sistemas sanitarios y ayudar a detener también su progresión cuando llegue.

Y otro de los aspectos clave en el que tienen que comprometerse los gobiernos es en la inversión en I+D. En un corto período de tiempo, la industria farmacéutica está logrando grandes avances en la contención del virus, secuenciando el genoma del virus y tratando de lograr vacunas candidato. A pesar de estos esfuerzos, por el proceso que lleva la producción de vacunas (todavía es necesario testar su seguridad y eficacia en animales y humanos) aún pasarán unos meses hasta que se disponga de una vacuna en el mercado. Más allá de la generación de una vacuna, las compañías de la industria están buscando en sus librerías de principios activos para ver si tienen algún compuesto que ayude a frenar la propagación del virus.

Papel de los estados

Pero, según resalta Gates en el artículo, este esfuerzo debe ir más allá del trabajo de la industria farmacéutica. Hay que aplicar cambios desde la base de los sistemas para hacer frente a este tipo de crisis de manera efectiva.

En este sentido, se insta a incidir en los países con bajos recursos en ámbitos como el refuerzo de la atención primaria o el aumento de registros de datos. En cuanto a la atención primaria, instan a crear una infraestructura que trabaje para contener la pandemia. De esta manera, monitorizando los casos y su avance se lograría agilidad de actuación. Además, en el caso de los datos se insta a crear un registro con los casos detectados, profesionales disponibles para actuar y tratamientos que se pueden aplicar, para tratar a los pacientes más rápidamente.

Gates menciona la necesidad de que los ejecutivos de los diferentes países trabajen para contribuir a la labor que realiza la industria farmacéutica. Así, con un sistema que invierta más en I+D y el desarrollo de plataformas en esta área se podría minimizar el riesgo que asume la industria y aumentar las líneas de investigación en este ámbito.

Entre los desafíos técnicos que existen, en el artículo del NEJM se exponen varios. Uno de ellos es la capacidad de producir proteínas para vacunas, que en la actualidad es demasiado lenta para responder a una pandemia de estas características. Otro desafío consiste en la capacidad para construir ácidos nucleicos. Y es que aunque ahora se pueden generar tan solo unas horas después de secuenciar el genoma del virus, lo que se necesita es mejorar para poder producir estos activos a gran escala.


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