Para demostrar que el modelo funciona hay que adaptarse a los cambios
| 2009-02-08T18:07:00+01:00 h |

Rafael Borràs es director del Área de

Bioindustrias y Farmacia de Antares Consulting

Muchos elementos indican que en la UE se empieza a entender que los estados han de tener la potestad de organizar su modelo farmacéutico en consonancia con las características sanitarias, asistenciales y sociales de su entorno. España siempre ha sido coherente con lo que ha defendido y sus argumentos vienen ejemplarizados por la delegación que tienen las CC.AA. de la organización de la ordenación farmacéutica para adecuarla a las necesidades de cada una.

No hay sistemas mejores ni peores, a pesar de que algunos han demostrado un mayor grado de eficacia como modelo organizativo si lo analizáramos en un escenario neutro con características similares, sino sistemas que se adecuan a las necesidades de sus ciudadanos según las peculiaridades de cada Estado. España dispone de un modelo eficaz y acorde con las necesidades de la población. La organización geográfica se adecua a las características oreográficas y demográficas, un país que es el segundo más montañoso de Europa y con una densidad de población de 89 habitantes por kilómetro cuadrado y en el que el 87 por ciento de la población tiene una farmacia a menos de 250 metros del lugar donde habita, tal y como indica el informe de Antares Consulting, expresa un sistema que cuida la accesibilidad al servicio.

De las 108.270 farmacias de la UE, 20.856 están en España, dato que corrobora la importancia que el sistema sanitario dedica a asegurar una buena capilaridad. También destaca el papel de la distribución farmacéutica cooperativa, capaz de hacer llegar el medicamento a poblaciones donde el acceso es complejo y costoso. Esto ha de ser valorado por laboratorios, Administración y farmacéuticos, que deben entender el esfuerzo que representa mantener el equilibrio para que el sistema funcione.

El camino en Europa aún será difícil, hay muchos intereses en juego y una presión de algunos lobbys para cambiar el modelo y poder entrar así en un mercado, que con las reglas de juego actuales es poco atractivo pero que ante un escenario de cambio sería muy interesante económicamente. El sector farmacéutico ha de pensar que si Europa da la razón a los estados afectados, estos han de ser capaces de seguir trabajando en beneficio de la asistencia farmacéutica. Hay muchos elementos a mejorar y reforzar. La base es buena, pero la innovación constante es la mejor manera de demostrar que el modelo no sólo funciona, sino que avanza y es capaz de adaptarse a los constantes cambios que se van produciendo en una sanidad cada vez más compleja, tanto desde el punto de vista asistencial como en el de optimización de recursos.