La Sociedad Americana de Farmacéuticos de Hospital (ASHP) y la Fundación ASHP han publicado el ‘Pharmacy Forecast 2024’, un documento donde se identifican los desafíos y las tendencias de los departamentos de farmacia en los hospitales y los sistemas de salud para ayudar en la planificación estratégica del sector.

En concreto, el informe se sustenta en una encuesta respondida por 250 profesionales (directores de farmacia, farmacéuticos clínicos o del mundo académico) a través de la cual se han identificado diversas áreas clave que pueden ser oportunidades o desafíos para la Farmacia en los próximos cinco años: medicamentos de coste muy alto, trastornos de salud mental, emergencias de salud pública, inteligencia artificial (IA), equidad en la atención nuevos paradigmas de las enfermedades y las innovaciones en los tratamientos o la fuerza laboral.

Medicamentos de alto coste

A pesar de que hay terapias muy innovadoras disponibles que brindan esperanzas para curar enfermedades devastadoras, los autores del informe apuntan que estos medicamentos pueden tener un coste “asombroso” de millones de dólares por paciente, ya que “remodelan los sistemas de prestación de atención y pueden alterar fundamentalmente el papel de los órganos de toma de decisiones en los sistemas de salud, como comités de farmacia y terapéutica”. 

En este sentido, las nuevas terapias biológicas, celulares y genéticas están generando un cambio en la práctica farmacéutica y la toma de decisiones dentro de los sistemas de salud, que se espera que se acelere. Pero estos medicamentos de alto coste generan “preocupación” por el impacto que pueden tener en la sostenibilidad de los programas nacionales.

Más del 75 por ciento de los encuestados indicaron que es probable que las decisiones sobre políticas para medicamentos de alto coste sean tomadas por los pagadores o las partes interesadas, lo que “debilitaría el alcance del comité de farmacia y terapéutica“.

Y es que se espera una influencia cada vez mayor de las decisiones de los pagadores, ya que los costes “ultra altos” de los nuevos medicamentos hacen “insostenible” para una organización de atención médica administrar tratamientos que pueden no ser reembolsados ​​(o solo parcialmente).

Equidad, IA y fuerza laboral

Los autores señalan que la equidad en salud continúa siendo una “cuestión crítica” en la actualidad, siendo una “dimensión esencial de la calidad y seguridad de la atención”. Por su parte, el uso de tecnologías como la IA en la atención sanitaria y la disponibilidad de tratamientos eficaces y de gran coste son “armas de doble filo”. “Ambos avances pueden mejorar drásticamente la atención, pero el acceso puede estar limitado a algunas partes de nuestra sociedad”, apuntan.

Además, la IA está estrechamente relacionada con la fuerza laboral de la farmacia, ya que tiene el potencial de “alterar su naturaleza” y “mejorar drásticamente la atención”. En este sentido, es posible que se requieran cambios para que la atención sanitaria sea una “opción profesional atractiva, especialmente para las generaciones más jóvenes que se incorporan” a la fuerza laboral.

Asimismo, indican que las modificaciones necesarias en las regulaciones, las prácticas y la responsabilidad legal “no son necesariamente proporcionales a los avances en la tecnología, lo que genera brechas en las que “la regulación va por detrás de las capacidades técnicas“.

Por ello, apuntan a la necesidad de que los modelos de IA utilizados en la atención sanitaria sean “imparciales y beneficien a una población diversa”. Además, a medida que estas tecnologías se desarrollan, se debe desarrollar un marco ético para maximizar el beneficio potencial de estas herramientas en los sistemas de salud y para la gestión de medicamentos.

Retos de salud

Algunos de los retos en salud pública son la COVID-19 o el cambio climático. La farmacia desempeña un papel vital en las respuestas de emergencia del sistema de salud y debe evaluar periódicamente la preparación de emergencias y tener planes para abordar las interrupciones de la cadena de suministro y de frío, la dotación de personal para contingencias y la coordinación con los grupos comunitarios y de salud pública locales. 

“Es hora de que los sistemas de salud adopten medidas más significativas para abordar prioridades urgentes de salud pública: lesiones y muertes por armas de fuego, impactos del cambio climático en la salud y las crecientes disparidades de salud entre las poblaciones rurales y urbanas”, expone el informe americano.

Por tanto, los problemas urgentes de salud pública requieren que los líderes de los sistemas de salud se preparen para enfrentar desafíos nuevos e imprevistos. “Al desarrollar una estrategia dentro de sus comunidades, los líderes de los sistemas de salud pueden ayudar a construir una sociedad más equitativa”, concluye.

Por otra parte, la salud mental también supone un importante desafío. “La farmacoterapia sigue siendo una piedra angular en el tratamiento de la salud mental y los trastornos por uso de sustancias, pero los pacientes enfrentan muchos desafíos y barreras para el acceso y la adherencia a la medicación”, apunta el estudio. 

De hecho, menos de la mitad de todos los pacientes con un trastorno psiquiátrico reciben tratamiento, y las tasas de tratamiento son incluso más bajas para los pacientes con trastorno por uso de sustancias. Y aquí entran en juego los farmacéuticos, que son reconocidos por sus calificaciones únicas en el cuidado de este tipo de pacientes. Precisamente, estos profesionales pueden desempeñar un papel crucial en la lucha contra la crisis de los opioides que afecta a Estados Unidos.


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