Las farmacias europeas ofrecen una amplia y creciente cartera de servicios farmacéuticos, con prioridades definidas en ámbitos como la seguridad y eficiencia, el fomento de la adherencia a los tratamientos o la gestión de la cronicidad.


Así se destaca en los resultados que se adelantaron ayer del informe “Servicios Farmacéuticos en Europa: evaluación de las tendencias y valor que aportan” del Instituto para la Salud Basada en la Evidencia (ISBE) de la Universidad de Lisboa y promovido por la Agrupación Farmacéutica de la Unión Europea (PGEU). Los investigadores han realizado una revisión exhaustiva de la literatura científica y examinado los servicios farmacéuticos implantados en 32 países de Europa, incluidos los puestos en marcha durante la pandemia.


El estudio destaca los resultados positivos y contrastados de los servicios farmacéuticos en ámbitos como la calidad asistencial por parte de los farmacéuticos y la seguridad del paciente. También ha quedado demostrado el valor de los servicios farmacéuticos en el control de enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o asma; así como en la revisión y seguimiento de la medicación, la deshabituación tabáquica o el apoyo en la adherencia terapéutica. Servicios todos ellos que muestran una tendencia al alza en Europa.


En la elaboración del informe se revisaron 149 estudios de los que 85 abordaron la eficacia o el impacto en salud de los servicios farmacéuticos y 64 realizaron evaluaciones económicas. Los autores concluyen que “existe evidencia sustancial sobre los servicios farmacéuticos en las revisiones sistemáticas cubiertas en esta investigación”, si bien creen que hay margen de mejora ya que se presentan desafíos metodológicos al tratarse de intervenciones complejas.


El presidente de la PGEU, Duarte Santos, destacó que todas las experiencias nacionales estudiadas “muestran que los farmacéuticos comunitarios pueden ofrecer una labor asistencial de alta calidad, eficiente y centrada en el paciente”. Además, Santos señala como los “servicios farmacéuticos han demostrado ser beneficiosos para la calidad de vida de los pacientes, la salud pública, y sostenibilidad de los sistemas de salud”.