La emergencia climática, por las consecuencias inevitables que conlleva para la salud de la población, se ha convertido en una prioridad acuciante para el Gobierno. Y es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo ha calificado como la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI.

Por ello, la creación del Observatorio de Salud y Cambio Climático a nivel nacional, que han presentado en el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) la ministra de Sanidad, Mónica García, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, y la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, pretende ser un órgano que aúne todas las iniciativas para combatir y abordar este desafío de manera transversal.

Tanto García como Morant han señalado que la crisis climática es una crisis de salud pública. Por ello, el objetivo marcado es “diagnosticar, prevenir y tratar mejor” los efectos del cambio climático sobre la salud de las personas, tal y como ha recalcado la titular de Ciencia.

“El observatorio es un instrumento público que impulsamos desde el Gobierno y que ha venido para quedarse”, ha afirmado Morant. En este sentido, ha recordado que tendrá por finalidad definir los riesgos para la salud, crear sistema de avisos y alertas o promover una cultura de autoprotección entre la población, especialmente en grupos vulnerables.

Tras su puesta en marcha en julio de 2023, actualmente se están conformando los grupos de expertos para dar respuesta a los diversos retos, por lo que habrá que esperar para conocer quién se pondrá al frente y con qué recursos se dotará al Observatorio.

Tres ámbitos de actuación

El Observatorio contará con tres vertientes o ámbitos de actuación. La misión del Ministerio de Ciencia será “aportar y distribuir conocimiento”, según Morant. Y, en este sentido, ha querido ensalzar la “labor de nuestra excelente comunidad científica”. “Solo en el ISCIII hay más de 150 grupos generando conocimiento para combatir la emergencia climática y sus efectos”, ha apuntado.

Por otra parte, el Sistema Nacional de Salud (SNS), en opinión de Mónica García, debe ser “una herramienta más contra la crisis climática”. “Debemos trabajar para no contribuir a hacer más daño a nuestro planeta y, por tanto a las personas; el SNS debe trabajar prioritariamente para proteger a la población de su impacto y queremos que cada uno de sus profesionales sean comunicadores climáticos para proteger la salud”, ha expuesto.

Asimismo, la ministra de Sanidad ha señalado que, cada vez que ha surgido nuevo desafío de salud pública, hay que dar un paso al frente. Además, desde este Ministerio son conscientes que “la salud va mucho más allá del propio SNS“. “El cambio climático perjudica seriamente la salud, pero no lo hacer igual para todos: los más afectados son los mayores, niños, embarazadas, enfermos pluripatológicos, personas con rentas más bajas, etc.”, ha destacado García. Algo en lo que ha coincidido Morant: “A pesar de ser un problema global, no afecta a todas las personas por igual; hay estudios que demuestran que está provocando mayores riesgos a la población más vulnerable”, ha expuesto.

“El papel de los sistemas sanitarios no es solo adaptarnos a lo que está por venir, sino ir más allá y reducir las desigualdades para ofrecer más años de vida y con mejores condiciones“, ha incidido García, quien también ha apuntado a la transición ecológica como “una forma de salud pública”.

En este sentido, Teresa Ribera considera que el trabajo conjunto de este Observatorio permitirá “dar visibilidad y profundizar en el conocimiento científico para anticiparnos a los efectos del cambio climático“. “La colaboración institucional, construida bajo la mejor base científica, es indispensable”, ha declarado.


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