Ya antes de la crisis se sabía que era preciso fomentar la inversión en sectores y tecnologías clave: desde el 5G a la inteligencia artificial, pasando por las energías renovables… La Covid-19 solo ha hecho que dichas necesidades de inversión sean aún mayores. Sobre esta base, la Comisión Europea ha anunciado la creación de un Instrumento de Inversión Estratégica que ayudará a invertir en cadenas de valor claves “cruciales para la resiliencia futura y autonomía estratégica” de la UE. “Por ejemplo, en el sector farmacéutico”, aseguró la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.
Este Instrumento de Inversión Estratégica es una de las propuestas que se incluyen en el paquete de medidas de recuperación que Europa plantea para salir de la crisis. En un momento en el que la UE aborda la elaboración de una nueva Estrategia Farmacéutica para la UE que reconozca la importancia tanto del acceso como de la innovación, este paso es una muestra más del reconocimiento de las autoridades comunitarias al rol de la industria farmacéutica.
Pero también es un reconocimiento a las carencias del sistema. La Covid-19 ha puesto de manifiesto las debilidades que supone el depender de materias primas de terceros. Solventar esta debilidad sería otro de los objetivos de este Instrumento de Inversión Estratégica. Así lo confirmó Von der Leyen, en su discurso ante el Parlamento Europeo para explicar el paquete de medidas de recuperación. “Europa debe estar en condiciones —dijo— de producir medicamentos esenciales por sí misma”.
El contexto de la recuperación
El impulso de la inversión en sectores estratégicos es una de las claves del paquete de recuperación que intentar acordar Europa, pero no la única. Bruselas observa con preocupación cómo las consecuencias del coronavirus pueden estar generando generar una brecha en el mercado único y quiere ponerle freno.
Esta brecha tendría su origen en dos pilares. Por una parte, la gravedad de la crisis económica. Aunque Europa ha vivido recesiones anteriormente, nunca ha sufrido un parón como el de los últimos tres meses. En segundo lugar, la capacidad de reacción de los Estados miembro ante el virus ha sido y es muy diferente. Esto ha provocado que el impacto haya sido peor en las economías basadas en servicios y en países como Italia o España, que fueron los primeros en enfrentase a la pandemia y sirvieron de ejemplo a otros.
Para hacer frente a todo, la Comisión planea presentar una revisión de su propuesta de Marco Financiero Plurianual, así como un plan de recuperación basado en tres pilares. Ambos aspectos centran actualmente los debates a nivel comunitario.
Los tres pilares del plan de recuperación
Cuando se apruebe, el gasto se repartirá en tres pilares. Uno es el ya mencionado de apuesta a la inversión en sectores y tecnologías estratégicas clave a través del Instrumento de Inversión Estratégica.
Otro está orientado a extraer las lecciones más inmediatas de la crisis. La idea de la Comisión es reforzar aquellos programas “que han demostrado su valor durante la crisis”, como rescEU u Horizonte Europa. Asimismo, llegará una de las demandas más reiteradas por los eurodiputados: crear un nuevo Programa de Salud específico dentro del Marco Financiero Plurianual.
El último pilar será ayudar a los Estados miembro a recuperarse y caminar hacia esa una Europa climáticamente neutra, digitalizada y resiliente. La mayor parte de los fondos se gastarán en este capítulo, sobre la base de un nuevo Fondo de Recuperación que es el que actualmente ocupa la mayor parte de los debates a nivel institucional.
La dotación del Fondo de Recuperación
La Comisión y el Parlamento Europeo eran partidarios de dotar este fondo con dos billones de euros. Pero la respuesta económica dividió a los Estados. Finalmente, Francia y Alemania han acordado una propuesta que rebaja considerablemente esa cifra.
Los tractores económicos de la UE proponen un fondo de 500.000 millones en transferencias directas… Es decir, no se trataría de subvenciones reembolsables. La propuesta va acompañada de un compromiso: continuar con la agenda reformista que venía aplicándose en Europa.
De momento, Ursula Von der Leyen ha dado la bienvenida a esta propuesta que, dice, “va en la misma dirección” que la de la Comisión. También el Gobierno español la ha valorado positivamente.