Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 07 de junio de 2019 h |

El Spending Review sobre el gasto farmacéutico de receta ha dejado a su paso un gran número de recomendaciones y una gran preocupación en el sector farmacéutico, que considera que el término ‘eficiencia’ que sustenta este trabajo no tiene en cuenta los resultados en salud. Esta preocupación es doble, puesto que AIReF analizará el gasto hospitalario en 2019. No obstante, fuentes de este organismo han lanzado un mensaje de tranquilidad. “Si en algo tiene importancia ese análisis exhaustivo es en el proyecto de gasto hospitalario. Un medicamento que cure ahorra muchos gastos que no son en farmacia”, han declarado fuentes de la AIReF, que también se ha defendido de cualquier crítica economicista. “La AIReF no está pensando en ahorrar, sino en que existe una restricción presupuestaria y que en la medida que seamos capaces de ser más eficientes nos permitirá tener mejores condiciones de salud en ese contexto de restricción presupuestaria”, han señalado las mismas fuentes.

No es esta la visión que se traslada desde Farmaindustria o el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos (CGCOF). La primera comparte el objetivo de trabajar por la mejora de la eficiencia de la inversión en la sanidad y el medicamento. Esta labor, añade en un comunicado, debe hacerse “desde una perspectiva abierta, realista y a largo plazo”, que tenga en cuenta desde el valor que para la salud y los pacientes tiene el medicamento hasta su condición de inversión para el sistema sanitario y el conjunto de la sociedad. No obstante, tras la publicación de los resultados del estudio, la patronal asegura que “se centra en la reducción de costes a corto plazo y deja de lado el valor y el ahorro que aporta la inversión pública en medicamentos”.

Concretamente, Farmaindustria considera que, a la hora de analizar el gasto de receta, AIReF no ha tenido en cuenta el convenio firmado con el Gobierno; ni la reducción que ha experimentado el gasto farmacéutico público en receta —del 1,13 por ciento del PIB y 260 euros per cápita en 2010 al 0,87 por ciento del PIB y 228 euros per cápita en 2018—. Tampoco se han considerado, según Farmaindustria, los aspectos relacionados con la salud, la calidad de vida y el interés de los pacientes, para centrarse de forma exclusiva en la reducción de costes a corto plazo, sin reconocer los beneficios que los medicamentos innovadores suponen para la sociedad en términos de años de vida ganados y ahorros de costes sanitarios.

En la misma línea, añade que, a la hora de plantear sus recomendaciones, la AIReF no ha tenido el cuenta el impacto sobre el tejido productivo e innovador y ha ignorado “un indicador clave” para medir la eficiencia del modelo farmacéutico español: el tamaño del mercado fuera de patente. “No se menciona que, una vez que expira la patente, en España los medicamentos originales bajan al mismo precio que su genérico correspondiente, con lo que el indicador relevante en términos de eficiencia no es tanto el porcentaje de mercado que ocupan los genéricos como el porcentaje de mercado de los medicamentos a precio de genérico, que en la actualidad alcanza el 82 por ciento de las dispensaciones de medicamentos de prescripción en oficinas de farmacia (datos de 2018)”, dice Farmaindustria.

En cuanto al CGCOF, del conjunto de iniciativas propuestas, comparte la “necesaria supresión” de la deducción del 7,5 por ciento aplicada a los medicamentos innovadores —“medida que se impuso en un contexto de crisis económica, ya superado”, según el Consejo General, que recuerda además que se aplica a todas las farmacias, “con independencia de su tamaño”— así como el desarrollo de servicios asistenciales por el farmacéutico. Para la Organización Farmacéutica Colegial supone “un avance en el reconocimiento de la Farmacia Asistencial, si bien no podría paliar el efecto negativo del resto de medidas”, entre ellas la que menciona como más negativa: la organización ha recordado que la propuesta de subastas nacionales puede generar “graves perjuicios en la salud” de los ciudadanos y ha alertado de los peligros de falta de equidad, riesgos de desabastecimiento y perjuicio en la adherencia a los tratamientos.

En línea con la preocupación trasladada por el CGCOF, Fedifar también ha indicado que las subastas de medicamentos a nivel nacional “no son el camino adecuado” que debe seguir el SNS. Además de insistir en la necesidad de que las autoridades cuenten con los agentes que conforman la cadena de suministro de medicamentos a la hora de tomar decisiones que afectan a la salud de los ciudadanos, la Federación de Distribuidores Farmacéuticos ha considerado “innecesario” el sistema de subastas propuesto por la AIReF como una herramienta del control del gasto farmacéutico, ya que considera que el Gobierno tiene herramientas suficientes para llevar a cabo este control, “tal y como se ha venido haciendo”, añade.

La ‘limitación’ en el estudio de receta

En relación al estudio del gasto de receta, fuentes de AIReF han reconocido que uno de los objetivos clave de todos los Spending Review ha sido intentar acotar el objeto del estudio. Una vez acotado, la idea ha sido intentar dar una visión global, en la que el foco no se fije sólo en una partida de gasto, sino que sea posible “ver el bosque correspondiente”. Al menos en el estudio de gasto de receta, la Autoridad Fiscal reconoce haber visto “una limitación” en el sentido de incluir todo aquello que demanda el sector. Y asegura que ese es precisamente el motivo por el cual no todas las recomendaciones incluidas han sido cuantificadas. Ponen como ejemplo la labor de seguimiento farmacoterapéutico en las farmacias. “Lógicamente va a tener un coste, pero también muchos ingresos asociados, de difícil medida. De hecho, hay un programa cuyos resultados sí han sido analizados por los colegios de farmacia, que lo han evaluado en torno a 2.300 millones potenciales de ahorro”, han señalado desde AIReF

Esta ‘limitación’ también se refiere a otra de las demandas más reiteradas desde el sector: no considerar el gasto farmacéutico como un silo, sin tener en cuenta que fluctúa en función de otros conceptos de inversión sanitaria, ajenos a la política farmacéutica. Preguntada al respecto sobre si, a la hora de comparar el gasto farmacéutico, tanto a nivel nacional como internacional, se han tenido en cuenta otros conceptos, como la inversión en salud pública y prevención, que están directamente relacionados con un menor consumo de medicamentos, AIReF ha señalado que en la parte de farmacia se ha partido de la receta. “Normalmente, en los proyectos hablamos de estrategia, procedimiento, eficacia y eficiencia. Aquí, la parte de eficacia ha partido de que la receta del médico debe incorporar el conjunto de mejores prácticas”, han concluido las mismas fuentes.