El parlamentario de sanidad nacional, ávido de conocimiento en una disciplina en constante evolución como es la medicina, no deja de formarse. El contexto que lo acompaña habla de una sociedad cambiante con una población envejecida, con cada vez mayor predominancia de enfermedades crónicas, y donde la tecnología y los fármacos se transforman permanentemente. “Nos estamos perdiendo si no estudiamos parte de los avances en lo referido a medicina genómica, que es un mundo complejo e intenso”, señalaba Ana Pastor, vicepresidenta segunda del Congreso de los Diputados, en una ‘clase’ impartida a la esfera política en la Sala Clara Campoamor.

De ello se hace eco en sus páginas EG, tras seguir una jornada impulsada por la organizado por la Universidad Autónoma de Madrid-Fundación Instituto Roche y albergada por ‘la casa de la palabra’. Sus participantes convirtieron la cita en un auténtico diagnóstico de situación del concepto medicina de precisión, con años de historia ya a sus espaldas, pero con recorrido y desafíos por abordar en perspectiva presente y futura.

El portavoz de VOX en la Comisión de Sanidad, Juan Luis Steegmann, reconocía el ‘expertise’ desplegado durante la tarde mediante las sucesivas ponencias de los especialistas en la materia. Se abordaron así desde sus fundamentos y aplicación clínica, pasando por salud digital e inteligencia artificial, hasta llegar a los retos éticos y legales a los que la medicina personalizada enfrenta. En última instancia, se produjo el diálogo político-científico.

La equidad territorial y la armonía necesaria para la aplicación de las nuevas perspectivas fue puesta de relieve como el gran reto

El ‘cómo’ de la llegada de los biomarcadores al Sistema Nacional de Salud (SNS) fue así objeto de análisis; también la necesidad de seguir actualizando la cartera, como reflexionó la representante sanitaria del Grupo Popular en el Congreso, Elvira Velasco. La equidad territorial y, por tanto, la armonía necesaria que ambiciona la aplicación de la medicina de precisión, fue puesta de relieve como el gran reto. Ahí los centros nacionales de referencia o el soporte profesional que respalde infraestructuras y técnicas (genetistas e informáticos clínicos) se agendaron como puntos clave a tener en cuenta. Lo que quedó patente es esa ambición por seguir encontrando puntos de encuentro, algo tan característico de la sanidad como necesario. Desde luego, la clase política sigue caminando de la mano de los expertos.