La crisis sanitaria provocada por la pandemia de la Covid-19 cambiará muchas cosas. De la gran mayoría no somos conscientes. Nos sorprenderán en su momento, aunque para entonces quizá ya no nos resulten sorpresivas porque serán una consecuencia lógica más de la situación tan sin precedentes que estamos viviendo. Pero en el caso de otras no hace falta hacer ningún ejercicio de imaginación. A día de hoy, la farmacia comunitaria ya sabe que para ella habrá un antes y un después del coronavirus. Porque, para la botica, ese ‘después’ ha llegado ya; es su rutina diaria desde que comenzó el estado de alarma.

A día de hoy, la farmacia comunitaria ya sabe que para ella habrá un antes y un después del coronavirus

Distribución, dispensación, indicación farmacéutica, servicios a domicilio… Hoy se palpa, más que se ve, el papel de la farmacia comunitaria para facilitar el acceso a los medicamentos y la continuidad en los tratamientos. Al pie del cañón, las más de 22.000 farmacias de España están dando la talla con ejemplos diarios de profesionalidad, solidaridad, altruismo y colaboración. Son un aliado al que nadie ha dudado en recurrir en estos tiempos de crisis. Todas ellas han puesto de manifiesto la importancia de una iniciativa privada dando un servicio público imprescindible.

La pena es que haya tenido que venir una pandemia para demostrarlo. Así lo han destacado importantes líderes de la farmacia en un encuentro virtual organizado por El Global, con el apoyo de Cofares. Jesús C. Gómez, presidente de Sefac; Luis González, presidente del COF de Madrid; Jordi de Dalmases, presidente del COF de Barcelona y vicepresidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos; Eduardo Pastor, presidente de Cofares, y Carlos Gallinal, secretario general de FEFE, lanzaron un importante mensaje de unidad.

Literalmente, la salud lo es todo, y la farmacia comunitaria ha demostrado ser un soldado más del ejército de profesionales sanitarios

Y lo hicieron, además, el 7 de abril, Día Mundial de la Salud. Que nadie busque coincidencias donde solo hay lógica. Hoy, literalmente, la salud lo es todo, y la farmacia comunitaria ha demostrado con creces ser un soldado más en el ejército de profesionales sanitarios que a diario combaten este virus. Y en este tiempo no ha pedido ni una ayuda económica; sólo material de protección.

La cuestión es si, cuando todo esto pase, habrá la suficiente valentía política para ver y reconocer lo que ya es una realidad. La farmacia asistencial al servicio del paciente merece algo más que una excepcionalidad temporal.

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