Regina Múzquiz
Directora general de BioSim

Es indudable que durante los últimos años estamos asistiendo a un creciente interés por los medicamentos biosimilares. Las dos principales agencias públicas encargadas de autorizarlos —la Agencia Europea del Medicamento y la U.S. Food and Drug Administration— mantienen una actividad permanente de evaluación de estos productos, y constantemente anuncian nuevas autorizaciones. Esto es consecuencia, a su vez, del esfuerzo de un número considerable de empresas farmacéuticas que los desarrollan y producen, y que los presentan para su examen con unos incuestionables niveles de eficacia y seguridad.
El resultado de este proceso regulatorio, en el que Europa avanza como líder mundial, es que a día de hoy se ha ampliado enormemente la disponibilidad de medicamentos biológicos gracias a los biosimilares, y que éstos se pueden emplear con unos costes sustancialmente menores que los que anteriormente suponían las terapias biológicas.
Sin embargo, el cambio en esta realidad del mercado, como fruto de la competencia que llega con los biosimilares, tendría menos relevancia práctica si no viniera acompañada también de una clara mejora en la aceptación clínica que estos medicamentos consolidan día tras día. Esto es consecuencia de la mejora en los niveles de información y formación basada en la evidencia de la que disponen los profesionales, que han percibido claramente las ventajas farmacoterapéuticas que estos medicamentos pueden aportar para el paciente y para el sistema de salud. Son frecuentes y relevantes los pronunciamientos de sociedades científicas y organizaciones profesionales que no sólo hablan de confianza hacia los biosimilares, sino abiertamente a favor de su utilización como un recurso terapéutico determinante para la mejora de los resultados clínicos en un número creciente de pacientes.

“La oportunidad del biosimilar llega hoy de la mano de la mejora en la oferta y la tecnología, de los rigurosos sistemas de autorización y de la aceptación profesional y de los pacientes”

Como todos sabemos, el sistema sanitario español está cada vez más comprometido con la generación de valor, y son muchos los esfuerzos que se están haciendo para mejorar no sólo su eficiencia, sino especialmente su capacidad para ofrecer resultados en salud y acercar sus recursos a las necesidades reales de los pacientes. De ahí que el momento de los biosimilares sea también el momento de nuestro sistema de salud. Porque son medicamentos que ponen al alcance de los intereses sanitarios la oportunidad de proporcionar tratamientos de gran especificidad, para patologías de alto impacto, y a unos costes menores que los biológicos predecesores, con la mejora que esto supone tanto para los pacientes como para el conjunto del sistema y la sociedad.
La oportunidad del biosimilar llega hoy, pues, de la mano de la mejora en la oferta y la tecnología que la hace posible; de los rigurosos sistemas de autorización; de la competitividad que ofrece en el mercado; de la aceptación profesional y de los pacientes; y de la capacidad demostrada que tienen de contribuir a los objetivos sanitarios y financieros del sistema de salud. Diríamos que estamos ante un momento óptimo. Pero por eso mismo es un momento en el que se requiere un mayor compromiso de todos para poder hacer real lo que ya es posible.
El Ministerio de Sanidad presentó hace pocos meses el llamado “Plan de acción para fomentar la utilización de los medicamentos reguladores del mercado en el SNS: medicamentos biosimilares y medicamentos genéricos”, documento nacido del trabajo conjunto con responsables de las Comunidades Autónomas. Ya de por sí la iniciativa de compartir una misma orientación estratégica en esta materia para el conjunto del sistema resulta oportuna y muy conveniente, porque permite disponer de unas reglas de juego comunes y transparentes. Es una muy buena noticia que la Comisión Permanente de Farmacia del Consejo Interterritorial (CISNS) haya llegado a un consenso y se proponga un marco común.
En el conjunto de las medidas del Plan hay propuestas muy convenientes, aunque también otras que se echan en falta. Desde BioSim pensamos que la idea sustantiva que podrá hacer que se desarrolle el área de los biosimilares en nuestro país se puede resumir en que tenemos que pasar de comprar por precio a comprar por valor añadido, y hacerlo siempre mirando a medio y largo plazo. De ahí que no parezca conveniente, por cortoplacista, lo que se propone en el Plan en relación con el Sistema de Precios de Referencia por ATC-4, o que se propicie la selección de productos mediante subastas guiadas sólo por el precio. Por el contrario, parece más conveniente la incentivación a los centros y servicios que permitan mayores ahorros por la utilización de biosimilares, y que siempre se emplee la fórmula del Acuerdo Marco en los servicios de salud con el objetivo de evitar una fragmentación del mercado que conduzca a su insolvencia a medio plazo.
España ha habido durante 2019 elecciones en la mayoría de las CC. AA. y para las Cortes generales, y hoy todos los gobiernos están constituidos y en pleno ejercicio. Es el momento en el que se pueden tomar las mejores decisiones también en política sanitaria, y para ello se hace imprescindible fomentar el diálogo y el acuerdo sectorial.
Desde BioSim confiamos en que abordar el reto que representan los medicamentos biosimilares se perciba como un interés común de todos los agentes llamados a contribuir a la mejora del sistema de salud, y que muy pronto podamos disponer de un espacio de desarrollo adecuado al enorme beneficio que estos pueden proporcionar a los objetivos sociales y sanitarios del sistema de salud. Nuestra interlocución, siempre leal y dialogante, está comprometida con la colaboración con los responsables de adoptar medidas en los distintos ámbitos competenciales, en el ánimo común de mejorar lo que el sistema sanitario puede ofrecer a los españoles.n