El cáncer de cuello uterino es el cuarto cáncer diagnosticado con mayor frecuencia y la cuarta causa de muerte por cáncer en mujeres a escala mundial. El informe ‘GLOBOCAN 2020‘ sobre la incidencia y la mortalidad del cáncer, elaborado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), estima que en 2020 hubo 604.000 nuevos casos de cáncer de cuello uterino y 342.000 muertes por esta enfermedad en todo el mundo.

Las pacientes con cáncer de cuello uterino diagnosticadas en estadios iniciales tienen un pronóstico excelente, con un índice de supervivencia global (SG) del 90-95 por ciento. No obstante, en las pacientes con enfermedad avanzada el pronóstico es infausto, con un índice de supervivencia a 5 años del 15 por ciento.

Para las mujeres que padecen cáncer de cuello uterino recurrente o metastásico, y cuya enfermedad haya progresado a la quimioterapia basada en platino, los tratamientos sistémicos de segunda línea disponibles no muestran ningún beneficio en cuanto a la supervivencia. Así pues, mejorar los resultados de estas pacientes representa una necesidad clínica crucial a la que todavía no se ha respondido.

El CIIC estima que en 2020 hubo 604.000 nuevos casos de cáncer de cuello uterino y 342.000 muertes por esta enfermedad en todo el mundo.

En la actualidad, los resultados del estudio multicéntrico internacional en fase III EMPOWER del Grupo de Oncología Ginecológica de los EEUU (GOG) y la Red Europea de Grupos de Ensayos de Oncología Ginecológica (ENGOT), publicados como artículo original en The New England Journal of Medicine, se muestran esperanzadores en cuanto a la mejora de la supervivencia y podrían conseguir que el anticuerpo anti-PD-1 cemiplimab pase a ser una opción de tratamiento más eficaz para esta población de pacientes en concreto.

Este estudio, dirigido por Krishnansu S. Tewari, catedrático y director del Departamento de Oncología Ginecológica de California del GOG, y codirigido por Ana Oaknin, investigadora principal del Grupo de Neoplasias Ginecológicas del VHIO, se diseñó para evaluar la eficacia del inhibidor de PD-1 cemiplimab (desarrollado por Sanofi y Regeneron) como monoterapia, en comparación con la quimioterapia de elección en este caso. Asimismo, también para mejorar los resultados clínicos, medidos por la supervivencia global como criterio de valoración principal.

Las pacientes que padecen cáncer de cuello uterino recurrente o metastásico, que haya progresado a la quimioterapia basada en platino, los tratamientos sistémicos de segunda línea disponibles no muestran ningún beneficio en cuanto a la supervivencia.

«El cemiplimab, aprobado para tratar cánceres de pulmón y de piel, había demostrado tener una actividad clínica preliminar en pacientes con cáncer de cuello uterino recurrente. Así pues, buscamos establecer el beneficio en supervivencia de esta agente comparado con la quimioterapia estándar», afirma Ana Oaknin, autora principal de este estudio y jefa del Programa de Cáncer Ginecológico del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron.

El mayor ensayo hasta la fecha en esta población

En este ensayo abierto de fase III, 608 mujeres con cáncer de cuello uterino recurrente o metastásico recibieron aleatoriamente cemiplimab o la quimioterapia elegida por el investigador. En la población general del ensayo, la mediana de la supervivencia global fue más larga en el grupo de cemiplimab que en el de quimioterapia: 12 meses frente a 8,5 meses.

«Este estudio es el mayor ensayo clínico realizado hasta la fecha en esta población de pacientes. Además, el cemiplimab es el primer tratamiento inmunitario que demuestra una mejora en la supervivencia global en pacientes cuya enfermedad había progresado con el tratamiento de primera línea con quimioterapia con platino», añade Ana Oaknin.

Para sus autores, los datos demuestran de forma llamativa que el beneficio en la supervivencia global fue uniforme en ambos subgrupos histológicos, carcinoma de células escamosas (177 pacientes) y adenocarcinoma (131 pacientes).

En comparación con la quimioterapia, los investigadores del GOG-ENGOT también han notificado un riesgo de muerte un 31 por ciento menor en la población general de pacientes que recibieron cemiplimab y un 27 por ciento menor en las pacientes con carcinoma escamoso.

Oaknin opina que estos resultados apuntan a la promesa del cemiplimab como nueva y muy necesaria opción de tratamiento para algunas de estas pacientes.

El estudio multicéntrico internacional en fase III EMPOWER de GOG y ENGOT podría conseguir que el anticuerpo anti-PD-1 cemiplimab pase a ser una opción de tratamiento más eficaz para esta población de pacientes en concreto

Teniendo en cuenta que las mujeres que padecen cáncer de cuello uterino suelen recibir el diagnóstico entre los 35 y los 44 años, la autora principal concluye que se debe llevar a cabo un esfuerzo colectivo para ampliar la supervivencia de estas pacientes tan jóvenes.


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