| domingo, 09 de noviembre de 2008 h |

Los presupuestos para la sanidad catalana del año que viene, presentados por la consejera de Salud, Marina Geli, revelan que este departamento no escapa a la desaceleración de la economía. Con una asignación de 9.413 millones de euros, lo que supone un montante per cápita de 1.254 euros, el presupuesto sólo ha aumentado en un 2,77 por ciento respecto a 2008. Un incremento menor al esperado pero con el que el Gobierno catalán ha querido ser “realista” con la situación económica por la que se atraviesa en la actualidad.

Una de las partidas más afectadas ha sido la de farmacia, cuyo presupuesto, que supone un 18,5 por ciento del total, no ha crecido respecto a 2008 (en 2003 alcanzaba el 24 por ciento). No obstante, esta reducción responde al histórico objetivo de la Generalitat de controlar el gasto farmacéutico, sobre todo incidiendo en la medicación hospitalaria. Además, Geli precisó que la partida para farmacia es “ampliable”, y si se necesitan más recursos se acudirá al 1 por ciento de margen de endeudamiento sobre el PIB que hay previsto.

c. r. / L. g.

Murcia

Existen pocas dudas sobre la importancia de las actividades de I+D sobre la innovación terapéutica o sobre la necesidad de desarrollar políticas que contribuyan a mantener o incrementar el nivel de I+D pública o privada. Sí hay discrepancias, en cambio, a la hora de definir, por ejemplo, qué medidas son las que contribuirían de una manera más racional a conseguir el equilibrio entre innovación y sostenibilidad presupuestaria, a quién le corresponde definirlas o cómo afrontar la corresponsabilidad, política y financiera. O más bien es que se trata de un campo que precisa de medidas multisectoriales, como quedó patente en la mesa redonda sobre el gasto farmacéutico que se celebró la semana pasada en el marco de las IX Jornadas de Gestión y Evaluación de Costes Sanitarios organizadas en Murcia por la Fundación Signo.

Desde 1993, el Gobierno español ha adoptado una serie de medidas legislativas dirigidas tanto a la oferta como a la demanda, con objeto de contener el crecimiento de la factura de medicamentos. Entre ellas figuran la financiación selectiva, la reducción de los márgenes comerciales, el impulso de los genéricos y los precios de referencia. Sin embargo, según Alfonso Domínguez-Gil Hurlé, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, “se hacen cada vez más necesarias medidas complementarias que contribuyan a mejorar la eficiencia en la utilización de los recursos”, entre ellas las campañas sobre educación sanitaria, la gestión global de la enfermedad y el uso de criterios farmacoeconómicos que establezcan el real value de los medicamentos en la práctica clínica.

Por su parte, Regina Múzquiz, directora de Relaciones Institucionales de Sanofi-Aventis, cree sin embargo que la opción de los estudios farmacoeconómicos no está exenta de problemas, como el insuficiente desarrollo que tienen en España este tipo de estudios o la “poca valoración que se ha hecho desde determinados agentes” de las innovaciones incrementales y cómo eso se ha reflejado en las evaluaciones realizadas por distintas agencias españolas.

Para esta experta, una solución podría venir de los contratos de riesgo compartido, una forma de financiación diferente al tradicional ‘todo o nada’, que implicaría, según ella, ponderar las ventajas y desventajas que esta opción presenta para los actores. La industria, por un lado, elude con este formato el riesgo de exclusión de la financiación aunque se arriesga a su exclusión definitiva si los resultados no son tan buenos como los previstos en el contrato inicial.

La Administración, por su parte, contaría con una herramienta para incentivar un consumo más coste-efectivo de los fármacos y podría controlar el crecimiento del gasto, que sin embargo podría suponer un retraso en el acceso de los pacientes a los fármacos que luego se demuestren efectivos.

Controlar al hospital

El debate sobre la innovación incremental se ha hecho muy patente en el campo oncológico, por ejemplo, y el hospitalario en general. De hecho, la incorporación de esos nuevos medicamentos es, junto con el envejecimiento y la cronificación de enfermedades, una de las causas por las cuales la factura farmacéutica especializada crece actualmente muy por encima de la de primaria. Los datos los ofreció José Luis Poveda, jefe del Servicio de Farmacia del Hospital Universitario La Fe, que recordó que el 50 por ciento de principios activos que se han autorizado en el último año son de dispensación hospitalaria.

Dado que las previsiones de crecimiento se mantienen para los próximos años, las estrategias deben venir marcadas por la optimización de recursos. Según Poveda y Domínguez-Gil, esto pasa por corresponsabilizar a todos los profesionales. A ello, añaden, deben contribuir las Comisiones de Farmacia y Terapéutica, seleccionando indicaciones además de fármacos e incorporando la tecnología necesaria para optimizar los procesos de selección.