| viernes, 11 de febrero de 2011 h |

José María López Alemany

Algo tan lógico, coherente, defendible e incluso socialmente justo como vincular el copago con la renta es una idea que surge cada cierto tiempo. Esta semana lo ha vuelto a poner encima de la mesa Adefarma, la patronal de las farmacias madrileñas, que en un estudio proponen que las aportaciones sean “iguales para todos”, aunque introduciendo excepciones y discriminaciones positivas para los colectivos más desfavorecidos.

Casualmente, esta misma semana tratamos la cuestión del copago con dos diputadas del Congreso: Concepciò Tarruella y Pilar Grande. Lo hacen en una sección nueva, que se alternará con la ‘A la Contra’ y el ‘De Perfil’, que puede usted encontrar junto a estas líneas.

Ambas políticas se muestran dispuestas a analizar una modificación del copago farmacéutico para vincularlo a la renta. Es más, creen que en esta cuestión se podría avanzar e incluso llegar a un consenso. ¡Menos mal que aún hay algo de sentido común!

No obstante, establecer un copago por renta es solo una cuestión de justicia que no tiene nada que ver con la demanda de productos farmacéuticos. Por ese motivo, aún queda mucho por hacer en el ámbito de reordenar la demanda tanto farmacéutica como sanitaria. Una cuestión que a día de hoy es, junto a la infrafinanciación, la clave para afrontar los problemas de sostenibilidad del sistema. Mientras que esto no se analice y se pongan en marcha iniciativas para atajar la demanda injustificada, los problemas de la sanidad seguirán ahí, con o sin copago ajustado por renta.