R. C. Madrid | viernes, 21 de febrero de 2014 h |

Los antivirales de acción directa de segunda generación, capaces de curar a entre un 95 y un 97 por ciento de las infecciones por hepatitis C (VHC), están a punto de aterrizar en Europa. Tras la aprobación de sofosbuvir por la Comisión Europea este 20 de enero, Jaume Bosch, presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), adelantó durante la presentación del 39º congreso de la asociación que simeprevir (en abril o mayo) y daclatasvir (a finales de año) podrían ser autorizados a lo largo de 2014. En Estados Unidos ya se comercializan sofosvubir y simeprevir, lo cual ha dado lugar a la puesta en marcha de estudios para testar la eficacia y seguridad de la combinación de las nuevas opciones.

Precisamente en qué combinación es más efectiva para cada tipo de paciente es en lo que se centra actualmente la investigación. “Ya no se trata de administrar una combinación fija para todos los pacientes, sino que se va a adaptar la combinación y el periodo de duración al tipo de virus”, subrayó José Luis Calleja, secretario general de la AEEH.

La principal ventaja de esta segunda generación de fármacos es que eliminan el interferón (una de las principales fuentes de complicaciones en estos pacientes) y, en el futuro, también eliminarán la ribavirina. Un cambio que acortará los periodos de duración de los tratamientos y reducirá su toxicidad, además de disminuir la incidencia de patologías causadas por el VHC como la cirrosis. Junto a esto, las nuevas opciones ayudarán a disminuir la reinfección por VHC postrasplante de hígado al negativizar el virus, un problema que afecta a casi el cien por cien de los casos.

Teniendo en cuenta estos beneficios, Bosch considera la llegada de estos nuevos fármacos como “un cambio casi tan importante como la penicilina”. La incógnita ahora está en qué pacientes podrán tratarse con estos fármacos en España y cuándo. Por un lado, Bosch ha señalado que los ensayos se han hecho en un estadío significativo, donde sí hay “evidencias sólidas de curación”, pero no en estadíos tan avanzados como para necesitar trasplante. Por otro lado, está el problema de que los “gobiernos no quieren hacer gasto de repente, sino que prefieren graduarlo”.

En este sentido, el presidente de la AEEH subrayó que la gran eficacia de estos fármacos a la hora de frenar la cirrosis y evitar trasplantes hace que en realidad deban ser considerados como “una inversión”.