| domingo, 16 de noviembre de 2008 h |

LUCÍA GALLARDO

Barcelona

Las comunidades autónomas que tienen el proyecto de receta electrónica más avanzado han comprobado que el nuevo sistema, al evitar visitas al centro de salud para renovar la medicación, provoca que la distribución de pacientes que van a recoger su tratamiento a las oficinas de farmacia haya variado. De este modo, ahora acuden más a los establecimientos cercanos a su domicilio y al lugar de trabajo, o bien a los que consideran que ofrecen mejor servicio, en detrimento de las oficinas farmacias situadas al lado de los ambulatorios.

Si este nuevo reparto de usuarios entre farmacias era una intuición previa al nuevo sistema, en estos momentos ya es un hecho, como así ha comprobado el Colegio de Farmacéuticos de Islas Baleares (Cofib). La comparación de la facturación mensual de las farmacias de Ibiza y Formentera, donde la receta electrónica ya lleva funcionando dos años, ha demostrado que, efectivamente, se han reducido las ventas en las farmacias más próximas a los ambulatorios, según explica Estila Artacho, jefa del Departamento de Servicios Profesionales del Cofib. “Hemos visto, por ejemplo, que ha aumentado mucho el número de recetas dispensadas en las farmacias de los aeropuertos, cuando antes apenas recibían, y también las de lugares más alejados, como las urbanizaciones”, afirma.

Esta misma situación es percibida en Andalucía. Según Manuel Ojeda, coordinador del proyecto de receta electrónica del Consejo Andaluz de Colegios de Farmacéuticos, “aunque las visitas a las farmacias cercanas a los centros de salud siguen siendo predominantes, ahora existe un reparto de pacientes más justo y equitativo, que lleva implícita una democratización de la farmacia”. A su parecer, la nueva distribución de usuarios es beneficiosa para el ciudadano porque implica una mayor continuidad de la atención y un mejor seguimiento farmacoterapéutico de los tratamientos.

Otra de las repercusiones positivas que aprecia en esta nueva distribución de pacientes entre farmacias es que, al no estar sujeta a la proximidad con el centro de salud, la farmacia está menos condicionada por su privilegiada localización y más por la buena profesionalidad del farmacéutico.

En Tarragona, una de las dos provincias catalanas, aparte de Girona, donde está siendo desplegado el proyecto de e-receta, también se nota este fenómeno, según el presidente de su colegio de farmacéuticos, Andreu Suriol, que también opina que la decisión del paciente de ir a una farmacia u otra está condicionada a la comodidad, aunque cree que el nuevo modelo potenciará la calidad del servicio que se presta en estos establecimientos.