La innovación farmacológica está en constante evolución y crecimiento. Es indudable que cada vez son más los medicamentos punteros que llegan para revolucionar el panorama de distintas enfermedades. Y la profesión farmacéutica es testigo de ello.

Por ello, el simposio ‘Innovaciones terapéuticas que transforman la salud’ que se celebrará durante el 23º Congreso Nacional Farmacéutico, organizado por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCOF) del 7 al 9 de febrero en Valencia, se centrará en los avances más importantes en el ámbito del reposicionamiento de medicamentos, las terapias con ARN y los inhibidores de SGL tipo 2.

Farmacia comunitaria y hospitalaria, de la mano

El simposio también pondrá de manifiesto que el farmacéutico debe estar «en la punta de lanza de los buenos descubrimientos«, tal y como recalca Francisco Zaragozá García, vocal nacional de Docencia e Investigación del CGCOF, en una entrevista con EG.

Precisamente, Zaragozá pone de manifiesto la importante labor tanto de los farmacéuticos hospitalarios como los farmacéuticos comunitarios en el área de la innovación farmacológica. «Hay ciertos medicamentos que deben estar en el hospital, porque hay que controlar las reacciones. El paciente tiene que estar controlado y conviene que esté ingresado en el hospital; esa es la esencia de los medicamentos de uso hospitalario», indica. Pero «el paciente que está ingresado en el hospital se convierte en un paciente ambulatorio» y acaba acudiendo a la botica.

Por ello, la farmacia comunitaria juega un papel crucial. Y Zaragozá reivindica que no es necesario que algunos fármacos se dispensen en hospitales, pudiendo contar con la farmacia comunitaria para ello. «El medicamento se envía de farmacéutico a farmacéutico, del hospital a la oficina de farmacia, y es el farmacéutico comunitario el que tiene que informar al paciente sobre el fármaco, manejar incompatibilidades y, por tanto, tienen que conocerlo perfectamente», expone.

Por otro lado, señala que «la farmacia hospitalaria es una especialidad muy puntera«. «Si hacemos una superespecialización en cáncer, pueden tener un papel muy relevante, porque el que conoce el medicamento es el farmacéutico, sea comunitario o de hospital», afirma el vocal nacional. Y, en este aspecto, agrega, la actuación entre médicos y farmacéuticos es «complementaria».

Reposicionamiento de fármacos

El reposicionamiento se presentará en el simposio como una estrategia de innovación incremental. Zaragozá señala que se está viendo que «un medicamento que inicialmente se introduce con una indicación determinada, en virtud de la profundización en su mecanismo de acción, se puede vislumbrar que puede ser útil con otra indicación distinta«. «En algunos casos se confirma y en otros no, pero en los que se confirma, no cabe duda de que, a veces, son auténticas revoluciones«, señala.

Zaragozá cuenta que en el Congreso se hablará de siltuximab y ruxolitinib, que figuran en el programa como «medicamentos estrella» que son considerados «una auténtica revolución terapéutica». Respecto al primero, fue utilizado durante la pandemia de COVID-19. «Cuando se han empleado en pacientes que estaban intubados y muy graves, en 72 horas estaban en sus casas», destaca el vocal nacional de Docencia e Investigación. Y sobre ruxolitinib, al estudiar su mecanismo de acción, se vio que «efectivamente podía ser útil para combatir el vitíligo», resolviendo «muchos problemas, sobre todo, psicológicos».

En definitiva, «hay fármacos que, conociendo el mecanismo de acción, se pueden ‘exprimir’ y obtener muchas consecuencias positivas«, concluye Zaragozá.

El ARN en oncología y EE. RR.

Por otro lado, en el marco de la pandemia, las vacunas de ARN mensajero dejaron un gran aprendizaje al ser una tecnología «dinámica y puntera». «Se está viendo cómo utilizando esa tecnología para ARN de interferencia pequeño, puede resolver situaciones muy importantes«, apunta Zaragozá.

Por ejemplo, en el caso del cáncer, cuando existe una modificación genética, es posible «silenciar» un gen utilizando adecuadamente ARN, «normalmente de interferencia y pequeño para que llegue y se destruya inmediatamente una vez que ha ejercido su efecto, con el fin de que no produzca efectos negativos».

Pero no solo tiene su función en el área de oncología; también puede existen ejemplos en enfermedades raras. «Unas veces se sobreexpresa o no se expresa una enzima, por un defecto genético, y podemos modificar el comportamiento genético, pero sin afectar al núcleo, sino quedándonos en el ribosoma», afirma el vocal nacional de Docencia e Investigación.

En este contexto, alude al caso de givosiran (Givlaari, de Alnylam) en porfirias. «La administración de este tipo de fármacos con esa tecnología ha supuesto un avance un avance impresionante», apunta Zaragozá.

Los iSGLT2 en cardiología

La última ponencia del simposio versará acerca de los inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2). «La SGLT2 es una enzima que transporta la glucosa en los túbulos renales para la reabsorción, es decir, la glucosa es filtrada en el glomérulo, pasa por el túbulo e inmediatamente es reabsorbida. Cuando se interrumpe o se bloquea la enzima, la glucosa es eliminada y, por eso, desde hace tres años es un antidiabético muy puntero, una auténtica revolución», explica Zaragozá.

Sin embargo, más recientemente se ha observado que es «un cardioprotector impresionante, porque mejora de la insuficiencia cardíaca, pero no se sabe por qué», indica el experto. «El mecanismo de transporte de glucosa en la diabetes está claro, pero en la indicación de insuficiencia cardiaca no lo está tanto», lamenta.

Además, el investigador que presenta esta ponencia, «irá más allá y expondrá una auténtica innovación mundial«, según informa Zaragozá. Así, se expondrá «no solamente el mecanismo de acción en la aplicación de la insuficiencia cardíaca, sino también una indicación nueva con su mecanismo de acción».


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