En España, en torno a un cinco por ciento de los accidentes de tráfico está relacionado con el consumo de medicamentos, de hecho un 17 por ciento de los conductores afirma estar bajo tratamiento farmacológico. Sin embargo, tres de cada cuatro pacientes desconocen las advertencias sobre el efecto de su medicación en la conducción. Motivo de ello, el papel que juegan los farmacéuticos comunitarios adquiere especial relevancia de cara a informar eficientemente y evitar así accidentes o, en el peor de los casos, fallecimientos al volante por causas prevenibles como los efectos secundarios de ciertos fármacos. De hecho, se estima que recibir esta información reduce un 45 por ciento la tasa anual de accidentes por cada 1.000 pacientes

Carmela Mozo Avellaned, miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP) indica a EG que, actualmente, hay una falta de concienciación y conocimiento sobre la peligrosidad de conducir bajo los efectos adversos de ciertos fármacos. «Hay muchos medicamentos que pueden influir en la capacidad de conducción», alerta. De hecho, según los datos de los que dispone la Sociedad, en torno al 25 por ciento de los fármacos autorizados por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) puede impactar sobre la misma.

Más formación para profesionales y pacientes

Además, subraya que este desconocimiento es propio tanto de la población como de los propios profesionales sanitarios. Así, recalca que estos deben conocer estos efectos de primera mano para poder informar a los pacientes, una necesidad que se acentúa más si cabe en el caso de los primeros puntos sanitarios como los centros de salud o las oficinas de farmacia. «Es fundamental que informen de estos efectos, ya que ambos son los puntos de entrada de la población muy importantes», afirma.

Poniendo el foco sobre las boticas, establece que es indispensable que los farmacéuticos comunitarios alerten de los efectos secundarios no deseados de las benzodiacepinas, fármacos para el dolor e, incluso, colirios. Mozo Avellaned alega que estos «pueden producir producir una visión doble o borrosa en el momento que se administran».

Benzodiacepinas y fármacos para el dolor, en el punto de mira

Según Mozo Avellaned, no todos los medicamentos afectan de la misma forma a todas las personas, influyen la edad, las dosis u otros factores como el consumo de alcohol. «Las personas mayores, por su metabolismo, tienen un riesgo mayor de sufrir estos efectos secundarios, al igual que si se consume alcohol o si se está estás tomando más de un fármaco que tiene un efecto a nivel del sistema nervioso central», garantiza. A respecto también destaca una serie de fármacos como los antiepilépticos, «que producen sueño, mareos o visión borrosa», o los antiparkinsonianos. En esta línea, la miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de SEFAP recalca que hay pacientes que desconocen que fármacos como los antihipertensivos o los antidiabéticos pueden producir somnolencia.

En el top de fármacos cuyos efectos secundarios puedan poner en riesgo la conducción del paciente sitúa las benzodiacepinas y los fármacos para el dolor. Así, aporta nombres como el Orfidal (lorazepam), el Tranquimazín (alprazolám), el Loramet (lormetazepam), el Adolonta (tramadol) o el Nolotil (metamizol). No obstante, asegura que, la AEMPS no prohíbe la conducción cuando se está siendo tratado con alguno de estos fármacos, sino lo que hace es la recomendación de los distintos niveles de afectación que pueda dar. Después clasifica a los fármacos en función de si tienen un riesgo muy alto, un riesgo medio y un riesgo bajo. Por ello, incide en que «cada uno debe ser responsable con su salud y con los fármacos que toma». Motivo de ello, insiste en la importancia de que se implementen más campañas institucionales y con más continuidad.

Neutralizar el efecto adverso de la somnolencia

Pese a que indica que no hay un «antídoto» que pueda actuar sobre los efectos adversos no deseados producidos por ciertos fármacos, sostiene que, por ejemplo, en el caso de la somnolencia provocada por los fármacos hipnóticos hay ciertas excepciones. «A los pacientes a los que se les induce a la anestesia con benzodiacepinas u otro tipo de fármacos, para revertir ese efecto adverso, se les administra el Anexate (flumazenilo)», alega. Además, éste se utiliza para tratar intoxicaciones de estos hipnóticos.

El Anexate, según se destaca en su ficha técnica, neutralizar total o parcialmente el efecto sedante o de anestesia general de las benzodiazepinas en pacientes sometidos a procedimientos diagnósticos o terapéuticos cortos, así como para contrarrestar las reacciones paradójicas causadas por las mismas, es decir, cuando el tratamiento tiene el efecto contrario al que normalmente se espera.

Fármacos sin receta y productos naturales

Uno de los grandes problemas recae sobre los fármacos que pueden adquirirse sin receta o los los productos a base de plantas medicinales que contienen valeriana, pasiflora, lúpulo o melisa y poseen propiedades hipnóticas y sedantes. «El peligro es que, a nivel general, la población no considera a estos últimos como fármacos y asocian algo natural como algo seguro cuando tanto lo natural como los medicamentos que se pueden adquirir sin receta tienen sus riesgos y sus efectos adversos», señala.

De hecho, otro de los puntos a destacar es que, a día de hoy, los pacientes no suelen consultar ni los prospectos ni las fichas técnicas de los medicamentos. «Es importante leer el prospecto, al menos la primera vez que vas a tomar un fármaco que te han prescrito», sostiene. Además, explica que los propios envases cuenta con pictograma en el que se alerta de que ese medicamento concreto puede tener efectos sobre la conducción. En España alrededor del 25 por ciento de los medicamentos cuenta con esta advertencia.


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