La llegada de una vacuna contra la COVID-19 es la carrera a contrarreloj a la que se enfrentan las farmcéuticas. Aún hoy no hay vacuna contra el coronavirus pero el precio que tendrá cada una de las dosis comienza a debatirse en encuentros como el que tuvo lugar en el Parlamento Europeo el pasado martes. El precio de la vacuna de la COVID-19 podría oscilar entre 5 y 15 dólares, según indica Reuters. Este precio sería “razonable” para Sue Middleton, presidenta del Comité Ejecutivo de Vaccines Europe, un organismo incorporado en la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA).

“No sabemos si la vacuna saldrá a finales de año, pero nos mostramos optimistas”, ha señalado durante la audiencia pública, celebrada en conjunto de representantes de las industrias farmacéuticas, organizaciones de la sociedad civil y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).

Middleton ha señalado que más del 70 por ciento de la producción de los miembros de EFPIA tiene lugar en Europa, con 27 producciones de vacunas en 11 países. A pesar de la espera por la vacuna, la presidenta del Comité Ejecutivo de Vaccines Europe ha indicado que se deberá priorizar las dosis para las personas con mayor riesgo.

Sue Middleton, durante la comparecencia

Asimismo, las vacunas llegan al mercado de una forma progresiva en circunstancias normales, dado el tiempo de ejecución según la demanda. En este caso, las vacunas anticovid han comenzado a fabricarse a principios de año y Middleton señala que “es necesario saber que va a funcionar”, antes de su distribución.

El reto de la industria

“Para vacunar incluso a la mitad de la población mundial, necesitamos cerrar 8 mil millones de dosis. Hoy la capacidad global de la industria de las vacunas para todas las vacunas es de aproximadamente 5 mil millones de dosis por año”, ha señalado.

En este contexto, Middleton señala que esperan poder ejecutar el suministro de vacunas en 2021, y que todas ellas “solicitarán la aprobación después de demostrar estudios de seguridad y eficacia en la tercera fase”. Para ello, se asegurarán de que cumplen con los requisitos de las autoridades regulatorias expertas como la EMA. En esta línea, los representantes de la industria de Sanofi y Curevac reiteraron sus compromisos de producir mil millones de dosis en 2021 y la importancia de mantener la seguridad en primer lugar. 

Cooperación entre países

“Necesitamos trabajar juntos para demostrar a nuestros ciudadanos que estamos preparados para vacunar”. Así lo afirma la directora ejecutiva, quien indica además que la confianza de las vacunas es frágil en muchos países de Europa y la intervención médica no está “libre de riesgos”. Una afirmación que defienden los eurodiputados.

“Necesitamos generar confianza para garantizar que cualquier ciudadano de la UE pueda vacunarse”

Sue Middleton, presidenta del Comité Ejecutivo de Vaccines Europe, un organismo incorporado en la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA).

La comparecencia europea ha sido celebrada para conocer más información sobre el contenido de los contratos que han firmado los laboratorios con la Comisión Europea, según ha indicado el presidente de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria Pascal Canfin.

“Queríamos tener más información sobre el estado de la investigación, los compromisos asumidos por los laboratorios y si podrán cumplirlos. Esto es necesario para garantizar la responsabilidad democrática”, ha agregado.

La EMA señaló que ninguna vacuna es 100% eficiente y sin riesgo, pero las vacunas solo se aprobarán cuando los beneficios superen los riesgos. Curevac y la ONG Vaccines Europe abogaron por que se hiciera pública la responsabilidad por los efectos ocultos, como ocurre en los Estados Unidos, opinión a la que se oponen algunos eurodiputados. 

Los miembros también cuestionaron el fundamento de la confidencialidad de los contratos firmados entre la Comisión Europea y las empresas farmacéuticas. y advirtió sobre posibles cuellos de botella en la producción de futuras vacunas. Algunos eurodiputados también cuestionaron si los marcos legales nacionales son suficientes para garantizar esta producción y cómo conciliar la propiedad intelectual con la necesidad de que las futuras vacunas estén ampliamente disponibles.