Durante la inauguración de Farmaforum, la directora de la Agencia Española del Medicamento y el Producto Sanitario, María Jesús Lamas, aseguraba que “si tras la pandemia el sector se ha visto reforzado, es el momento de seguir en esta hora favorable”. Por ello, lanzaba un mensaje claro: “estemos a la altura, porque solo pueden venir cosas buenas para el sector”.

Representantes de diversas patronales de la industria farmacéutica señalaban los retos a los que se enfrenta el sector y marcaban el horizonte de futuro para consolidar la posición adquirida por la industria farmacéutica.

Apuesta firme por la investigación

Javier Urzay, subdirector general de Farmaindustria opinaba que “la pandemia ha puesto a prueba el estrés al que puede someterse la industria, también la innovadora, logrando superar esta situación”. Por ello, llamaba a valorar el farmacéutico como un “sector estratégico importante, en el que invertimos cada años 1.200 millones de euros en I+D, lo que supone un 20 por ciento de lo que invierte la industria en su totalidad”.

Para Urzay, los retos son muy concretos. En primer lugar, “estipular medicamentos esenciales y reducir la dependencia de terceros”. También abogaba Urzay por “potenciar la investigación”; a este respecto agregaba que “la pandemia ha revelado el potencial de la I+D en España, la importancia de la investigación y de poder aplicarla a los pacientes”. Por este motivo indicaba que “en la actualidad se está trabajando mucho desde el sector para que los centros hospitalarios hagan investigación de calidad, teniendo en cuenta además todas las oportunidades que ofrece la investigación preclínica”.

El último desafío que Urzay marcaba en la agenda de la industria innovadora era el del acceso. “De nada sirve desarrollar grandes medicamentos si no los hacemos accesibles”, afirmaba tajante. Además, recordaba que “actualmente hay un déficit, España ha ido perdiendo posiciones en acceso, con un ratio de disponibilidad del 54 por ciento; esto contrasta con las cifras de Alemania que están en el 88por ciento o los de Francia que están en el 63 por ciento”. Además, instaba a trabajar para “conseguir mecanismos más ágiles, con evaluaciones objetivas que cumplan todas las garantías y los estándares europeos” teniendo en cuenta los retrasos en acceso que se dan en nuestro país.  

En definitiva, Urzay concluía que “España tiene que invertir más en ciencia, cuidar más su sistema sanitario y apostar por la colaboración público privada para impulsar la investigación en el país”.

Potencial del sector

Ángel Luis Rodríguez de la Cuerda, secretario general de la Asociación Española de Medicamentos Genéricos (Aeseg), este futuro debería fundamentarse en la Estrategia Farmacéutica Europea. “Hay que apostar por la sostenibilidad y asegurar el suministro de medicamentos”, apuntaba. También apostaba Rodríguez de la Cuerda por impulsar “el aumento de inversiones, de tal forma que España se convierta en un foco de atracción para países fuera del entorno europeo”.

Desde la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp) su director general, Jaume Pey, se refería concretamente al área en que opera afirmando que “la pandemia ha terminado de poner de manifiesto la importancia del autocuidado”. Por ello, consideraba que la innovación en este ámbito es también muy importante; “en nuestro caso es de gran relevancia la innovación incremental”, manifestaba. Por otra parte, aludía a la necesidad de adaptarse al tiempo actual. “Si hablamos de digitalización, en autocuidado supone estar donde están los pacientes”, señalaba Pey, refiriéndose al desafío de “adaptar el canal farmacia a este nuevo paradigma”.

Por su parte, Encarnación Cruz, directora general de la Asociación Española de Medicamentos Biosimilares (BioSim), ponía en valor que la integración de estos fármacos “se traduce en un ahorro de 1.000 millones de euros anuales, lo que supone un 6 por ciento de la factura farmacéutica”. Cruz exponía que “los valores principales de los biosimilares son el ahorro y el impacto en la sostenibilidad. Con esto como base, instaba a “fomentar el desarrollo de ensayos clínicos con biosimilares en España, otorgar incentivos a la innovación incremental en biosimilares incluyendo el reposicionamiento de fármacos y potenciar la industria de biosimilares en España porque si no, los puntos anteriores, no sirven para nada”.