España es la novena potencia a nivel mundial a la hora de generar conocimiento científico. Pero, a raíz de la crisis de 2008, el sistema científico e investigador español se ha ido deteriorando. Numerosos expertos apuntan a la necesidad de impulsar el papel de la I+D como motor en la reconstrucción y recuperación tras la crisis de COVID-19.

Así lo pusieron de manifiesto especialistas nacionales e internacionales reunidos en el evento ‘I+D para la recuperación económica’ impulsado por la Asociación Española de Bioempresas (Asebio).

En palabras de Dirk Pilat, subdirector de ciencia, tecnología e Innovación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es momento de moverse hacia una sociedad más resiliente después de esta crisis. España tiene un sistema de ciencia muy sólido aunque le afectó muy negativamente la crisis de 2008, sobre todo en términos de financiación y salud pública, afirmaba el experto.

Por ello, Pilat lanzaba algunos mensajes que contribuirían a mejorar el papel de España en esta materia. En primer lugar aseveraba que la I+D es muy importante y podría ser la única solución real a la crisis de COVID-19 ayudando, por ejemplo, a evaluar más precisamente la crisis y sosteniendo una recuperación más sólida. En este sentido, animaba a proteger la inversión tanto pública como privada para garantizar una mayor sostenibilidad del sistema. En este contexto apuntaba a la importancia de las start-up, definiéndolas como “vitales” en términos de economía e innovación. Asimismo, apuntaba a la necesidad de avanzar en la transformación digital, para que la I+D española se ponga a la par de otros países.

Pacto por la ciencia

Recientemente, el Gobierno anunciaba que el 17 por ciento de los fondos destinados a la recuperación irá dirigido al Pacto de la Ciencia y la Innovación. A este respecto, Jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec, señalaba que sería necesario diseccionar el plan de choque elaborado por el Gobierno en esta materia para entenderlo mejor y facilitar su cumplimiento. Aun así señalaba dos ideas positivas incluidas en el mismo: la posibilidad de movilizar recursos adicionales para impulsar la investigación y la orientación hacia una reducción de la burocracia. En este sentido, Barrero reflexionaba acerca de por qué ha sido necesario que llegue este virus para salvar la ciencia, en lugar de haber sido al revés.

También se refería al exceso de burocracia Luis Mora, director general de PharmaMar. Señalaba la complejidad de los procesos para solicitar ayudas, con criterios muy estrictos y plazos muy acotados. Mora también apuntaba a que el paso de la innovación a la industrialización es uno de los ‘talones de Aquiles’ de nuestro país, por lo que es necesario seguir trabajando para asegurar que la innovación llegue a la sociedad.

Por su parte, Belén Barreiro, directora general de Ingenasa, llamaba a aprender de los programas nacionales y europeos que ya están en marcha para poder impulsar otros nuevos. Concretamente, aludía al programa de financiación ‘Instrumento PyME’, enmarcado en Horizon 2020, destinado a financiar innovación, que señalaba que ha cosechado “un gran éxito”.

Impulso a la investigación

Luis Serrano, presidente de la Alianza SOMMA y director del Centro de Regulación Genómica, se mostraba crítico aseverando que la ciencia española en los siete últimos años ha sido castigada muy duramente. Y es que, Serrano advertía de que más allá de los grandes centros, los pequeños grupos de investigación cada vez son menos. Por ello, coincidía con el resto de intervinientes en la necesidad de reducir la burocracia así como de inyectar más financiación que ayude a las ideas tempranas a poder llevar a cabo más proyectos.

Para ayudar a que estos grupos de investigadores sobrevivan, Susana de Vega, portavoz de la Vocalía de Política Científica y Atracción de Talento de RAICEX, instaba a ofrecer a los investigadores y sus grupos unas condiciones dignas que se traduzcan en estabilidad y permitan mantener proyectos de manera regular y continuada, sin atender a “vaivenes políticos” u otras circunstancias externas. Así, animaba a crear programas orientados a atraer y retener el talento.

Cambio de modelo

En este evento también intervino Jean Enric Pacquet, director general de Ciencia e Innovación de la Comisión Europea. Este hacía referencia al impacto que tiene la I+D en nuestros sistemas sanitarios. Y, en plena pandemia de COVID-19, a la importancia que ha demostrado tener la investigación en vacunas y tratamientos. Pero más allá de la perspectiva sanitaria, expresaba que la I+D traspasa a otros aspectos sociales y económicos. Aunque apuntaba que España ha mejorado “dramáticamente” su I+D en los últimos años, declaraba que es necesario seguir priorizando la apuesta por la ciencia y la innovación.

Ana Polanco, presidenta de Asebio coincidía en esta idea. Consideraba que estamos en un momento clave para implementar una agenda dirigida a la recuperación desde una vertiente sanitaria, social y económica. Bajo su punto de vista, esto debería hacerse con un sistema eficiente que transforme la ciencia en innovación, para lo que opinaba que el sector biotecnológico puede jugar un papel fundamental. Así, expresaba que desde el sector biotecnológico se ha trabajado con las autoridades para buscar soluciones en términos de recuperación, apuntando a la ciencia y el tejido productivo como motores de la misma.

El ministro de Ciencia, Pedro Duque, emitía un diagnóstico claro: hay otro modelo de país posible en el que la ciencia y la innovación han de ser los motores para superar los desafíos del presente y afrontar el futuro. Para ello, señalaba varios elementos clave a mejorar como el refuerzo de la colaboración público privada, la promoción de la transferencia de conocimiento o la mejora de la situación de los investigadores.  


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