La Felguera

En la última edición de los Premios Fundamed & Wecare-u, Bayer se alzó con el galardón en la categoría de Producción y Fabricación. Y es que, en 2021, la compañía originaria de Alemania registró en España un año récord en inversión, con una cifra de más de 71 millones de euros. Dentro de esta partida, la compañía ha destinado 31,5 millones de euros a la ampliación de sus centros en España, así como a la mejora de sus infraestructuras bajo criterios de sostenibilidad y eficiencia energética, lo que ha contribuido, en parte, a reducir cerca del 50 por ciento del CO2 emitido desde estas instalaciones.

Las destacables cifras en inversión también lo son en resultados. En este mismo periodo, Bayer alcanzó 697 millones de facturación por ventas en España, un 4,7 más que en 2021. Bayer ha mantenido un compromiso continuado con la inversión para la actualización, mejora de eficiencia de los procesos y ampliación de sus plantas e instalaciones. Estas inversiones se han destinado principalmente a las fábricas y laboratorios españoles, como la de Asturias (La Felguera), con el fin de ampliar su capacidad, desarrollo de la digitalización y criterios de sostenibilidad y reducción del impacto medioambiental. Para otra de nuestras plantas en el país, Berlimed (Alcalá de Henares), anunciamos a final de 2019 un plan de expansión”, señalan a EG desde Bayer.

Asimismo, la compañía ha invertido 21,4 millones de euros en innovación en salud con 12 ensayos en fase I, 22 en fase II, 23 en fase II, y 20 en fase IV. Actualmente, Bayer colabora con más de 800 centros hospitalarios y 6.000 pacientes participan en sus programas desarrollados en España.

En cuanto a la situación actual, con toda la industria enfrentándose la crisis de suministros y los incrementos de costes en la producción debido al racionamiento energético, desde la compañía aseguran que actualmente hay suministro “normal” de las presentaciones comercializadas y confían en poder mantener la distribución de fármacos sin interrupciones.

En relación a la potencial falta de materias primas, a día de hoy continuamos nuestra actividad productiva con normalidad y recibiendo nuestras principales materias primas. Asimismo, contamos con planes de contingencia que contemplan alternativas para nuestros principales productos, de cara a asegurar que nuestra actividad no se detiene”, ha añadido Jorge Álvarez, director de la planta de Bayer en La Felguera (Asturias).

80 años de presencia en La Felguera

Precisamente, la compañía ha celebrado recientemente el 80 aniversario de su planta de producción de La Felguera, una instalación referente a nivel global —y más popular en España— por producir el principio activo de la Aspirina para todo el mundo.

Desde su apertura en 1942, y a lo largo de sus ocho décadas de historia, la planta se ha convertido en un referente mundial para la producción de ácido acetilsalicílico, el componente activo de Aspirina y Adiro. Este componente, en forma de polvo, se exporta desde Asturias a ocho centros de producción de Bayer en todo el mundo dónde se comprime en pastillas según sus distintas presentaciones (grageas, efervescentes, masticable, granulado, etc.) y se distribuye para todos los mercados en los que opera la compañía.

Durante el acto de celebración de este aniversario, Bernardo Kanahuati, consejero delegado de Bayer en España y Portugal, anunció una nueva inversión de más de 4 millones de euros para este 2022. Esta cifra se suma a los más de 27 millones invertidos en los últimos 5 años y que ha permitido la ampliación de las instalaciones y la digitalización y revisión de los procesos de la planta con criterios de eficiencia energética, para reducir su impacto medioambiental.

La historia de la Aspirina

El joven científico Félix Hoffmann sintetizo el ácido acetilsalicílico (ASA) en forma pura y estable en octubre de 1897, en un laboratorio de Bayer en Wuppertal (Alemania).

Dos años después, la compañía registró el principio activo bajo el nombre comercial de Aspirina y un año después se patentó en Estados Unidos. Se lanzó originalmente en forma de polvo que se pesaba —en cantidades de 500 mg— y se vendía a los clientes en pequeñas bolsas de papel. Un año después, Bayer lanzó el analgésico en su forma clásica de tabletas, siendo uno de los primeros medicamentos que se comercializó en este formato.


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