La Farmacia es una de las piezas angulares de para garantizar una estrategia de vacunación efectiva en la población. Entre algunos de sus objetivos se encuentran informar correctamente sobre el calendario vacunal, intentar incrementar las coberturas vacunales, incidir en la importancia de la vacunación y hacer una dispensación eficiente. Además, las oficias de farmacia desempeñan una labor esencial en cuanto a la farmacovigilancia y formación científica, el asesoramiento individualizado, la educación sanitaria, el fomento de la adherencia terapéutica y el abordaje multidisciplinar de las patologías entre todos los agentes sanitarios, aspecto clave en el campo de la vacunación.

Motivo de ello, en el marco del 23º Congreso Nacional Farmacéutico (CNF), se destinó una de las sesiones de innovación a la revisión del calendario vacunal en adultos y a la vacunación frente al herpes zóster, que contó con el apoyo de GSK. Así, se profundizó sobre el papel del farmacéutico comunitario y sobre la importancia de que los profesionales fomenten esta estrategia preventiva para aumentar las coberturas vacunales.

María del Carmen Magro, vocal de adjuntos del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM), se centró en el calendario vacunal y el papel del farmacéutico. “Hemos pasado del sigo XX, en el que la vacunación en adulto estaba olvidada y se priorizaba la de la población infantil, al siglo XXI, en el que hay más personas mayores con una esperanza de vida más alta y menos niños”, aseguró. En esta línea, añadió que se debe mejorar la calidad de vida de nuestros mayores y, para ello, la estrategia vacunal es esencial. “En la actualidad en torno al 20 por ciento de la población tiene más de 65 años, pero en 2050 este porcentaje se aumentará hasta el 30 por ciento”, garantizó.

“En la actualidad en torno al 20% de la población tiene más de 65 años, pero en 2050 este porcentaje se aumentará hasta el 30%”

María del Carmen Magro, vocal de adjuntos del COFM.

El papel de la inmunosenescencia

Con respeto a la inmunosenescencia, hay dos etapas vinculadas a la edad que son clave en nuestro sistema inmunitario: los niños pequeños y las personas mayores. “En ambos grupos el sistema inmunitario o está inmaduro o ha perdido su eficacia”, indicó Magro. Por ello, incidió en que, tanto en un caso como en otro, la probabilidad de tener infecciones y que estas deparen en ingresos hospitalarios o, incluso, en fallecimiento sacan a la luz que una de las estrategias más importantes es la prevención. “Lo más importante es que haya un calendario vacunal en el que se exponga las vacunas a lo largo de la vida”, recalcó.

Diabetes, cardiopatías, EPOC, asma, VIH, personas inmunodeprimidas o con tratamientos con inmunosupresores… todos estos diagnósticos o situaciones se observan a diario en las oficias de farmacia. Todos estos pacientes tienen una sensibilidad y una probabilidad mayor de sufrir infecciones. “Nos tenemos que centrar en ellos porque nosotros somos un punto de referencia y de información”, insistió Magro.

“Hay muchos pacientes que, por la edad, no se han puesto algunas vacunas, bien porque no existían o porque nadie les había informado de ello”

María del Carmen Magro, vocal de adjuntos del COFM.

En esta línea, indicó que ahora con la receta electrónica, los pacientes crónicos van a las farmacias una vez al mes a por su medicación, mientras que al centro de salud acuden solo cuando tienen un problema de salud. “Tenemos una hoja de medicación mediante la que le podemos indicar y recomendar qué vacunas puede administrarse. Hay muchos pacientes que, por la edad, no se han puesto algunas vacunas, bien porque no existían o porque nadie les había informado de ello”, aseguró.

Aumentar la cobertura vacunal en España

Para la vocal de adjuntos del COFM, la farmacia comunitaria se tiene que centrar en los menores de 64 años, las embarazadas y el profesional sanitario porque son los que menos se vacunan. De hecho, aseguró que, en la pandemia, centrándonos en la campaña de gripe, aumentaron las coberturas vacunales. “El miedo mueve montañas”, aseguró. Sin embargo, lamenta que “a partir de 2022 la población empezó a vacunarse menos“. Al respecto prosiguió haciendo alusión a la situación de este año con la gripe, “hemos pasado unos picos de gripe bastante fuertes, no hay que bajar la guardia porque sigue habiendo ingresos, personas con factores de riesgo en la UCI y defunciones por gripe”, insistió.

También recalcó que, en la actualidad, hay pacientes con asma, EPOC y diabetes que, a pesar de tener factores de riesgo y de conocer que tienen más probabilidades de hospitalización, siguen sin vacunarse. “Las coberturas son muy bajas”, alertó. De hecho, sacó a la luz que, para menores de 64 años, la cobertura es menor del 65 por ciento o que para todos los cardiópatas hay coberturas de entre un 10, 20 y 40 por ciento. “Aquí es donde quiero destacar la importancia del farmacéutico porque puede detectar estos casos”, señaló.

A día de hoy, también sostuvo que hay un desconocimiento por parte de las embarazadas de las vacunas que tienen que ponerse “Las vacunas disponibles para adultos de las que se podrían beneficiar son: herpes zóster, gripe, tosferina, neumococo y tétanos”, garantizó. Además, destacó que “hay que prestar atención a las dosis de recuerdo recomendadas”.

Por todo ello, reivindicó que “se debe colaborar más para que las coberturas vacunales se incrementen”. “Igual que dispensamos un antihipertensivo y le informamos al paciente sobre cómo lo debe tomar, debemos hacer una dispensación de vacunas al mismo nivel y, para ello, hay protocolos de dispensación”, afirmó.

Los pacientes: una fuente de información

El paciente aportan a los farmacéuticos comunitarios mucha información ligada a la vacunación. “Desde las boticas podemos poner en marcha una farmacovigilancia cuando, por ejemplo, nos informa de que ‘le ha sentado mal’ la vacuna. Además, podemos conocer los motivos por los que no se vacuna y, en función de su estado de salud, podemos indicar los beneficios”, explicó Magro.

Entre los motivos principales por los que los adultos no se vacunan resaltó que estos carecen de información, “no se prioriza la vacunación del adulto”, insistió. Además, estos alegan que no se vacunan porque tienen una sobresaturación de vacunas o falta de tiempo. “No hay sobresaturación, lo que hay son nuevas vacunas que puede prevenir enfermedades que antes llegaban a ser ingresos hospitalarios e incluso muertes”, recalcó. En este aspecto también juegan un papel esencial la existencia de bulos sobre la eficacia de las vacunas, que no haya un ejemplo a seguir por parte del profesional sanitario en cuanto a coberturas de vacunación elevadas o la falta de coordinación y colaboración entre los mismos.

El farmacéutico comunitario juega un papel esencial de cara a aportar información sobre la enfermedad que previene (epidemiología, sintomatología…) asesorar sobre las características de la vacuna (reacciones adversar, conservación, pauta posológica, compatibilidad entre vacunas, riesgos y beneficios, grados y duración de la protección, cobertura, conste…) y facilitar información a través de guías científicas, documentos, páginas web para desmentir mitos y bulos.

Para la vocal, los pilares en la vacunación son la comunicación interprofesional, la integración con los sistemas de gestión, la existencia de un registro, de un protocolo, de una participación profesional activa y de un reconocimiento por parte del ciudadano y de la Administración.

Herpes zóster

Rosario Cáceres, coordinadora de vacunas del Consejo Andaluz de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CACOF) y miembro de la directiva de la asociación española de vacunología, profundizó sobre el caso del herpes zóster y las herramientas de prevención disponibles. Al respecto, destacó que la neuralgia postherpética (NPH) como la complicación más frecuente de esta infección, “su incidencia y duración aumentan con la edad”, garantizó. De hecho, esta complicación la sufren entre el cinco y el 30 por ciento de estos pacientes.

Otras de las complicaciones graves son las oftálmicas (queratitis, escleritis, uveítis y necrosis retiniana agua) que padecen entre el 10 y el 15 por ciento de los pacientes; las neurológicas (meningitis aséptica, encefalitis, infarto cerebral…) que sufren menos del uno por ciento o las cerebro y cardiovasculares, que padecen en torno al uno por ciento.

De cara a desarrollar herpes zóster, hay que prestar especial atención a la inmunosenescencia y a los estados de inmunocompromiso.

Shingrix, una vacuna eficaz

Según indica Cáceres, a pesar de que ya estaba disponible una vacuna, esta era limitada porque era atenuada, es decir, no se podía inocular en pacientes inmunodeprimidos o inmunosenescentes. “La actual, bajo el nombre de Shingrix, al ser inactivada nunca puede producir la infección de la que nos está protegiendo y se puede poner en estos pacientes”, asegura. “Cuenta con un adyuvante (AS01b) que potencia la capacidad inmunogénica que tiene el antígeno (glicoproteína E). Esto amplifica el volumen para que el sistema inmunitario conozca al virus y, en cuanto se reactive, los linfocitos lo neutralicen y no se produzca la infección”, explica.

“Es una vacuna de adultos que se comporta como si fuera una vacuna de niños en cuanto a eficacia”

Rosario Cáceres, coordinadora de vacunas del CACOF.

Esta vacuna se administra en dos dosis, la segunda entre los dos y los seis meses. Aunque la recomendación es que se inocule a los dos meses, cuando el paciente se va a someterse a tratamiento con quimioterapia se puede hacer una excepción y ponerla entre un mes y dos. No obstante, Cáceres recalca que, en general, para la Farmacia la segunda dosis se pone a partir de las ocho semanas. Además, hace hincapié en que esta vacuna tiene unos resultados de eficacia sorprendentes: “es una vacuna de adultos que se comporta como si fuera una vacuna de niños en cuanto a eficacia. Estas eficacias son un avance científico muy importante”, asegura. De hecho, según un modelo matemático, las respuestas inmunitarias celulares y humorales medias permanecerán por encima de la línea basal durante al menos 20 años (240 meses) después de la vacunación inicial.

Con respecto a las reacciones adversas, la ponente destaca el dolor de brazo por el efecto multiplicador del adyuvante, “las reacciones adversas son más llamativas en pacientes sanos por el sistema de respuesta que tiene nuestro organismo ante la vacuna”, sostiene. Sin embargo, recalca que “es una vacuna que se puede coadministrar con el resto de vacunas del calendario”.

Financiación y recomendaciones

El Ministerio de Sanidad emitió una instrucción en la que especificó que esta vacuna debe estar financiada en pacientes inmunodeprimidos y recientemente se han añadido los pacientes que hayan tenido dos o más herpes zóster y los pacientes con más de 50 años con tratamiento con fármacos inmunosupresores. A parte, se recomienda la vacunación a los 65 y los 80 años.

No obstante, Cáceres recalca que independientemente de que la vacuna esté financiada, según la ficha técnica, pueden beneficiarse de la vacuna todos los pacientes que estén en situación de riesgo a partir de los 18 años y toda la población, independientemente de su estado de salud, a partir de los 50 años. “Es responsabilidad de los farmacéuticos informar a los pacientes de que existe esta herramienta de prevención, ya sea financiada o no”, alega.

“Es responsabilidad de los farmacéuticos informar a los pacientes de que existe esta herramienta de prevención, ya sea financiada o no”

Rosario Cáceres, coordinadora de vacunas del CACOF.

Según las recomendaciones de vacunación frente al herpes zóster de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS), entre los grupos de riesgo incluidos en las recomendaciones se encuentran los pacientes con enfermedades reumáticas sistémicas (artritis reumatoide, lupus, psoriasis…) y crónicas (diabetes mellitus, EPOC, asma, insuficiencia renal, depresión, historial familiar de herpes zóster…), con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), esclerosis múltiple (EM) o inmunodeficiencias primarias (IDPs).

Dudas frecuentes sobre la vacunación

A pesar de que la vacuna no puede producir herpes zóster, dado que es una vacuna inactivada, puede estar contraindicada en personas que son alérgicas a algún componente de la misma o que han tenido una reacción alérgica después de una dosis.

Con respecto a si se puede vacunar a un paciente que ha tenido un episodio de herpes zóster, la respuesta es sí, “la vacuna es segura en personas con antecedentes de esta infección previa a la vacunación”, asegura la coordinadora de vacunas del CACOF. El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (SNS) recomienda retrasar la vacunación entre seis meses y un año tras el herpes zóster en las personas inmunocompetentes, con la finalidad potencial de obtener una mayor respuesta a medio plazo. Sin embargo, en personas con inmunodepresión, y dado el riesgo elevado de recidiva, se puede vacunar inmediatamente tras la recuperación del herpes zóster.

A nivel internacional, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización es un comité dentro de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (ACIP) recomienda que se vacune cuando haya pasado la fase aguda del episodio de zóster y los síntomas hayan disminuido, sin distinguir entre sujetos inmunocompetentes e inmunocomprometidos. Algunas consejerías a nivel nacional como la de Madrid también se posicionan en esta línea.

Además, un paciente que no recuerda haber pasado la varicela se puede vacunar. “La elevada circulación del virus varicela zóster (VVZ) en la población hace que la mayoría de los adultos haya estado expuesto al virus a lo largo de su vida (tasa de seropositividad superior al 90 por ciento en España) y, por tanto, sea susceptible de desarrollar herpes zóster”, afirma Cáceres. En el caso de que el paciente se haya vacunado frente a la varicela, debe esperar un mínimo de ocho semanas para vacunarse de esta infección, concluye.


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