En España, las terapias para el Cáncer de Pulmón que consiguen financiación sin restricciones para la indicación para las que han sido aprobadas sufren retrasos de más de año y medio sobre el plazo establecido legalmente en España, llegando a alcanzar periodos de aprobación de entre 540 y 660 días. Asimismo, aquellas terapias que están todavía en proceso de negociación llevan entre 540 y 840 días en gestión. Además, los únicos que han conseguido precio y financiación en un plazo de entre 12 y 16 meses lo han hecho con restricciones de uso. Esta es la conclusión principal a la que llega el Grupo Español de Cáncer de Pulmón (GECP) en el informe ‘Demoras y Restricciones en el Acceso a Tratamientos Innovadores para el Cáncer de Pulmón en España’, publicado en la Revista Economía de la Salud-EDS.

Estos datos preocupan (y mucho) a los oncólogos españoles, pues saben que a menor disponibilidad de innovación, menos posibilidades para aumentar la supervivencia de sus pacientes. Tampoco es de extrañar que estos datos vean a la luz precisamente ahora, poco más de un año después del inicio de la pandemia, en un contexto donde la asistencia sanitaria del país se ha visto fuertemente afectada. Algo que ha afectado de forma directa a los diagnósticos, y que dibuja un futuro asistencial realmente complicado en el campo de la oncología.

Un informe publicado por el Grupo Español de Cáncer de Pulmón apunta a una brecha de más de un año entre la aprobación y la financiación de las innovaciones

Precisamente esta semana un estudio realizado por el del CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) publicado en el British Journal of Cancer alertaba del aumento preocupante de los tiempos de espera, así como del retraso de los propios pacientes a acudir las consultas, lo que podría tener impacto en retrasos significativos en el diagnóstico y tratamiento del cáncer, con estadios de la enfermedad más avanzados y con graves implicaciones en la supervivencia y calidad de vida de los pacientes.
Ante este escenario, parece razonable pensar en la necesidad de reforzar al máximo la asistencia sanitaria y disponer de las mayores herramientas a nuestro alcance para abordar a estos pacientes. Y, en este sentido, el acceso a las innovaciones será crucial. Si se apuesta por el recorte y no por la inversión España y, sobre todo, los pacientes, sufrirán unas consecuencias que dificilmente se podrán solucionar.