Los sistemas sanitarios de medio mundo se están enfrentando a lo que se ha denominado como ‘tripledemia’: la coincidencia en el tiempo del virus respiratorio sincitial (VRS), influenza y COVID-19. Cabe detenerse especialmente en el primero de ellos, ya que las unidades de Pediatría han (y están) sufriendo una sobrecarga de su capacidad debido al ritmo alarmante de ingresos de niños menores de 5 años en Estados Unidos y Europa.

Por ejemplo, en España, este virus —causante de la mayoría de las bronquiolitis en bebés—, ha provocado que los servicios de urgencias estén registrando incrementos del 50 por ciento de episodios atendidos, en comparación con lo que se computaba en los meses de noviembre de otros años.

El VRS es un patógeno que infecta el tracto respiratorio. En lactantes y niños afecta al tracto respiratorio inferior (TRI) y es la causa más frecuente de bronquiolitis y neumonía en menores de 1 año. El virus también puede infectar el tracto respiratorio superior (TRS) en adultos, y provocar un cuadro parecido a un resfriado común. Y aunque es más habitual en lactantes y niños, está empezando a ser una causa importante de problemas respiratorios en ancianos. De hecho ha sido identificado como la causa de aproximadamente un 10% de los ingresos hospitalarios en la población anciana.

A diferencia de las otras dos enfermedades respiratorias que conforman la citada ‘tripledemia’, es la única para la que aún no existen vacunas aprobadas. Ahora bien, esto podría cambiar pronto.

A principios de mes, Pfizer anunciaba que la agencia estadounidense FDA había aceptado para revisión prioritaria la solicitud de licencia biológica (BLA, por sus siglas en inglés) de su vacuna candidata contra el VRS (PF-06928316 o RSVpreF) en personas de más de 60 años, gracias a los resultados del estudio RENOIR.

Si se aprueba, lo que podría suceder en mayo según destaca Nature, se convertiría en la primera vacuna contra este patógeno. Asimismo, en otro ensayo clínico de la compañía, MATISSE, la misma vacuna también ha mostrado resultados positivos contra el virus en mujeres embarazadas.  En concreto, se observó una eficacia de la vacuna del 81,8% contra la enfermedad grave en bebés desde el nacimiento hasta los primeros 90 días de vida, y una eficacia del 69,4% durante los primeros seis meses de vida.

La eficacia de la vacuna PF-06928316 o RSVpreF está respalda por los resultados del ensayo clínico de fase 3 (NCT05035212) RENOIR: estudio de eficacia de la vacuna VRS en adultos mayores inmunizados contra el virus.

El ensayo clínico de fase 3 (NCT04424316) MATISSE evalúa la eficacia y seguridad de RSVpreF en bebés nacidos de mujeres vacunadas durante el embarazo.

Por su parte, la vacuna candidata de GSK para adultos mayores frente a VRS muestra una reducción de enfermedad grave del 94,1% y una eficacia global del 82,6% en ensayo clínico.

Los datos, que se presentaron en el congreso IDWeek 2022, fueron aclamados como “verdaderamente excepcionales”, dado que hoy en día el VRS “sigue siendo una de las principales enfermedades infecciosas sin vacuna, a pesar de llevar más de 60 años de investigación”, tal y como declaró Tony Wood, Chief Scientific Officer de GSK.

Se ha observado una alta eficacia de la vacuna de GSK frente a la enfermedad grave del tracto respiratorio inferior (TRI)(94,1 por ciento), consistente en adultos entre los 70-79 años (93,8 por ciento) y en adultos con comorbilidades subyacentes (94,6 por ciento).

Anticuerpos monoclonales

Más allá de las vacunas, en lo que respecta a los tratamientos, hasta hace unos meses solo había un fármaco disponible para combatir el VRS, el anticuerpo monoclonal Synagis (palivizumab), desarrollado originalmente por la empresa farmacéutica MedImmune, en Gaithersburg, Maryland (Estados Unidos). Sin embargo, el elevado coste y su administración mensual no permite utilizarlo como profilaxis universal.

No obstante, el pasado 4 de noviembre, Beyfortus (nirsevimab, Sanofi y AstraZeneca) recibió la autorización de la Comisión Europea (CE) para la prevención de la infección del TRI causada por el VRS en recién nacidos y lactantes.

Beyfortus es un anticuerpo monoclonal dirigido contra el epítopo Ø de la configuración prefusión de la proteína F, que es 50 veces más potente que el palivizumab y con una sola inyección mantiene niveles protectores, al menos, durante 150 días, según destaca la Asociación Española de Pediatría (AEV).

Por tanto, pronto se podría disponer de un arsenal terapéutico importante para combatir el VRS.


También te puede interesar…