J.R. Barcelona | jueves, 07 de diciembre de 2017 h |

La revista EDS recoge una entrevista con Guillem López-Casasnovas, uno de los economistas de la salud más prestigiosos del país.

Pregunta. El congreso de ESMO ha puesto de manifiesto el reto del acceso a los medicamentos oncológicos, ¿qué habría que hacer para garantizar el acceso?

Respuesta. Escrutar prestaciones ya por la vía de la efectividad relativa o de coste utilidad. Abrir nuevas vías de financiación con reparto más ajustado en cargas a usuarios y a contribuyentes. En España, tal como estamos ahora, sin una agencia idiosincrática propia que haga el trabajo al estilo del NICE inglés, iremos a rebufo. The Economist ha publicado recientemente un special issue sobre nuevos tratamientos oncológicos y las dificultades para priorizar y garantizar la sostenibilidad. Si este trabajo no lo afrontan motu proprio las agencias europeas o españolas, corres el riesgo de ir a rebufo de las prestaciones asistenciales, la industria, las sociedades científicas, los grupos de pacientes…

P. Usted ha comentado que los grupos políticos no deben buscar “un pacto de Estado para la Sanidad, sino un pacto de procedimientos”. ¿Qué significa esta idea?

R. Como la necesidad de priorizar demandas en salud es una causa justa, habría que llegar a un compromiso, a un procedimiento acordado, para no hacer disputas políticas del tema. El problema no es tanto la sostenibilidad, sino cuán solvente es el sistema para hacer frente a los retos. Hay que tener en cuenta que el concepto de sostenibilidad es político. Es lo que marca el Parlamento que se debe dedicar a sanidad.

P. En un reciente artículo usted señalaba que los mecanismos de control presupuestario (techos de gasto) pecan de arbitrarios y poco claros.

R. La sostenibilidad se ha de ligar a la financiación y no al PIB, y en el gasto distinguir precios de cantidades para identificar precios de productos innovadores y no innovadores. Una burda regla macro de hacienda no es nunca sustitutiva de una buena política sanitaria. El PIB está creciendo en torno al 3 por ciento, pero los ingresos crecen un 7 por ciento. Habría que anclar la sostenibilidad a la generación de recursos. Si dices que hay que vincular el gasto, no puede dar igual que el gasto crezca porque ha aumentado el precio o la cantidad. En política sanitaria esto es muy diferente. Si te basas solo en precios, no es lo mismo que crezcan los de los medicamentos innovadores que todos por igual. Estas reglas de gasto tranquilizan al Ministerio de Hacienda, pero no sustituyen la política sanitaria. La consolidación del gasto no puede ir en contra de políticas activas en medicamentos innovadores o reducir la utilización innecesaria de ciertos consumos.

P. ¿Considera que la reforma del modelo de financiación autonómica elaborado por la comisión de expertos a la que usted pertenece ayudaría a corregir desigualdades?

R. Sí, de hecho, todas las reformas de financiación han cerrado las brechas sanitarias. Cuando hay una descentralización sanitaria, esta se visualiza de forma diferente. Es decir, los de abajo empujan hacia la media, y hacen crecer el volumen de gasto sanitario público. Así que la descentralización ayuda a reducir la desigualdad. Pero los que están arriba pueden tener tentaciones de huir hacia adelante. Es decir, de ofrecer servicios fuera de catálogo, de dar más que otras comunidades autónomas. Si pagan ellos, nada que decir. Pero no veo correcto salirse del paquete básico pidiendo más financiación para que paguen otros.