En ocasiones, las situaciones de crisis pueden generar nuevas oportunidades. Este ha sido el caso de Lilly durante la pandemia, que a pesar de no contar con líneas de investigación relativas a la COVID-19, en esta tesitura ha abierto nuevas iniciativas con el fin de contribuir a la pandemia. Nabil Daoud, presidente de Lilly España, Portugal y Grecia, reflexiona sobre la actividad de la compañía.

Pregunta. ¿Cómo ha impactado la pandemia en la actividad de la compañía? ¿Cree que estos meses de crisis dejan algún aprendizaje a tener en cuenta de cara al futuro?

Respuesta. Ha afectado mucho a la manera en que trabajamos. En el sector nos tuvimos que adaptar en cuestión de días a la manera de trabajar; en nuestro caso, tuvimos que mandar a casi 30.000 empleados alrededor de todo el mundo a casa y seguir trabajando como si nada. Por otro lado, desde el inicio de la pandemia nuestra prioridad era asumir la producción de medicamentos y el suministro porque tenemos alrededor de 1,5 millones de personas en España que toman medicamentos de Lilly; por eso, teníamos que asegurarnos que el suministro no se interrumpiera, dando prioridad a todos los empleados que trabajan en el área de producción.

El segundo impacto que ha tenido la pandemia es que a pesar de que nosotros no trabajábamos en medicamentos que pudieran estar relacionados con la COVID-19, sí que pensamos que teníamos varias plataformas científicas y de investigación que podrían servir para resolver la crisis. Por ello, nos metimos muy rápidamente a tratar de solucionar el problema a través de dos alianzas. Una con una empresa canadiense y otra con una china, con las que tratar de desarrollar anticuerpos monoclonales que puedan neutralizar este coronavirus. Básicamente, esas empresas a lo que se dedicaban era a identificar personas que habían superado la enfermedad, ver qué anticuerpos habían desarrollado y, basándose en eso, ver cuáles eran los más potentes que podían desarrollarse. Nosotros colaboramos en la identificación y desarrollo clínico de esos medicamentos. Con todo esto, podríamos decir que la segunda huella que nos deja esta situación es que en nueve meses hemos pasado de ser una empresa que no tenía nada en tratamiento contra la COVID a tener, en adición a nuestras líneas de desarrollo, dos proyectos de anticuerpos aprobados por la FDA y que ya se han utilizado en varios países.

P. ¿Cómo ha contribuido Lilly a nivel global y la filial española en particular en esta crisis sanitaria?

R. A nivel global, a día de hoy, tenemos tres medicamentos con aprobación de emergencia para la COVID. Uno de ellos es un medicamento del que disponíamos indicado para artritis reumatoide; este hallazgo lo logramos porque al principio de la pandemia unos algoritmos de inteligencia artificial lanzaron la hipótesis de que podría ser útil para pacientes con COVID grave; el proceso dio resultados positivos y ahora está disponible.

La línea de investigación que es menos ‘casual’, es la de los anticuerpos neutralizantes y en ella seguimos, con el desarrollo de varios tipos que funcionen frente a las posibles variantes. Estamos desarrollando otros anticuerpos que puedan ser aún más eficaces en esta carrera contra variantes o mutaciones del virus. Esta, es una línea de investigación totalmente orientada a tratamientos con la intención de que su utilización sea mínima, ya que esperamos que las vacunas permitan que esto deje de ser un problema tan grande. Pero sabemos que no toda la población mundial se va a vacunar, y además la eficacia de las vacunas no es del 100%. Por ello pensamos que es importante complementar las vacunas con opciones terapéuticas y nuestro eje son los anticuerpos neutralizantes.

P. Lilly ha sido reconocida en el Índice de Innovación Farmacéutica anual de IDEA Pharma como la empresa farmacéutica más innovadora. ¿Qué puntos cree que han motivado este reconocimiento?

Por un lado creo que esta labor de investigación en COVID ciertamente ha contribuido a lograr este reconocimiento; pero también llevamos con orgullo otras de las líneas de investigación en las que trabajamos como la diabetes, el cáncer, las enfermedades autoinmunes y las degenerativas… Hemos obtenido un alto éxito en los estudios clínicos core en 2020. El año pasado aumentamos la inversión en I+D a nivel global en un 9 por ciento y, afortunadamente, muchas de estas moléculas para enfermedades muy complejas como el alzheimer, la búsqueda de terapias más eficaces contra la diabetes o las terapias dirigidas en cáncer, han cosechado resultados positivos. Este Índice reconocer la tasa de éxito, y estamos en una carrera que genera mucha incertidumbre, pero en este periodo sí ha dado sus frutos.

P. La compañía centra su actividad de I+D en diferentes especialidades como la oncología, la diabetes o la inmunología entre otras. ¿Podría destacar algunas de las líneas de investigación más importantes en las que se esté trabajando en la actualidad?

R. En estos momento tenemos 62 moléculas en estudios clínicos. Hay que desarrollar una molécula, testar in vitro y luego ya en humanos que es la fase más costosa. Por ello es importante remarcar que contamos con 62 en estudios clínicos, de las cuales 18 están en Fase 3. Además, están muy bien distribuidas en en diabetes, cáncer, enfermedades neurodegenerativas y otras áreas en las que hemos invertido muchos esfuerzos. Aunque hemos acumulado muchos fracasos en áreas como las neurodegenerativas que tienen muchas carencias, hay que perseverar y seguir investigando. También, en especialidades como el dolor.

El objetivo que nos marcamos es tratar de traer tres nuevas moléculas al año en la próxima década a los pacientes; pensamos que tenemos buenas posibilidades para lograrlo porque, aunque las 62 que están en investigación no llegarán a buen puerto, muchas de ellas tienen potencial. Entre las promesas de nuestro pipeline hay novedades en Alzheimer [donanemab] y una molécula innovadora en Fase 3 a puntos de someterse a evaluación regulatoria para diabetes tipo 2 [tirzpeatida].

P. ¿Qué importancia tiene la colaboración con otras empresas en la actividad de Lilly?

R. A nivel de investigación es muy importante, podríamos decir que en todas las áreas core tenemos colaboraciones con empresas de todo el mundo. Estamos muy contentos de poder unir fortalezas. A veces, esta colaboración se hace manteniendo esas dos empresas completamente separadas y otras a través de una adquisición, como la última que realizamos con Loxo Oncology; esta es una empresa pequeña totalmente dedicada a la investigación en cáncer y terapias dirigidas y de precisión. Con esta alianza, por ejemplo, hemos podido fortalecer nuestra plantilla de investigación en cáncer y avanzar en líneas relativamente nuevas para nosotros.

P. Como consecuencia de la situación actual, se está hablando mucho de la estrecha relación que hay entre los conceptos de I+D y acceso. ¿Cómo se trabaja desde Lilly para asegurar e incrementar la equidad en el acceso?

R. El primer reto que tenemos es básicamente cada vez pensar más en el diseño de nuestros ensayos clínicos antes de la fase regulatoria y después, en la fase postregulatoria, ver cómo generamos datos que certifiquen el valor de los medicamentos. Las agencias regulatorias, gobiernos, compañías y todos aquellos decisores, lo hacen basándose en estos datos. Lo que quremos hacer es mostrar el valor de estos medicamentos. Lo que está cogiendo valor de cara al futuro es aumentar el peso de estudios de vida real, porque quizá la carga de desarrollo de medicamentos a través de ensayos clínicos basados en cumplir los requerimientos regulatorios, puede dejar preguntas no resueltas sobre las ventajas que ofrece un fármaco respecto a otras alternativas terapéuticas en vida real. Ese es un eje de trabajo por el que apostamos mirando al futuro para poder dar respuestas más prácticas a problemas sanitarios y ver en qué pacientes puede funcionar mejor cada opción.

P. ¿Qué objetivos persigue la compañía a corto, medio y largo plazo?

Este año cumplimos 145 años de historia como empresa, hemos pasado por picos y valles en productividad e I+D. El propósito es mejorar la vida de las personas a través de la innovación en medicamentos; esto es el corazón y la sangre de Lilly.

Podemos mirar la próxima década con optimismo, porque estamos en una situación de muy buena productividad científica no solo en Lilly, sino en el sector en general. Ahora, con los avances en Inteligencia Aritificial y todo el nuevo conocimiento generado, como por ejemplo el uso de ARN mensajero en las vacunas… hay nuevas vías con un potencial de explotación infinito.

Por tanto, nuestro propósito es seguir trabajando en estas líneas para acelerar nuestro crecimiento hasta el doble dígito enfocado por volumen e innovación de tres nuevos medicamentos al año en nuestras áreas core.

La filial española está muy alineada con esta visión global. Por un lado participamos con fuerza en investigación; en Alcobendas contamos con uno de los centros de I+D más importantes en oncología, con gran contribución en ensayos clínicos.  Somos el segundo país detrás de Estados Unidos desarrollando en este aspecto. Más allá de la investigación, conseguir que estos medicamentos estén disponibles para la población es prioritario en nuestra perspectiva.


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