“El CGCOF también nota los efectos de la crisis”

Alberto cornejo

Madrid

Apenas unos meses han bastado para que Luis Amaro, la persona elegida por Carmen Peña para gestionar los recursos económicos del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF), haya pasado “por completo” la página como presidente del COF de Pontevedra, presidencia que tuvo que dejar obligatoriamente para ocupar su nueva responsabilidad. Ha pasado página no porque esta etapa fuese mala. Todo lo contrario, disfrutó “muchísimo”, pero llevar la tesorería de un organismo nacional “implica una dedicación mental exclusiva”, indica. Eso sí, se mantiene “permanentemente al tanto” de todo lo que acontece en la farmacia pontevedresa.

Pregunta. Tomó las riendas de la tesorería del CGCOF en junio. No parece el mejor momento para acceder a un puesto de índole económica, ¿no?

Respuesta. No hay problema. Es una motivación más para hacer mejor aún si cabe mi trabajo.

P. Pero, ¿un organismo como el Consejo General también nota los efectos de la crisis?

R. Obviamente. La recesión económica es un problema global y, por lo tanto, el Consejo General no es ajeno a ello. De uno u otro modo lo estamos notando.

P. Al menos, ¿el sistema de autofinanciación minimiza el impacto?

R. Principalmente, nuestro sistema de ingresos se divide en dos partes: ingresos por cuotas y por servicios. En los últimos años está ganado peso esta segunda rama. Sin embargo, los ingresos por servicios son los que más se ven afectados por esta situación actual.

P. ¿En qué sentido?

R. Estos servicios son demasiado dependientes de la coyuntura económica. A día de hoy, en la oferta de servicios, bien sean cursos u otras actividades formativas, hay muchísima competencia. Y, además, puede que el contexto económico actual repercuta en la inscripción.

P. La crisis actual, ¿hace necesario plantear nuevas fórmulas de financiación?

R. Se están estudiando desde hace tiempo, pero siempre partiendo de la base que la estructura más sólida de financiación seguirán siendo las cuotas colegiales. Quizá pueda potenciarse más la vía de los patrocinios.

P. ¿Qué proyectos actuales, bien promovidos por el Consejo General o en los que esté involucrado directamente, obligan a un mayor esfuerzo económico?

R. Principalmente la receta electrónica, aunque hay que matizar que los organismos que de verdad están asumiendo los costes de implantación del sistema son los colegios provinciales. Nosotros sólo gestionamos los soportes.

P. Hablemos de otro ambicioso proyecto en marcha: el desarrollo de la Atención Farmacéutica. ¿Se necesita una mayor inyección económica por parte de las administraciones para su evolución?

R. Aunque todo tiene su traducción en dinero, creo que lo que se necesita en este caso es más tiempo para ello, y no tanto una mayor inversión económica.

P. Por cierto, en lo estrictamente económico, ¿cómo son las relaciones con los colegios provinciales? ¿Hay más batallas de las que puedan suponerse?

R. Las relaciones son buenas, tanto en la organización como en la cofinanciación de campañas sanitarias. Cuando un colegio pone en marcha a nivel local una determinada campaña y se revela de gran utilidad, el Consejo General está encantado de asumir su implantación a nivel nacional.

P. Respecto al retraso que sufren en el pago de sus facturas las farmacias de algunas regiones. Poco o nada puede hacer el Consejo General, ¿no?

R. La transferencia de competencias a las comunidades autónomas acarrea que sean problemas que tengan que resolverse a nivel autonómico. Nosotros sólo podemos trabajar en la coordinación a nivel nacional de estos problemas. Por ejemplo, poniendo en conocimiento de todos los colegios cuál es la situación en cada región, cómo están intentando solucionarse estas situaciones en cada zona… Pero, en términos económicos, nada podemos hacer.

P. Otro tema de actualidad: la posible creación de nuevas vocalías o subvocalías aprovechando la renovación de los estatutos del Consejo General. ¿Contar con nuevos departamentos obligaría a hacer malabares con los presupuestos anuales?

R. No tendría por qué ser así, pero de momento ni me lo planteo hasta que no sea un debate real.