| viernes, 17 de diciembre de 2010 h |

Pablo Martínez, periodista e historiador

Mientras que el sector sanitario observa que las deficiencias en la financiación del sistema público hacen mella —retrasos en el pago a proveedores y farmacias, descuentos y rebajas en los precios de fármacos y productos sanitarios, omisión de contrataciones del personal imprescindible para atender la demanda, práctica desaparición de las inversiones en infraestructuras para 2011, en definitiva, insostenibilidad del SNS tal y como lo conocemos a corto plazo— los políticos en activo, empezando por la titular de Sanidad, Leire Pajín, y continuando por la mayoría de los consejeros de Sanidad autonómicos, niegan el problema financiero, evitan fórmulas como el copago y parece no preocuparles que el posible Pacto por la Sanidad se haya esfumado.

“¡Hay elecciones municipales y autonómicas en mayo y eluden el problema como los avestruces, escondiendo la cabeza debajo del ala!”, me comenta un amigo que busca alguna justificación a la negación de la realidad. “Ojalá fueran como los avestruces. A los avestruces, les han colgado el sambenito de eludir los problemas con el simple recurso de dejar de verlos, pero no es cierto”, le contesto. Su conducta responde a un técnica de camuflaje, como que la llevan a cabo otras especies. Bajan la cabeza a ras de suelo para evitar que los depredadores los reconozcan a distancia, además, en el caso de estar empollando el nido, ocultan su posición y así defienden a su prole.

Los políticos que niegan que el SNS está arruinado, mi amigo tiene razón, sólo tratan de ganar tiempo. El escenario económico no permite rescates de la deuda sanitaria como los llevados a cabo en época de los ministros José Antonio Griñán y José Manuel Romay Beccaría y lo que es más probable que sobrevenga es una economía de guerra. Es decir, escasez, autarquía y bienes únicamente disponibles para los que puedan pagarlos, como ocurre en las guerras con el estraperlo. Una de las pocas opciones posibles, apuntada por José Ramón Repullo y José Manuel Freire, es una despolitización de la sanidad, una agencia del SNS tipo Banco de España o Radio Televisión Española.