EG es un periódico que se ha hecho
imprescindible para todo el sector del medicamento
Sergio Alonso es redactor jefe de ‘La Razón’
Las reglas generales de la ortodoxia y de lo políticamente correcto ordenarían imprimir a este artículo un tono autocomplaciente, institucional y sobrecargado de lugares comunes. Sería, de hecho, el más apropiado para felicitar públicamente a un medio como EG por cumplir 500 números en una posición de referencia en la prensa especializada que hace años pocos, muy pocos, eran capaces de atisbar. Sin embargo, no voy a hacer aquí un artículo de conmemoración al uso ni sujeto a los moldes preestablecidos. Medio millar de semanas después, y bajo la dirección de Santiago de Quiroga y la paciencia de todo el equipo de redactores y publicistas que han hecho grande al medio, este rincón sigue siendo un reducto de libertad. Como lo es también el periódico en pleno. No caben por tanto en la efemérides las medias tintas ni las frases huecas tan empleadas en otros acontecimientos parecidos, aunque desgraciadamente cada vez más escasos. Al grano. EG triunfó donde muchos otros fracasaron porque dice verdades como puños, se moja hasta la pantorrilla donde otros callan mientras sonríen de forma ofidia, apuesta y, generalmente, da en el clavo y gana, y porque abre tendencias que marcan rumbos, orientan políticas, generan decisiones y contribuyen en el fondo a mejorar la sanidad, el fin último y primero de esta publicación y de todos los que escriben en ella. En una palabra, EL GLOBAL INFLUYE con mayúsculas, y como si de una Biblia se tratara, está siempre presente en la mesa de trabajo de ministros y altos cargos, consejeros y lugartenientes, CEOS de la industria y directivos adjuntos, consejos y colegios relacionados con los medicamentos, sociedades científicas y líderes profesionales. Se ha hecho imprescindible para todo el sector.
El trayecto para tan idílico viaje ha sido duro, muy duro, y a la vez sencillo. La verdad, le duela a quien le duela, triunfa siempre. La información, también. Y la opinión fundada, más de lo mismo. En esto, EG no se arruga, y ésa es la fuerza que le acompaña allá donde va, su principal tarjeta de visita. Los ejemplos de tales asertos son palpables y públicos: con sus exclusivas, noticias u opiniones, el buque insignia de Contenidos ha pisado callos, irritado a ministros y enervado a consejeros. No le han dolido tampoco prendas en llamar pan al pan y vino al vino, elogiando proyectos coherentes o destripándolos, cuando eran lesivos para el sector. Farmacias, laboratorios y profesionales han tenido y siguen teniendo en él al mejor aliado, y los que no han aprovechado esta mano tendida que en forma de periódico les llega cada lunes, es que todavía no se ha enterado de la película. Quiroga, Jesús Díaz y la laboriosa y encomiable plantilla de profesionales que les rodea han hecho de la libertad la premisa fundamental de la independencia y de la credibilidad. Para ello, han aguantado estoicamente presiones y llamadas, quejas y lamentos, llantos de plañideras y ladridos varios. Nunca les tembló el pulso, ni pidieron a sus colaboradores que pisaran el freno. Ésa es su grandeza. No es de extrañar por ello que EG alcance los 500 números, ni que llegue a los 1.000 o a los 2.000 en plenitud de facultades.
Preguntas sin respuesta
¿Qué presidente de una sociedad científica de primaria obtuvo cero votos para ser vocal de la nueva Junta directiva de Facme?
¿Qué persona ha sido clave en la entente secreta formada por industria, distribución y farmacia contra las subastas de medicamentos en Andalucía?
¿Va a echar mano Leire Pajín de los Repullo´boys a la hora de completar el organigrama del Ministerio de Sanidad?
¿Quién redactó de puño y letra el decreto de prescripción enfermera?
¿Qué prepara una conocida patronal contra la campaña de genéricos del Ministerio de Sanidad?