Nieves Sebastián Redactora en El Global | miércoles, 17 de abril de 2019 h |

En diferentes especialidades, aunque sobresale la oncología, la medicina de precisión está adquiriendo cada vez una importancia mayor. Uno de los parámetros que influye en esta progresión es la identificación de nuevos biomarcadores sobre los que se dirigen las nuevas opciones terapéuticas.

Durante la última década, tal y como se observa en el gráfico, el número de biomarcadores en diversas especialidades ha aumentado significativamente, lo que permite tratarlos con mayor precisión. Estos biomarcadores tienen varias funciones, como analizar los tumores de una manera más concreta y ver qué opción terapéutica podría ser más adecuada o ver de qué manera funciona el tratamiento seleccionado.

Uno de los máximos exponentes de este avance es el cáncer de pulmón de células no pequeñas, como consecuencia de los avances que se han realizado en términos de biología molecular. Por ello, ya existen varios tratamientos basados en las terapias dirigidas, que se dirigen principalmente hacia las proteínas PD-1 y PD-L1. Actualmente, hay un nuevo marcador en investigación, el TMB, aunque este todavía hay que concretar su fiabilidad.

A la hora de introducir estos tratamientos, el factor económico cobra gran relevancia puesto que quedan retos por solucionar en esta materia como el de alcanzar la equidad en el acceso en diferentes territorios.


El hallazgo de nuevos biomarcadores facilita el desarrollo de fármacos que se dirijan cada vez a dianas terapéuticas más concretas


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