Nieves Sebastián Madrid | viernes, 10 de enero de 2020 h |

Imagine que el hallazgo de la penicilina, acometido por el científico Alexander Fleming y rematado por el farmacólogo Howard Florey y el químico Ernst Chain, no se hubiera aplicado a la medicina, por falta de recursos, credibilidad, o poca comunicación entre ciencia y clínica. El hecho de que la penicilina se pudiera usar para tratar las infecciones de los pacientes desde finales de los años 50 supuso una de las grandes revoluciones de la medicina, beneficiando a un número ingente de personas hasta la actualidad.

Este paso del laboratorio a la realidad es lo que se denomina ‘transferencia tecnológica’. El potencial de España en I+D es enorme, lo que lo respaldan datos tales como que nuestro país se sitúa en la posición 12 a nivel mundial en producción de publicaciones científicas, representando éstas un 2,5 por ciento de las generadas a nivel mundial. “El reto en España y Europa es convertir el conocimiento en empresa”, asegura Óscar Sala, director de The Collider (programa de innovación promovido por Mobile World Capital Barcelona).

El proyecto tiene como objetivo crear las condiciones necesarias para que se produzca la transferencia tecnológica; para ello, se analizan las necesidades que tiene el mercado, se seleccionan los proyectos con más posibilidades de ser aplicados a la vida real y se acompaña a los científicos encargados del proyecto para que este llegue al mercado.

A pesar de este asesoramiento, Sala considera fundamental “que haya una fase de la investigación en la que no intervenga la empresa”. De esta manera, según el director de The Collider, se puede lograr innovación disruptiva desde la ciencia básica. Lo que sí señala Sala es que, una vez el proyecto alcance una cierta madurez, “es necesario un impulso que lo traslade a la realidad”.

Dos de los factores para que la investigación científica se convierta en algo tangible, en palabras de Sala, son “fomentar la cultura emprendedora en la universidad” y “promover la conversación entre universidad y empresa”.

Oportunidades y retos

“Aquellos países con mayor transferencia tecnológica generan riqueza: más puestos de trabajos, clústers especializados, un nuevo modelo de industria… el mundo ha cambiado en los últimos años y esto ya no va de internacionalizarse sino de competir mejor”, asevera Sala.

Las nuevas tecnologías abren un nuevo paradigma en el que se generan nuevas posibilidades, pero también se crean nuevos desafíos. Los principales identificados por ‘The Collider’ son superar la desconfianza existente entre universidad, investigación y empresa; mejorar la capacidad de absorción tecnológica de la empresa para que integre conocimiento externo y establecer políticas de I+D estables y sostenidas en el tiempo.

Hablando de inversión, Sala plantea la necesidad de “flexibilizar la ciencia, que el científico tenga los ingredientes para seguir haciendo ciencia aquí y que no se vaya a otros países”. Además, también insta a valorar la calidad por encima de la cantidad en esta área. “Está bien generar papers, patentes… pero hay que ver cuál es el retorno de la producción científica; se debe flexibilizar la manera en que los científicos trabajan y, por qué no, plantearnos una retribución orientada al valor generado”.

Sanidad y farmacia

Ante esta situación cabe plantear cómo impacta la falta de transferencia tecnológica al sector farmacéutico y al sanitario. En palabras de Sala, “más que como afecta hay que atender al coste de oportunidad”. En este sentido, cree que la pérdida es relevante a varios niveles y que “debemos intentar entre todos utilizar la tecnología para mejorar aspectos como el abordaje de diferentes enfermedades o el desarrollo de fármacos”.

Aun así Sala es optimista sobre la situación en España. “En el ámbito de la salud no tengo dudas de que tenemos todos los ingredientes para ser referencia en Europa, pero hay que fomentar una mayor colaboración; si no, otros países que también lo están haciendo muy bien nos pasarán por delante”, concluye.


El programa ‘The Collider’ se encarga de crear las condiciones para que se dé la transferencia tecnológica



Flexibilizar el trabajo de los científicos y medir el retorno de la producción aportan calidad al sector


De la teoría a la práctica

Dentro del sector farmacéutico y el sanitario, el programa The Collider trabaja actualmente con tres proyectos para impulsar la transferencia tecnológica.

En primer lugar está Pharmacelera, que se basa en la creación de una base de datos de principios activos para que las compañías farmacéuticas puedan investigar nuevos fármacos con más agilidad. Uno de los problemas con el que se topan desde Pharmacelera en la actualidad es que hay empresas que no están dispuestas a compartir estos datos, pero desde The Collider lo califican como un proyecto “muy visionario” y que puede tener un gran impacto en la manera en la que trabajen las farmacéuticas.

Desde RheoDx trabajan en la creación de un dispositivo portátil que mejora la eficiencia en el seguimiento de las enfermedades hematológicas. Este instrumento permite, con una gota de sangre, la detección de diversas enfermedades hematológicas en unos minutos. Una de sus aplicaciones inminentes es la de ayudar a los médicos a saber si la sangre de una persona es apta para transfusiones.

Por último, en Icaria han desarrollado un sistema que permite medir la presión arterial de manera no invasiva, solo con tocar la punta de los dedos. Este dispositivo está todavía en fase de validación pero sería de gran utilidad en el abordaje y tratamiento de enfermedades cardiovasculares.