Redacción Madrid | viernes, 12 de julio de 2013 h |

La Farmacia debe conseguir ser cada día más rentable. Uno de los elementos que debe tener en cuenta para conseguir este aumento de los beneficios es la optimización de las compras. Por ello debe saber gestionar de manera eficaz el stock, buscando reducir al mínimo los niveles de existencia, siempre que se asegurando el suministro cuando el paciente lo necesite.

Pero, ¿cómo se gestiona el stock? Antes de reducirlo, la farmacia debe saber que lo primero que hay que tener en cuenta es de qué artículos hay stock sobrante y de cual se puede prescindir. Para medirlo se tiene que utilizar el coeficiente de rotación anual (CR), es decir, el número de veces que se ha vendido el stock medio de la Farmacia en un año. Para realizar adecuadamente esta medición, se debe dividir el cociente de las ventas en valores entre el stock actual en valores. El resultado debe ser superior a 7 y tender a 10.

Al unísono, se tiene que tomar las medidas oportunas para gestionar bien el stock, que serían cuatro. En primer lugar, hay que establecer familias y categorías de productos, clasificando cada una siguiendo los criterios adecuados y aplicando las fórmulas matemáticas y la gestión activa de stocks.

La clasificación ABCD

El fin de esta clasificación es identificar los productos que tienen mayor valor global, los que necesitan más atención en términos de tiempo y control y permite determinar el nivel de servicio y el grado de atención por parte del responsable de compras. Así podemos diferenciar entre cuatro subgrupos. Los artículos A son aquellos formados por un número reducido de artículos que más se venden (al menos una unidad al día), por lo que necesitan un mayor control. Representan un gran porcentaje en cuanto al valor total del stock, por ello, su reposición debe estar muy vigilada. Tienen un carácter estratégico, en ellos radica el beneficio de la Farmacia por su importancia en la cuenta de explotación. Se compran a un proveedor primario o al laboratorio directamente según la máxima rentabilidad.

Los artículos B suponen el 10 por ciento del total del producto (se vende al menos uno cada quince días). Se controla mensualmente para conocer su evolución hacia los productos A o C. Estos dos tipos de productos suponen el 60 por ciento de las ventas totales de la farmacia.

Los artículos C, por su parte, suponen el 30 por ciento de las ventas totales de la Farmacia (se venden entre 15 y una unidad al año). Son productos relacionados con el servicio, calidad o prestigio. Por último, los artículos D suponen el 10 por ciento de las ventas de la Farmacia. Se vende menos de una unidad al año.

Esta diferenciación servirá al farmacéutico para alcanzar una gestión óptima del stock, tarea indispensable hoy en día. Se deben fijar unos mínimos y máximos y un control diferenciado de los mismos, es decir, realizar la clasificación de las categorías de productos en los listados ABCD para conocer su rentabilidad.