El cáncer de colon causa alrededor de 11.000 fallecimientos anuales en España y su prevalencia se estima en unos 220.000 casos. Su alta incidencia, unido a la agresividad de la enfermedad, convierten la detección precoz en una herramienta fundamental para aumentar la supervivencia en esta enfermedad.

Y aquí es donde entran los programas de cribado de cáncer colorrectal, que muestran luces y sombras en sus diferentes ámbitos, tal y como se ha podido leer en los últimos días en los medios de Gaceta Médica y El Global.

Por un lado, la farmacia está haciendo una labor excepcional. Más de 2.500 farmacias comunitarias de País Vasco, Navarra, Cataluña, Murcia, Comunidad Valenciana y Baleares colaboran en los programas de cribado de cáncer de colon. De esta forma, las oficinas de farmacia pasan a contribuir activamente tanto en la detección precoz de este cáncer, a través de la dispensación de kits de recogida de muestras a la población diana, como en la aportación de información sobre todo el proceso.

Hoy en día, la profesión farmacéutica está muy implicada en aportar su grano de arena de cara a frenar las cifras de esta enfermedad. De hecho, el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (CGCOF) forma parte de All.Can, plataforma internacional, presente ya en 18 países, cuyo objetivo reside en identificar y fomentar la implementación de propuestas concretas que ayuden a mejorar el abordaje del cáncer.

Los programas de cribado de cáncer colorrectal en España se dirigen actualmente a personas de entre 50 y 69 años sin antecedentes familiares ni otros factores de riesgo. Recientemente, el Ministerio de Sanidad ha anunciado a través de la Direccion General de Salud Pública que ampliará hasta los 74 años los cribados en cáncer colorrectal, alineándose con las recomendaciones de internacionales.

Ampliación muy celebrada por los pacientes y los profesionales que indican que casi el 57 por ciento de los diagnósticos de cáncer de colon se realizan a partir de los 70 años y un cuatro por ciento por debajo de los 50.

Sin embargo, también apuntan a los diversos obstáculos y desafíos que hay que abordar para poder llevarla a cabo correctamente. Retos como la desigualdad en la cobertura, la baja participación de la población y los falsos positivos en los test de sangre oculta en heces (TSOH).

Por tanto, desarrollar estrategias que incrementen la precisión de los métodos de detección para continuar mejorando los programas de cribado se han convertido en una necesidad. Si bien los test de sangre oculta en heces son ampliamente utilizados, la sangre no es un marcador específico de cáncer colorrectal, lo que implica una alta tasa de falsos positivos y un elevado número de colonoscopias innecesarias. Además, pueden generar preocupación y molestias innecesarias para los pacientes.

En este sentido, los programas de cribado necesitan renovar el enfoque, centrándose en la personalización del cribado basada en el riesgo individual. Esto podría incluir factores genéticos, historial familiar y otros biomarcadores que puedan predecir con mayor precisión el riesgo de cáncer colorrectal.

Además, la investigación ha continuado con métodos de detección menos invasivos y más precisos, como pruebas basadas en ADN en sangre, o incorporar el estudio de la flora bacteriana de la mucosa del individuo, lo que ha revolucionado el campo del cribado. Estas pruebas, al ser menos invasivas y potencialmente más aceptables para los pacientes, podrían mejorar la participación y permitir una detección más temprana y frecuente.

Por tanto, la clave radica en seguir utilizando estrategias de éxito, como la participación de las farmacias, y la incorporación de nuevas herramientas innovadoras que faciliten la detección, la participación y la accesibilidad.