Con la llegada del invierno, la piel se resiente. El frío, las bajas temperaturas, el viento y la lluvia son factores que la afectan, por lo que es fundamental prestar especial atención a su tratamiento diario. El farmacéutico puede ser un agente clave en este cuidado de la piel.
Poner en valor el papel fundamental de este profesional sanitario en cuanto al conocimiento de los productos y el consejo personalizado es fundamental. “El farmacéutico puede ofrecer a sus clientes consejo profesional sobre los productos más adecuados a sus necesidades específicas”, señala Jaume Pey, director general de Autocuidado de la Salud, anefp.
“El consumidor actual busca información detallada sobre los ingredientes de cada producto y prefiere probar y seleccionar solo aquellos que se ajusten a sus necesidades”, añade Pey. Además, el ciudadano actual también muestra una mayor sensibilidad hacia el entorno que lo rodea. “Al consumidor le preocupa el impacto ambiental de los productos que utiliza, lo que influye directamente en su decisión de compra”, señala Pey.
En este sentido, es fundamental destacar la colaboración entre farmacéuticos, industria y dermatólogos. “Estos profesionales comparten su conocimiento, lo cual es ideal, ya que los farmacéuticos conocen muy bien las necesidades de los ciudadanos que visitan su farmacia cada día”, explica Pey.
Ofrecer asesoramiento y productos personalizados que respondan a las necesidades de los ciudadanos en el cuidado de la piel es una habilidad poco reconocida en este profesional, pero puede resultar muy valiosa en el tratamiento de problemas cutáneos.
La dermocosmética
Por lo tanto, la figura del farmacéutico se vuelve fundamental, especialmente ahora que el cuidado de la piel ha evolucionado de ser meramente cosmético a tener un enfoque casi médico. La tendencia en auge es la dermocosmética, que se sitúa entre los cosméticos y los medicamentos. De hecho, los productos dermocosméticos actúan como complementos eficaces de tratamientos médicos y como potenciadores de diversos aspectos de la belleza.
La dermocosmética abarca una variedad de productos destinados al cuidado de la piel y el cabello, con el objetivo de tratar afecciones específicas de la piel. Su propósito principal es mejorar la salud y la apariencia dermatológica. Estos productos suelen ser evaluados por laboratorios de renombre, lo que brinda a los consumidores garantías sobre su eficacia. De esta manera, proporciona un método efectivo para prevenir y combatir problemas de la piel como pueden ser el acné, las manchas, la caída del cabello o la dermatitis, favoreciendo el cuidado de la piel y mejorando su aspecto.
Otra diferencia radica en su uso: mientras que un producto cosmético ofrece efectos visibles e inmediatos en la piel, un producto dermocosmético debe integrarse en una rutina de cuidados y acompañarse, por ejemplo, de una alimentación adecuada. Es fundamental que este tipo de productos sean recomendados por un profesional, y en este sentido, el farmacéutico puede ser un valioso pilar de información para el ciudadano.
“La dermocosmética está en constante evolución, y en esta rama la innovación es muy importante, por lo que seguir investigando es clave para ofrecer productos cada vez más innovadores, de alta calidad y eficaces en la solución de los problemas de la piel”, señala Pey.
En este contexto, es importante resaltar el esfuerzo del sector de la dermocosmética en la investigación, lo cual ha llevado al avance en el desarrollo de nuevas formulaciones. “La puesta en el mercado de productos cada vez más eficaces y orientadas a las necesidades del ciudadano y a su demanda de productos personalizados es fundamental”, subraya Pey. “En este sentido las compañías de dermocosmética deben trabajar para crear productos cada vez más personalizados “, incide Pey.
La nutricosmética
Dentro de la dermocosmética, también se destaca una nueva tendencia: la nutricosmética, que ha ganado auge en los últimos años. “La nutricosmética representa un enfoque integral en el cuidado de la piel, abordándolo desde adentro hacia afuera”, señala Pey.
La nutricosmética es un tratamiento de cuidado personal que se basa en ingredientes naturales y combina alimentación con productos cosméticos. Gracias a los principios activos que contiene, potencia la belleza natural del cabello y la piel.
La nutricosmética actúa desde el interior del organismo, asegurando que se obtengan los nutrientes necesarios que a menudo no se adquieren en cantidades suficientes a través de la dieta. Para lograr resultados, es fundamental seguir una rutina con este tipo de productos; “puede tardarse meses en ver mejoras en la piel o el cabello”, asegura Pey. “Estos productos pueden revitalizar un cabello apagado o mantener adecuadamente una barba en el ámbito de la cosmética masculina”, añade Pey.
Además, lo más importante es que son productos sostenibles que respetan el medio ambiente. “Estos productos tienen la sostenibilidad como parte fundamental del autocuidado”, señala Pey.
En Europa la nutricosmética está bastante arraigada. De hecho, un 48 por ciento de la población recurre a ella de manera habitual. Sin embargo, en España aún es bastante desconocida. Es importante destacar que la nutricosmética no debe considerarse un tratamiento único; debe complementarse con una dieta equilibrada y una cosmética adecuada para cada edad y las necesidades específicas de la piel.