El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es una patología crónica, que está presente tanto en la infancia, como en la adolescencia y en la edad adulta. De hecho, es uno de los trastornos más prevalentes y frecuentes entre los niños y adolescentes, pues afecta a entre un 2 y un 5 por ciento de la población infantil.
Sin embargo, durante el encuentro ‘Niña, Mujer y TDAH’, organizado por Takeda con la colaboración de Fundamed y Mujeres de la Sanidad, los especialistas pusieron de manifiesto el desconocimiento existente en torno a esta enfermedad.
“El TDAH está infradiagnosticado, infrarreconocido e infratratado”, apuntó Juan José Carballo, de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, psiquiatra adjunto del Servicio de Psiquiatría del Niño y del Adolescente y coordinador del programa de Neuropsiquiatría infantil del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón. Y es que algo que se desconoce no se puede diagnosticar.
“Es muy importante identificar y tratar el TDAH adecuadamente; tiene unos efectos en muchos casos devastadores para la vida de las personas que lo padecen”, añadió Laura Ferrando Bundío, presidenta de la Asociación Española De Psiquiatría Privada (ASEPP), para quien el conocimiento lo es todo. “Conocer bien este trastorno, que tiene un tratamiento exitoso clínicamente, es el camino para desestigmatizar”, afirmó.
Por ello, Ferrando insistió en “seguir con la investigación, buscar la evidencia y favorecer el conocimiento, tanto de los profesionales que tienen que tratar con estas personas (profesores, clínicos…) como de la sociedad en general”.
Perspectiva de género
El reto del diagnóstico se acentúa más en las niñas y las adolescentes. Ese infradiagnóstico puede ocurrir porque, aunque la sintomatología es la misma en niños que en niñas, los síntomas se pueden expresar de forma diferente.
Abigail Huertas, presidenta de la Comisión de Publicaciones y Medios de Comunicación de la Asociación española de psiquiatría del niño y adolescente (AEPNyA), explicó que “las niñas tienen un perfil inatento y pasan más desapercibidas”, mientras que los niños, normalmente, tienen una mayor tendencia a presentar “sintomatología hiperactiva e impulsiva”. Sin embargo, no todas las niñas son así. “También hay niñas con TDAH hiperactivo o mixto, con el mismo perfil que los niños”, aseguró Huertas.
Además, se debe tener en cuenta que, aunque que la afectación fundamental del TDAH es la disfunción ejecutiva, es decir, el déficit de atención, “en el caso de las mujeres la sintomatología puede variar por cuestiones hormonales”, afirmó Juncal Sevilla, psiquiatra especializada en TDAH del adulto. Asimismo, mencionó el entorno social, cultural o estadístico, como factores condicionantes.
“Esa perspectiva de género, la gestión diferente de las emociones entre hombres y mujeres, hay que tenerla en cuenta para no dejar atrás a nadie”, incidió Carmen Montoto, directora médica de Takeda España, quien apuntó a la formación e información para evitar la estigmatización y mejorar el diagnóstico.
Otras diferencias entre hombres y mujeres se aprecian en el problema de las adicciones, un “campo poco estudio”, tal y como señaló Carlos Roncero, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD). “El mundo de las adicciones en la adolescencia es un poco distinto al de adultos; en adultos hay muchos más hombres que mujeres que consumen, mientras que, en adolescentes, las drogas legales las consumen más las chicas que los chicos”, aseguró.
Diagnóstico y tratamiento precoz
“Es básico, necesario y hasta exigible que el diagnóstico sea precoz, multidisciplinar y que vaya acompañado de una intervención a lo largo de la vida”, demandó Maite Urkizu, presidenta de la Federación española de asociaciones de ayuda al déficit de atención e hiperactividad (FEAADAH).
Con un diagnóstico temprano se pueden evitar “situaciones de riesgo posteriores de personas que no han sido diagnosticadas y tratadas como deberían y que luego en la edad adulta aparece un TDAH encubierto por otro tipo de comorbilidades”, destacó Urkizu.
Esas comorbilidades –o “compañeros de viaje” no deseados, como lo llama Juan José Carballo en sus consultas–, pueden confundir el diagnóstico. “Pueden no recibir el diagnóstico del trastorno por déficit de atención y se quedan en un diagnóstico primario de trastorno de ansiedad o depresión, también con conductas que intentan compensar ese malestar: dificultad de regulación emocional, conductas autolesivas, aparición de trastornos de conducta alimentaria, etc.”
Juncal Sevilla, comparó las comorbilidades con los siete pecados capitales y recalcó que “los síntomas se asocian a conductas sociales cuando, en realidad, son alteraciones neurológicas”. “Nadie quiere ser impulsivo, adicto o tener fracaso académico, no es algo buscado”, aseguró la psiquiatra, recalcando la importancia de la formación a profesionales, familias y también profesores para avanzar en la prevención y el diagnóstico desde la etapa preescolar.
“En medicina hay que hacer prevención y esta empieza desde la psiquiatría infantil y desde los colegios, donde más se puede llegar a sentir frustrado un niño o una niña”, recalcó Sevilla. Y agregó que la detección y la formación es crucial “primero en la comunidad educativa y luego en las familias”.
De hecho, Carlos Roncero puso de manifiesto la importancia de “ayudar a las familias a entender lo que les pasa a sus hijos” porque muchos casos de TDAH en adultos se diagnostican porque los padres se ven reflejados en los síntomas de su hijo.
Programas de transición
“Los psiquiatras de adultos tenemos la responsabilidad de diagnosticar y tratar adecuadamente a las personas con TDAH, porque no podemos olvidar que fueron niños y no dejan de tener TDAH por el hecho de que se hagan mayores de edad”, afirmó Juncal Sevilla.
Y es que, una vez diagnosticados, es importante no perder a esos niños cuando den el paso a la vida adulta. Para ello, se han creado los programas de transición que ayudan a los pacientes y las familias a hacer el cambio de modelo asistencial que van a recibir. Para Maite Urquizu, ese acompañamiento es básico, por lo que instó a realizar un “protocolo firme a nivel nacional”.
En este sentido, Mercedes Navío, coordinadora Regional de Salud Mental y Adicciones en la Comunidad de Madrid, abogó por “ir hacia un modelo híbrido en la transición, donde se comparta, se simultanee o se solape durante un tiempo la atención infanto-juvenil y la atención adulta”.
“En definitiva, desde la gestión tenemos que articular la forma de organizarnos con una racionalidad que permita que el diagnóstico y el conocimiento técnico especifico que tienen en el ámbito clínico, se traduzca en eficacia a la hora de diagnosticar”, aseveró Navío.
Asimismo, indicó que durante la última década se ha visibilizado más esta problemática y, “si bien no se ha eliminado el tabú, sí se ha ido aminorando en una proporción importante”. “El camino futuro es continuar en este sentido, apoyándose en la evidencia científica y trasladando ese conocimiento sólido a todos los niveles de la sociedad”, aseguró.
A pesar de que aún “queda mucho trabajo por hacer”, Carlos Roncero quiso trasladar un mensaje positivo: “El TDAH bien tratado y abordado permite hacer una vida profesional, familiar, laboral sin grandes problemas”.