Cada dos años, un grupo de expertos revisa la Lista Modelo de Medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que los países consultan para determinar los fármacos que mejor se adaptan a su contexto actual y que suponen una prioridad en materia de salud. Esto les permite compilar su propia lista de medicamentos esenciales.

Ahora, una revisión llevada a cabo por Aaron S. Kesselheim, MD, JD, MPH del Brigham and Women’s Hospital-Harvard Medical School, propone reestructurar la lista para ‘separar’, formalmente, la consideración del coste y la rentabilidad de los fármacos de los aspectos asociados a la efectividad clínica, seguridad y valor para la salud pública en las revisiones del comité de expertos. La recomendación se basa en establecer un nuevo marco para la negociación global conjunta y la adquisición de medicamentos costosos eventualmente.

Los medicamentos esenciales son aquellos que cubren las necesidades sanitarias prioritarias de la población y que, en un sistema de salud que funcione correctamente, deben estar disponibles en todo momento, en la forma farmacéutica adecuada, con garantía de calidad y a precios que los particulares y la comunidad puedan pagar.

La Lista de 2021

Desde su primera publicación en 1977, “la lista se convirtió en una guía voluntaria para los formularios nacionales y se estableció con el objetivo de conseguir que las terapias incluidas estén accesibles“. Sin embargo, la selección de medicamentos para su inclusión se ha complicado con el paso de los años debido al aumento de los precios de los nuevos medicamentos que llegan al mercado y a la llegada de nuevas terapias más complejas y personalizadas.

Por ejemplo, en la publicación de 2021 —que comprendía más de 400 medicamentos— la OMS reconoció que varios fármacos, incluidos los inhibidores de puntos de control para el cáncer de pulmón, no estaban en la lista, debido a que “el precio general sigue siendo muy alto” a pesar de su efectivad.

El organismo señaló que incluir los inhibidores de PD-1/PD-L1 podría generar gastos insostenibles para los pacientes y los sistemas de salud. Del mismo modo, no se recomendó la inclusión de otras terapias como la combinación de pertuzumab con trastuzumab y quimioterapia con taxanos para el tratamiento de primera línea de ERBB2 positivo para el cáncer de mama no resecable o metastásico, a pesar de que el régimen cumplió con el umbral de beneficio de supervivencia y recibió una puntuación de alto beneficio en la escala ESMO-Magnitude of Clinical Benefit.

Sin embargo, según señalan en la revisión, sí se han incluido terapias eficaces “y de precio elevado” correspondientes a otras áreas terapéuticas no oncológicas. Por ejemplo, el comité de expertos recomendó la inclusión de inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa 2 (SGLT-2) para el tratamiento de segunda línea de la diabetes tipo 2 sobre la base del beneficio renal, cardiovascular y de supervivencia general, así como costosos análogos de insulina de acción prolongada.

Recomendaciones

La recomendación del autor del artículo pasa por separar formalmente las revisiones sobre la efectividad comparativa, la seguridad y la prioridad de salud pública de las cuestiones asociadas al precio de los medicamentos y su coste-efectividad.

Asimismo, el artículo señala que el análisis de coste y acceso podrían ser realizados por un panel diferente que incluya expertos en economía de la salud, equidad en salud, bioética y prestación de atención global. En esta línea, las terapias que cumplen con los criterios de beneficio clínico y de salud pública para medicamentos esenciales, pero que este panel independiente considera potencialmente inasequibles, podrían incluirse en la lista primaria de medicamentos esenciales con un asterisco o incluirse automáticamente en una lista paralela de medicamentos esenciales con un alto nivel de anticipación.

Por último, el autor subraya las ventajas que podría aportar disponer de un enfoque independiente de dos etapas que separe las revisiones clínicas y económicas, como lo hacen actualmente las agencias de evaluación de tecnologías de la salud en Francia, Alemania.

“Al introducir un proceso más riguroso y sistemático para considerar cuestiones de rentabilidad y asequibilidad, la OMS podría identificar mejor los medicamentos útiles, como los inhibidores de PD-1/PD-L1, a los que los países pueden tener dificultades para acceder debido al coste”, concluye el autor.


También te puede interesar…