Redacción Madrid | viernes, 20 de enero de 2017 h |

La incógnita de si Tom Price, el candidato del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para la Secretaría de Estado de Salud, apoyará o no una reforma farmacéutica que permita a Medicare negociar los precios de los medicamentos con la industria farmacéutica se mantendrá hasta su audiencia ante el Comité de Finanzas del Senado, prevista para el 24 de enero. Aunque Trump lo defendió en la campaña electoral y también durante su primera intervención pública tras alzarse con la victoria en las presidenciales, Price esquivó este asunto durante toda su comparecencia ante la Comisión de Salud del Senado.

Se lo preguntaron por activa y por pasiva. El más insistente fue Bernie Sanders, el precandidato del Partido Demócrata para las elecciones, que tanta campaña hizo en torno a la reducción de los precios de los medicamentos. Sanders expuso en su argumentario cuestiones de acceso y mencionó la comparativa internacional, para indicar que todos los países del mundo negocian los precios que pagan por los medicamentos, salvo los Estados Unidos.

Ante la insistencia de los senadores, Price acabó reconociendo que la fijación de precio de los medicamentos y el coste creciente de los mismo es una de las mayores preocupaciones de la sociedad estadounidense. En una ocasión apuntó a la potenciación de los medicamentos genéricos como una posible vía para contener los costes. Pero de Medicare, nada. Finalmente, salió del Senado mostrando su compromiso de trabajar con la Cámara “para conseguir que la fijación de un precio razonable para ciertos medicamentos y que la población tiene acceso a los tratamientos que necesita”.


La incógnita de si Tom Price permitirá o no a Medicare negociar precios se mantendrá hasta su audiencia ante el Comité de Finanzas del Senado


La nula mención a planes de actuación concretos no sólo se puso en evidencia en el campo de los precios de los medicamentos, sino también ante el otro gran enigma que rodea a los planes sanitarios de la Administración Trump: el futuro del Obamacare. Price ha sido uno de los grandes detractores de este proyecto y durante su etapa como congresista llegó a plantear una alternativa cuyo título, aunque hace referencia al empoderamiento de los pacientes, es considerado por algunos como un proyecto que, lejos de promover la universalidad, generaría una sanidad excluyente para los ciudadanos enfermos y con menos recursos.

Lo único concreto que el candidato de Trump a la Secretaría de Estado de Salud trasladó durante su primera audiencia hace referencia a seis principios generales que configurarían su mandato: asequibilidad, accesibilidad, calidad, libre elección, responsabilidad e innovación. Ésta última, de hecho, es una de las ideas más repetidas en la declaración de tres folios con la que Price se presentó a la audiencia. No se sabe si su intención es ayudar a controlar los precios, pero sí está claro que está a favor de seguir promoviendo el rol de liderazgo de Estados Unidos a nivel mundial en materia de innovación biomédica.

Audiencia polémica

El peso de las preguntas sobre los objetivos de Price en política farmacéutica fueron casi tan numerosos como las críticas vertidas por la polémica con la que Price acudió al Senado. Los demócratas llegaron a solicitar el retraso de su audiencia tras conocerse que había invertido en compañías farmacéuticas antes de apoyar legislaciones que las beneficiaban.