Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 04 de enero de 2019 h |

“El marco regulatorio actual es, en principio, suficiente, aunque deja demasiado espacio a la interpretación y se puede perfeccionar para definir con claridad el concepto de innovación. Puede ser interesante la regulación precisa de una definición clara y concisa de lo que es un medicamento innovador y la adopción de sistemas de evaluación adecuados y fiables para la evaluación de la innovación de un medicamento, basándose en una metodología claramente definida que lo pueda valorar”. Bajo esta premisa, un grupo de expertos reunidos por Amgen ha planteado la puesta en marcha de un Comité Asesor con carácter estatal para la Financiación de la Prestación Farmacéutica del SNS, un organismo estatal que debería desarrollar e implementar una metodología eficaz que permita parametrizar el grado de innovación en el SNS.

Daniel Álvarez Cabo, director general de la Clínica Universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos; Fernando Antoñanzas, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de la Rioja; Ion Arocena, director general de Asebio; Pedro Gómez Pajuelo, secretario general de la Organización Nacional de Trasplantes; José Martínez Olmos, portavoz de Sanidad del PSOE en el Senado; Agustín Rivero, ex director general de Cartera Básica de Servicios del SNS y Farmacia del Ministerio de Sanidad; y Conxita Tarruella, miembro del Patronato de la Fundación Esclerosis Múltiple España, son los siete expertos que se han reunido para consensuar una posible entrada de la innovación en el sistema público en una Propuesta de criterios para una adecuada financiación de los medicamentos innovadores.

Parten de la idea de que el sistema podría no ser sostenible si no revalúa y modifica los protocolos a medida que se van obteniendo datos actualizados, o si no cambia los precios autorizados en los casos en que se ha comprobado que no se aprecia aumento en la eficacia de un medicamento. “No solo puede no ser sostenible financieramente, sino que mantener esta situación puede condicionar el paso a las innovaciones que realmente contribuyan a mejorar la salud”, aseguran. A ello se suman las que, a juicio de estos expertos, son dos de las grandes asignaturas pendientes del SNS: la infrafinanciación del sistema y la falta de planificación estratégica que, apuntan, “puede provocar problemas” para la incorporación de nuevos medicamentos y tecnologías sanitarias.


La infrafinanciación del sistema y la falta de planificación estratégica; las dos grandes asignaturas pendientes del SNS


Financiación y planificación

En el capítulo de la financiación, los expertos son claros. “La realidad a la que nos enfrentamos es que nuestro sistema sanitario cuesta más de lo que presupuestamos y, si aspiramos a su mejora y a garantizar la equidad, la financiación debe ser suficiente y, por tanto, necesariamente superior a la actual”, subrayan. Una propuesta para ayudar a revertir esta situación sería hacerla finalista o más equitativa. Para ello, consideran que sería conveniente tener un Plan Integral de Salud e impulsar la Atención Primaria.

A la hora de hablar de financiación, los expertos también creen que las herramientas y el marco de incentivos de los que dispone el Estado para fomentar la innovación no se debe reducir al ámbito sanitario. Por tanto, continúan, la industria “debería recibir apoyo desde distintos organismos de la Administración pública, por ejemplo, mediante la cesión de territorios industriales, a través de partidas del Ministerio de Industria o dotando al Plan Nacional de I+D+i, impulsado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad de mayor cobertura”.


Las herramientas y el marco de incentivos para fomentar la innovación no se debe reducir al ámbito sanitario


Pero de nada serviría mejorar la financiación sin una mejor planificación de los recursos en Sanidad. Y aquí, según apunta el documento, sigue pendiente una reforma del Consejo Interterritorial que lo convierta en el “órgano real” de planificación y coordinación. Más allá, subrayan los expertos, “aunque existen indicadores clave en el SNS, cerca de un centenar, que nos permitirían fijar objetivos de futuro y realizar una comparativa entre CCAA, éstos no se utilizan suficientemente para establecer una planificación estratética”.

El coste-efectividad no es suficiente

Si la medición de los resultados resulta esencial en todas las actuaciones sanitarias, más lo es en el caso de la innovación. Los siete expertos reunidos por Amgen apuntan que la evaluación económica “es sólo uno de los factores a tener en cuenta” en la toma de decisiones, si se tiene en cuenta que el análisis de coste-efectividad no mide la innovación de un producto. Defienden así la importancia de que España adopte un método cuantitativo de evaluación que, además, podría proporcionar “un marco más predecible” para la industria farmacéutica. “Es indispensable —añaden— disponer de una parametrización de la innovación, más allá de los criterios establecidos, para que las empresas farmacéuticas conozcan el grado de innovación que aporta su producto y en qué se traduce”.

El organismo estatal que plantean para ello no exigiría un mayor desarrollo reglamentario, pero sí una voluntad “clara y necesaria” de identificar, por parte de la Administración, la perspectiva y las métricas a considerar, así como los recursos y costes a incorporar. En este comité deberían participar las agencias autonómicas de evaluación de tecnologías sanitarias, la Red de Agencias de ETS y otras agencias o comités de evaluación vinculados a sociedades médicas o farmacéuticas. Su primera tarea sería la de adoptar un método cuantitativo o semicuantitativo de medición del nivel de innovación de los nuevos fármacos.

El papel de los pacientes

Hay pruebas más que suficientes que acreditan los beneficios de conseguir una mayor implicación de los pacientes en las decisiones que afectan a la estructura del sistema sanitario: mejora la satisfacción, la adherencia, el bienestar… La participación activa de un paciente cada vez más empoderado en la decisión sobre la adopción de nuevas tecnologías también resulta básica, a juicio de los expertos que han firmado la Propuesta de criterios para una adecuada financiación de los medicamentos innovadores. Los requisitos para construir esta realidad son varios. En primer lugar, un asociacionismo transparente, objetivo y con capacidad de entender el punto de vista de la Administración —que los recursos son finitos—. En segundo lugar, la decisión que cada país debería tomar en relación al grado de participación ciudadana en estas decisiones. Ello debería conducir a la creación de los espacios necesarios, así como a la presencia permanente de asociaciones en comités o grupos de trabajo responsables de llevar a cabo la evaluación de los nuevos medicamentos o las nuevas indicaciones.