Carlos B. Rodríguez / Gloria Vázquez Madrid | viernes, 15 de febrero de 2019 h |

Concienciada con el impulso del talento femenino, Raquel Yotti habla de una tarea de la sociedad que necesita de la participación de todos. Porque una sociedad que no cuenta con su talento, masculino o femenino, dice, está perdiendo oportunidades, de progreso y de competitividad económica. EG ha hablado con ella.

Pregunta. La Medicina, la Farmacia y, por supuesto, la Enfermería, son profesiones muy feminizadas. ¿Por qué no la Ciencia?

Respuesta. Es una realidad que las profesiones sanitarias están dominadas en números por las mujeres, y también que es muy difícil dentro de ellas compaginar la asistencia, que es a lo que están dirigidas, con una carrera científica. Esto es difícil para hombres y para mujeres tiene dificultades adicionales. Creo que es uno de los elementos que hace que las que se dedican a las profesiones sanitarias no sean capaces de dar ese paso que requiere hacer una carrera científica.

P. ¿Cómo de grueso es el techo de cristal en la ciencia? ¿Cómo romperlo?

R. Tocar el techo con las manos ya es complicado; romperlo va a llevar todavía tiempo. Se habla de educación temprana, no ya en las universidades, sino en las escuelas; y no sólo por parte de los profesores y de aquellos con actividades institucionales, sino por parte de las familias. Hablamos también de modelos de mujer. Cuesta trabajo decirlo, porque no se trata de ejemplaridad, sino de posibilidades: mostrar que es posible y que los techos se pueden romper, y explicar que es algo que no debe ser una tarea de las mujeres, sino de la sociedad en su conjunto, que es la que va a ganar con la igualdad y con el reconocimiento de la diferencia.

P. Las niñas se creen menos capaces que los niños a la hora de alcanzar objetivos que requieran habilidades científicas, una situación que parece repetirse en la etapa universitaria. ¿Es solo cuestión de educación?

R. Fundamentalmente. Estamos viendo cómo en las carreras más técnicas —ingenierías, Física o Matemáticas— no solo no está aumentando el número de mujeres que se decanta por esta opción, sino que está disminuyendo y en los últimos informes vemos números incluso menores. También es cierto que, con frecuencia, las mujeres buscan profesiones con más aplicación social y este es otro motivo por los cuales pueden decantarse más por profesiones sanitarias. Pero lo importante aquí es las ingenierías, las Matermáticas y la Física tienen también una dimensión social. Si somos capaces de explicar en la educación cómo a través de las carreras STEM se puede cambiar la sociedad, estoy segura que llegaremos a más niñas.

P. ¿Qué herramientas pueden favorecer la conciliación y eliminar los sesgos?

R. A nivel individual, reconocer que la maternidad es una responsabilidad colectiva dentro de la pareja y de la familia. A nivel colectivo, sin duda, se debe favorecer con medidas de conciliación para los padres y para las madres.

P. ¿Faltan referentes femeninos en la ciencia en el itinerario formativo?

R. Falta visibilizar los referentes. Tenemos en este momento científicas que son verdaderos referentes. Y a lo largo de la historia son pocas las que conocemos porque se han enterrado sus nombres; hay que hacer que resurjan.

P. Llama la atención que en el campo de la investigación pre-doctoral el 50% sean mujeres, pero que ese porcentaje baje al 20 por ciento en personal investigador. Algo ocurre entre una y otra etapa. ¿Qué es?

R. Es un análisis complejo. Hay dificultades inherentes a la investigación. Es una actividad muy exigente, en tiempo, en evaluación continua. Las mujeres pueden hacerlo, pero hay veces que no encuentran, ni en la parte más íntima ni en la más social, el sustento necesario. Otras veces son las propias mujeres las que no se ven capaces de dar el paso. Pero quiero lanzar un mensaje positivo. Creo que estamos avanzando. Hemos analizado los datos de la AES 2013-2017 y hemos visto que el número de investigadoras principales está incrementándose. Además, por primera vez, en 2018 el porcentaje de éxito es igual al de los varones o un poco mejor.

P. The Lancet ha abordado la infra-representación de mujeres en puestos directivos en sanidad. ¿Qué barreras bloquean los procesos en nuestro país y qué agentes facilitadores cabría introducir?

R. La visibilización, de nuevo, de todas las mujeres que de forma anónima están trabajando con altísimo desempeño profesional. Creo que, incluso cuando se intenta de forma consciente pensar en el nombre de una mujer para ocupar un puesto directivo, al no estar previamente visibilizado el valor profesional del trabajo de las mujeres, es difícil que aparezca un nombre encima de la mesa.

P. The Lancet apunta a mejorar los sistemas de evaluación. ¿Tiene recorrido este otro agente facilitador en nuestro país?

R. Que una mujer no se presente a las categorías superiores, cuando un hombre con el mismo currículum sí lo hace, es algo cultural. Creo que lo estamos cambiando, pero hasta dentro de muchos años no lo podremos palpar. Otro nivel es cómo evalúan las instituciones las peticiones que reciben. Existen mecanismos de ponderación, y no hablo de cuotas, sino de evitar que se realice una autocategorización.

P. ¿Qué opina del mentoring como vía?

R. Es una vía fundamental, que además está surgiendo de manera espontánea. En España, al menos en el ámbito sanitario, en el que hay tantas mujeres, están creándose verdaderas redes —más allá del mentoring de tú a tú—, que están haciendo que mujeres se vean capaces. Mujeres que ya lo eran. Pero no lo sabían.

P. ¿Qué último mensaje querría lanzar?

R. Hace días, escuché al representante de una empresa decir que la ausencia de mujeres en sus equipos de ingenieros estaba generando una falta de valor. La perspectiva de una mujer es distinta y estamos perdiendo riqueza. Se ha demostrado que incluyendo a mujeres se gana competitividad en el mercado. Es algo que no estamos haciendo por ellas —que también— sino que es algo que necesita la empresa. Si esto lo trasladamos a nivel social, es algo que necesita la sociedad: el tener las dos miradas.

“Tocar el techo de cristal con las manos ya es difícil; romperlo va a llevar todavía tiempo”
“Según los datos de la AES 2013-2017, el número de investigadoras principales está subiendo”