El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha presentado este viernes la propuesta estratégica de la Presidencia española del Consejo de la UE para fortalecer la seguridad económica y el liderazgo global de la UE para la próxima década, en el marco del Foro ResilientEU2030, en la sede de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), en Madrid. Las prioridades de este documento de trabajo, que se prevé que sea uno de los ejes de la cumbre europea prevista en Granada para los primeros días de octubre, se resumen en cinco “de igual importancia”: producción interna, integración en un mercado único, innovación, internacionalización y autoconfianza.

Esta hoja de ruta, elaborada con aportaciones de los 27 Estados miembros, señala directamente a la industria farmacéutica como uno de los sectores estratégicos por los que hay que apostar para hacer efectiva la autonomía continental, con el objetivo de lograr que la UE se convierta en un hub mundial de innovación y producción biomédica, con lo que eso supondría en términos de salud, riqueza y bienestar para la región. Existe un amplio consenso sobre la necesidad de potenciar el sector industrial español, cuyo peso sobre el PIB (sin la Construcción) es del 15 por ciento, casi tres puntos por debajo de la media de la UE. A su vez, la pandemia de la Covid-19 ha podido constatar que, con un modelo productivo bien estructurado y equilibrado y un sistema sanitario de acceso universal -adecuadamente dimensionado en medios humanos y técnicos y que invierta sus recursos de manera eficiente-, las economías pueden ser más resilientes no sólo ante otro tipo de pandemias que puedan aparecer en el futuro, sino ante posibles crisis financieras y shocks geopolíticos como los que hemos vivido en el pasado y estamos viviendo en la actualidad.

Al mismo tiempo, una de las principales lecciones que dejó la pandemia es que tener una importante capacidad para la fabricación de medicamentos ofrece seguridad y autonomía estratégicas para nuestro país. También reveló la excesiva dependencia que tienen Europa y España de países asiáticos en la producción de principios activos y medicamentos esenciales -se estima que el 60 por ciento de los ingredientes activos (API) empleados por las plantas de fabricación tienen su origen en Europa y casi un 30 por ciento tiene su origen en India y China-. Los más afectados son medicamentos veteranos, ya sin protección industrial y sometidos a bajadas constantes de precio, lo que ha ido desplazando su producción a Asia, pero que siguen siendo muy valiosos para combatir muchas enfermedades.

Apostar por sectores que generen riqueza y empleo de calidad

“Que la reindustrialización europea y la autonomía estratégica abierta sean dos de las prioridades de la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea en este semestre es una buena noticia. Y también lo es que España apueste por sectores estratégicos que puedan contribuir a modernizar el tejido productivo y generar riqueza y empleo de calidad”, ha valorado el director general de Farmaindustria, Juan Yermo, quien ha participado en el citado encuentro de la CEOE. Pero no todo debe focalizarse en la producción. “La verdadera autonomía estratégica se da cuando un país también genera innovación, que es la base del futuro. Por tanto, no sólo se trata de la fabricación de medicamentos esenciales, sino también de generar los medicamentos del futuro a través del impulso a la investigación”, añade el director general de Farmaindustria.

“No sólo se trata de la fabricación de medicamentos esenciales, sino también de generar los medicamentos del futuro a través del impulso a la investigación”

Juan Yermo, director general de Farmaindustria

Y es que, a quien beneficia fundamentalmente impulsar la autonomía estratégica es a los pacientes españoles y europeos, pues se garantizaría el acceso rápido y continuado a los tratamientos que necesiten. En este punto, Yermo recuerda que “hoy buena parte de la innovación farmacéutica no está llegando a los pacientes españoles que la necesitan o lo hace con mucho tiempo de retraso y con restricciones en su uso”. El sector invirtió en 2021 casi 1.300 millones de euros sólo en España en investigación y desarrollo de medicamentos, una inversión que se podría ver desincentivada por los problemas de disponibilidad de los nuevos medicamentos.

En este sentido es importante recordar la propuesta de revisión de la legislación farmacéutica europea supone una oportunidad para mejorar los incentivos de inversión para las compañías, así como un impulso a la recuperación de las posiciones perdidas frente a otros mercados más atractivos. Como dice el documento presentado por Sánchez, “invertir decididamente en I+D de nuevos medicamentos y terapias avanzadas, un ámbito en el que Europa va por detrás de China y Estados Unidos, ayudará a hacer frente al aumento de enfermedades como el cáncer, mantendrá la competitividad de la industria farmacéutica europea y garantizará un acceso asequible a tratamientos innovadores por parte de los ciudadanos de la UE”.


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