El Europarlamento ha aprobado (con 671 votos a favor, 15 en contra y 10 abstenciones) la adopción de medidas más enérgicas ante los residuos farmacéuticos. Bajo el principio de que “quien contamina, paga”, los eurodiputados piden “un enfoque integral” que no sólo no cubra el proceso de fabricación. Desde su punto de vista, también deben incentivarse mejores prácticas de prescripción y un consumo “más responsable”.

La postura de la Eurocámara sobre los residuos farmacéuticos llega 18 meses después de que la Comisión Europea presentara su propuesta. A groso modo, sustenta el dictamen que la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria emitió en diciembre. Aunque celebraba la comunicación de Bruselas, ENVI ya opinaba que se quedaba corta. Ahora el Plenario de la Cámara ratifica esta postura. Su resolución solo ha incluido dos novedades.

Por una parte, los eurodiputados llaman a analizar las iniciativas existentes y autorreguladas y, cuando proceda, considerarlas para iniciativas de la Unión en el futuro en relación con los productos farmacéuticos en el medio ambiente. Por otra, piden “que se actualicen los requisitos relativos a la evaluación del riesgo ambiental con el fin de garantizar una evaluación adecuada de las sustancias persistentes, bioacumulables y tóxicas y de los efectos de mezcla, así como que se tenga en cuenta el riesgo de que aparezca en el medio ambiente resistencia a los antimicrobianos”.

Un enfoque integral

En el origen de la propuesta de la Comisión y de la resolución del Parlamento subyace la consideración de que, en los últimos 20 años, debido al uso generalizado de medicamentos, ha aumentado la concentración de residuos farmacéuticos en muchos depósitos ambientales. A pesar de las concentraciones a menudo bajas, existe el riesgo de que la salud del paciente se vea afectada a largo plazo. Un impacto que parece llamado a crecer. Es probable que estas concentraciones sigan aumentando a medida que la población crece y envejece. Por otra parte, el cambio climático afectará tanto a la cantidad como a la calidad de los recursos hídricos.  

El compromiso oficial de la Comisión Europea de reducir los efectos potencialmente nocivos de los medicamentos sobre el medio ambiente data de 2008. Pero no se materializó hasta 2019. Los eurodiputados lamentan el gran retraso que ha sufrido la presentación de un enfoque estratégico y acciones concretas. De ahí que pidan medidas más enérgicas, tanto en relación al uso racional de los medicamentos como en términos de desarrollo de fármacos más ‘eco’ y una mejor gestión de los residuos.  

El enfoque integral por el que apuestan los eurodiputados pide tener en cuenta todo el ciclo de vida de los productos. Y a fin de garantizar la eficacia de las medidas reglamentarias, consideran “fundamental” que se adopten con arreglo al principio de cautela y al principio de corrección de los atentados al medio ambiente, preferentemente en la fuente misma. Es decir, que debe aplicarse el principio de “quien contamina, paga”.

Implicaciones para el sector

No es la única implicación que las consideraciones de los eurodiputados tendrán para el sector biofarmacéutico. A la hora de promover medicamentos “menos perjudiciales para el medio ambiente” y procesos de fabricación más ecológicos, la resolución es clara al destacar que ello no implique “un aumento del precio” de los fármacos.

Asimismo, se pide a los agentes de la cadena que ayuden a facilitar a los profesionales y a la población “información clara” sobre la forma en que los medicamentos, cuando no se eliminan correctamente, pueden incidir negativamente en el medio ambiente. De salir adelante, esto podría llevar a incluir un pictograma en el envase sobre la manera de eliminar correctamente los medicamentos no utilizados.

Evaluación de riesgos

Otras consideraciones importantes de la resolución del Europarlamento tienen que ver con el futuro de los procesos de evaluación de riesgos. Para empezar, los eurodiputados consideran que el impacto de los residuos farmacéuticos en el medio ambiente debería incluirse en la evaluación de riesgos y beneficios de los medicamentos de uso humano, como ya ocurre con los veterinarios. Pero con una condición. Siempre y cuando las autorizaciones de comercialización “ni se demoren ni se denieguen basándose únicamente en los efectos negativos sobre el medio ambiente”.

Por otro lado, antes de 2006 los medicamentos no estaban sujetos a una evaluación del riesgo medioambiental como parte del proceso de autorización y, por lo tanto, podrían carecer todavía de dicha evaluación. El Parlamento no quiere dejar flecos sueltos. Por ello, pide a la Comisión una hoja de ruta clara para completar las evaluaciones de riesgos ambientales “cuando no estén disponibles”.

LA CLAVE DEL USO RACIONAL

La Eurocámara llama la atención sobre un gran número de posibles acciones. desde el tratamiento de aguas residuales en las plantas de producción hasta “orientaciones claras” sobre el papel de la política de contratación pública a la hora de fomentar unos medicamentos más ecológicos. Pero pocos son tan importantes, para los eurodiputados, como el uso racional de los medicamentos.

En su resolución, se muestran preocupados por el creciente consumo de medicamentos per cápita en la UE. Por ello, piden a los Estados miembro que compartan las mejores prácticas para limitar el uso preventivo de antibióticos y eliminar los medicamentos no utilizados, y que organicen campañas a la ciudadanía acerca de los peligros que entraña el consumo excesivo de medicamentos no recetados. Por último, piden que se promueva la vacunación como medida de prevención de enfermedades al objeto de minimizar la necesidad de productos farmacéuticos.

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