josé a. rodríguez Barcelona | viernes, 08 de septiembre de 2017 h |

En España hay una alarmante carencia de evaluaciones de impacto. Es decir, de estudios que permitan estimar el cambio que se ha producido en un estadístico de interés debido a la implementación de una política. Ayudan a evaluar, por ejemplo, el coste-beneficio de una política o la efectividad de la misma. Y, como señaló David Casado, investigador de la Fundación Bancaria La Caixa, durante las XXXVII Jornadas de la Asociación de Economía de la Salud, las evaluaciones de impacto no gozan de buena salud en nuestro país. “La Agencia Estatal de Evaluación de Políticas Públicas fue desmantelada el pasado 28 de julio, tras diez años de actividad —comentó este experto—. Estaba muy centrada en medir la calidad de los servicios públicos y además realizaba muy pocas evaluaciones de impacto rigurosas”. Mención aparte merece el caso de Cataluña, comentó Casado, donde existe el Instituto Catalán de Evaluación de Políticas Públicas (Ivàlua), “y alguna otra iniciativa aislada”.

Como explicó este experto, “el grueso de las evaluaciones de impacto son promividas por investigadores, que acceden a los datos gracias a los contactos personales y colaboraciones puntuales, y llevan a cabo muy pocos ensayos randomizados”. Casado enfatizó que hay una marcada “asincronía entre investigación y política, y que, para los gestores y los políticos, parece que es irrevelevante la evaluación”.

Impacto políticas en VHC

Uno de los campos en los que los investigadores están demostrando claramente la utilidad de las evaluaciones de impacto es el de la infección por el virus de la hepatitis C (VHC), un grave problema de salud pública en muchos países. Los efectos de este virus sobre la salud de los pacientes abarcan muchas complicaciones, como la cirrosis o el hepatocarcinoma, y, además, suponen un importante gasto para el sistema sanitario. La buena noticia es que los nuevos antivirales de acción directa (AAD) pueden eliminar el virus de la hepatitis C en más del 90 por ciento de los pacientes.

Diversos investigadores españoles han puesto en marcha estudios que permiten anticipar cómo podría evolucionar esta patología en función de las estrategias que se empleen. Antonio Javier Blasco, investigador independiente en servicios de salud, y coautor del trabajo “Eliminación de la Hepatitis C en España: Aplicación de un modelo matemático de salud pública partiendo del plan estratégico para el abordaje de la hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud”, explicó que este estudio ha tenido como objetivo comparar los resultados del plan estratégico para el abordaje de la hepatitis C (Peahc) en 10 años con dos estrategias alternativas. “Una estrategia incremental que pasa por una mayor tasa de diagnóstico y tratamiento, y una estrategia de eliminación para reducir la prevalencia a menos de 20.000 casos”.

Según este modelo, si se mantiene el actual Peahc, en el año 2024 habrá 291.196 pacientes. “Mientras que con estrategia incremental habrá 237.662 pacientes y con la de eliminación, 14.753”, añadió este experto. A juicio de Blasco, “la eliminación de la hepatitis C es posible combinando la efectividad de los antivirales de acción directa con políticas de salud pública dirigidas a identificar casos no diagnosticados y a tratar a los pacientes que lo necesiten”. Y, no sólo eso, gracias a la estrategia de eliminación se podrían reducir “a 626 las muertes relacionadas con el hígado en 2024, una cifra que quedaría en 1.643 con el actual Peahc”. Las cirrosis descompensadas, que pueden acabar en hepatocarcinoma, también caerían bruscamente gracias a la estrategia de eliminación en 2024 (87 casos) en comparación con el Peahc (1.023 casos).

En definitiva, este tipo de modelos, continuó Blasco, “permiten modificar variables que están bajo control de los decisores, como la edad de tratamiento o el estadío a partir del cual se trata la infección”.

Mejores indicadores

Para ayudar a implementar y evaluar estrategias que ayuden a combatir este problema, los modelos matemáticos requieren de la mejor evidencia científica, como señaló el investigador Ricardo Baptista Leite, de la Universidade Católica Portuguesa. “Los estudios que recogen evidencias científicas y datos son muy útiles para poner en marcha políticas de salud en el mundo real”, señaló. Y reclamó una mejora global a nivel de la Unión Europea para contar con mejores indicadores en el campo de la hepatitis C. “Es imposible saber si realmente estamos en el camino de la eliminación de esta patología y no es posible comparar la evolución de los países. No hay buenos indicadores en la Unión europea sobre consecución de los objetivos de eliminación de la hepatitis C”.