La Comisión Ciencia, Innovación y Universidades ha recibido las comparecencias de expertos en diversas áreas con el objeto del estudio y análisis de la modificación de la Ley de la Ciencia, cuyo anteproyecto fue recientemente presentado en Consejo de Ministros por la titular del ramo, Diana Morant. Entre ellos ha estado Mariano Barbacid, exdirector del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), quien ha detallado las principales inquietudes que en su opinión ofrece reforma legislativa. La más preocupante, según ha señalado, es la no obligatoriedad de ejecución del presupuesto comprometido y, por tanto, la falta de una financiación garantista.
Tal y como ha resumido, el texto refleja literalmente que el incremento hasta de la inversión hasta 1,25 por ciento del PIB “estará condicionado, en todo caso, por las disponibilidades presupuestarias de cada ejercicio, de acuerdo con lo dispuesto en la disposición adicional cuarta”. “Es decir, es una garantía que no es garantía; te lo garantizo si va todo bien, pero si no, no te lo garantizo”, ha reflexionado el bioquímico.
“No he visto que la nueva ley incluya legislación sobre la ejecución del presupuesto”, ha explicado Barbacid, quien ha situado los niveles de los últimos años en torno al 60-70 por ciento. “Ese 1,25 por ciento puede convertirse automáticamente en un 0,8 por ciento. Mientras no se obligue a una ejecución del 95-98 por ciento, el porcentaje del PIB puede ser un pequeño engaño y carece de credibilidad”, ha subrayado.
“El porcentaje del PIB carece de credibilidad […] sin financiación no salimos del agujero en que estamos metidos”
Mariano Barbacid, exdirector del CNIO
Si bien el experto ha reconocido el trabajo de la norma en lo respectivo al capítulo de personal científico en cuanto a su continuidad y estabilidad, “sin financiación no salimos del agujero en que estamos metidos”.
“España era el noveno país en volumen de publicaciones y ya hemos pasado a la undécima posición, nos ha adelantado Corea del Sur y Australia. EN índice de impacto estamos muchísimo más atrás. Por consiguiente, creo que la financiación es lo más importante que tenemos que cambiar en este país, sin desmerecer otros temas que afectan a las personas”, ha añadido.
Un objetivo tardío
Tal y como ha explicado el exdirector del CNIO, en primera instancia el 1,25 por ciento le “sorprendió agradablemente” al exigirse por ley esta estabilización de inversión, ceñida únicamente al espectro público. Sin embargo, ha achacado que este objetivo tarda demasiado en llegar, pues debería cumplirse en un horizonte máximo de 3-4 años.
“Dado el retraso sufrido dado durante ya esta casi década y media, desde la crisis del 2008, si se quisiese cambiar realmente la situación actual hubiese sido deseable que en lugar de 2030, este objetivo se hubiera alcanzado en 2025, máxime cuando vamos disponer de los fondos de recuperación de la UE. Dejar este incremento hasta 2030 me parece que es añadir otra década a la ya perdida“, ha lamentado.

“Hubiese sido deseable alcanzar este objetivo en 2025, máxime cuando vamos a disponer de los fondos de recuperación de la UE”
Mariano Barbacid, exdirector del CNIO
Al mismo tiempo, Barbacid ha apuntado la necesidad de que la ley defina en términos los más claros posible qué se entiende por I+D+i, puesto que la gran mayoría de los fondos van a ir a mejorar la digitalización.
“Que duda cabe que es algo que España necesita, pero es importante que aceptemos que la digitalización no es I+D+i. Por lo tanto, es importante que defina la ley lo que entendemos por eso, porque si no se puede meter gastos de otras actividades públicas que no tengan que ver con el I+D+i y, por consiguiente, al desarrollo de la ciencia y la tecnología en este país”, ha concluido.