Los pagos sanitarios directos aumentaron de forma constante entre 2010 y 2014, antes de disminuir ligeramente desde 2015 para alcanzar el 24 por ciento del gasto sanitario total en 2017. Este porcentaje está muy por encima de la media del 16 por ciento de la Unión Europea. Buena parte de ello se debe al copago farmacéutico, un área que los expertos que han presentado el informe El estado de la Salud en la Unión Europea 2019, de la Comisión Europea, la OCDE y el Observatorio europeo para los sistemas y políticas de salud, no han dudado en calificar de “ámbito de mejora” en el SNS.
“El gasto de bolsillo es uno de los principales desafíos del sistema sanitario español. Los términos generales no reportan que sea un problema mayor en términos de salud, pero ha aumentado, debido en buena medida a los medicamentos. Lo que podemos decir es que es un espacio en el que el sistema podría mejorar”, apuntó Cristian Herrera, analista en el ámbito de la Salud de la OCDE.
No es el único. El perfil sanitario nacional de España incluido en este estudio apuesta sin ambages por fomentar el uso de medicamentos genéricos para seguir moderando el incremento del gasto farmacéutico. Entre 2009 y 2014, justifica, el porcentaje en volumen de medicamentos genéricos en el mercado farmacéutico se duplicó, pasando del 24 al 48 por ciento y ha permanecido relativamente estable desde entonces, en un nivel cercano a la media de la UE (50 por ciento), pero muy por debajo del nivel de países como Reino Unido, que supera el 80 por ciento.
Maximizar el potencial de genéricos y biosimilares
Lo cierto es que el fomento de los genéricos es uno de los mensajes clave del informe a nivel europeo. Muchos sistemas, afirma, todavía no han exprimido al máximo el potencial de ahorro que conllevan las estrategias de potenciación de los medicamentos genéricos.
Igualmente, el Estado de la Salud de la UE apuesta por avanzar en el campo de los biosimilares. “Es necesario que los decisores se centren en aspectos clave que estimulen la competencia en el mercado de los biológicos”, subraya el informe. La urgencia de esta acción política viene respaldada, en primer lugar, por el hecho de que estos productos ya suponen un cuarto del gasto farmacéutico de la Unión Europea; y en segundo lugar por las diferencias constatadas en adopción de biosimilares entre los estados miembros, que oscilan entre el 0 y el 99 por ciento dentro de la misma clase de producto intercambiable.