La pandemia de COVID-19 ha afectado profundamente a los pacientes oncológicos. Un impacto que será duradero. Durante la primera ola, los programas de prevención, cribado y detección precoz se suspendieron en muchos países. Sin embargo, la llegada de las vacunas supuso un primer paso esperanzador hacia el fin, no solo de la pandemia, sino también del abandono que han sufrido los pacientes con cáncer.

En la celebración de un Comité especial para superar el cáncer, en el marco del BECA, con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, ha surgido una cuestión: ¿Y si utilizamos la tecnología de las vacunas COVID-19 en beneficio de la oncología? Y es que el potencial terapéutico de la tecnología de ARNm fue reconocido hace más de 20 años. De hecho, antes de la llegada de la COVID-19, esta tecnología era más avanzada en el área de la inmunoterapia contra el cáncer, mostrando resultados muy prometedores.

La tecnología de hoy y del mañana

La tecnología de ARNm está preparada para revolucionar la inmunoterapia. Es la que actualmente están empleando algunas empresas para el desarrollo de vacunas contra el coronavirus, como es el caso de Comirnaty (Pfizer/BioNTech) y la vacuna de Moderna.

Según ha indicado en el BECA Andreas Kuhn, vicepresidente de Bioquímica y Fabricación de ARN de BioNTech, esto verifica el potencial del ARNm, convirtiéndole en “una nueva clase de fármaco”. Además, está sirviendo de gran ayuda a los investigadores, indicándoles el camino a seguir para llevar la tecnología de ARNm a otros campos.

Es por eso que la tecnología de ARNm del mañana ampliará sus funciones, logrando desarrollar vacunas de ARNm para más enfermedades infecciosas o vacunas de ARNm contra el cáncer. Además, puede ser útil en materia de las CAR-T y de la inmunoterapia.

Pero Kuhn piensa en un horizonte aún más lejano, viendo una tecnología del futuro que se podrá emplear en enfermedades autoinmunes, enfermedades raras y otras áreas terapéuticas. Pero, por el momento, todas estas ideas deben tomarse con cautela, pues son solo las expectativas futuras que tiene BioNTech.

Impacto de COVID-19 en cáncer en 2020

El 2020 fue un año caótico para la sanidad. La pandemia trastocó toda la actividad de hospitales y centros de salud. El profesor Seamus O’Reilly, del Hospital Universitario de Cork (Irlanda) ha señalado algunos de los cambios que se tuvieron que realizar para adaptarse a las circunstancias.

“Se tuvieron que modificar hospitales y centros de día; el Estado tuvo que requerir la intervención de los hospitales privados durante la pandemia para aumentar la capacidad del sistema sanitario; muchos centros para tratar el cáncer cambiaron las visitas presenciales por consultas virtuales; o se interrumpieron las pruebas de detección de cáncer de mama e intestino”, ha enumerado.

Y todo ello tuvo grandes consecuencias: “2.000 fallecimientos por cáncer se debieron a la interrupción del servicio por la caída inicial del 36 por ciento en referencia al acceso rápido de clínicas de cáncer de mama, pulmón y próstata”, ha apuntado O’Reilly.

Y es que, como ha destacado el experto, los ensayos clínicos redujeron un 40 por ciento su actividad; los cribados de cáncer de mama estuvieron cerrados durante 6 meses; y el 80 por ciento de los cribados de cáncer de útero. Sin embargo, “los procesos de quimioterapia y radioterapia no se vieron afectados”.

“La COVID-19 es una enfermedad inhumana porque causa simultáneamente dolencia y aislamiento”, ha manifestado Seamus O’Reilly. Asimismo, esta disrupción en los cuidados oncológicos provocará un incremento de la mortalidad de cáncer en la UE “por lo menos durante los próximos diez años”.

¿Qué puede hacer Europa?

A juicio del profesor O’Reilly, el Parlamento Europeo puede ayudar a corto plazo mediante las siguientes acciones:

  • Acelerando la vacunación COVID-19.
  • Desarrollando un programa comunitario de recuperación del cáncer
  • Financiando estudios sobre el impacto de la enfermedad COVID en los tratamientos para el cáncer.
  • Reforzando la salud mental para los pacientes y la atención médica para los trabajadores.
  • Desarrollando un Número Europeo de Asistencia Sanitaria específico para los ciudadanos.

Por otro lado, a largo plazo, el Parlamento puede ayudar fortaleciendo la salud pública para reducir el impacto de las pandemias futuras y la incidencia del cáncer.

Resistencia antimicrobiana

La resistencia antimicrobiana es otro problema que preocupa mucho entre la comunidad científica y, en especial, a los oncólogos. La doctora Anna Zorzet, de ReAct Europe, una red internacional para concienciar sobre la farmacorresistencia, ha asegurado que casi todos los pacientes de cáncer se ven afectados por la resistencia a los antibióticos porque tienen muchas infecciones y necesitan antibióticos. “Los pacientes oncológicos tienen mayor riesgo de padecer una infección postoperatoria”, ha expuesto.

Esto preocupa a los pacientes, pero también a los oncólogos. Según una encuesta realizada a 100 oncólogos en Reino Unido por ‘The Longitud Prize’, el 95 por ciento se mostró preocupado sobre el incremento de la resistencia antimicrobiana y cómo podría impactar en los cuidados del cáncer. Por otro lado, el 72 por ciento, creía que las infecciones debidas a la farmacorresistencia pueden hacer que algunos tratamientos para el cáncer queden obsoletos de que a diez años.

Así, Anna Zorzet ha destacado que los antibióticos efectivos deben ser un requisito indispensable para que el Plan Europeo contra el Cáncer tenga éxito .Por ello, ha sugerido incluir estos esfuerzos en este Plan:

  • Generar más documentos con datos sobre cómo afecta la resistencia antimicrobiana a los pacientes de cáncer de la UE.
  • Redoblar los esfuerzos de la UE para reducir el uso excesivo o insuficiente de antibióticos en los Estados miembro para utilizarlos cuando realmente se necesiten.
  • Incrementar los esfuerzos para desarrollar un flujo constante de nuevos antibióticos a través de nuevos modelos que garanticen la asequibilidad, el acceso y la administración.

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