Carlos B. Rodríguez Madrid | viernes, 26 de julio de 2019 h |

“A mi también me duele el desprecio, desde hace mucho tiempo, a las competencias materiales y potencialidades simbólicas del Ministerio de Sanidad. Decir que personal, farmacia, tecnologías, salud pública no son nada”. Esta frase, tuiteada el 25 de abril por Gaspar Llamazares, resume a la perfección lo que para muchos ocurrió entre el 22 y el 25 de julio, más allá de una investidura fallida. Sólo el fantasma de una nueva negociación nos separa de unas nuevas elecciones. La Sanidad ‘se va de vacaciones’ pendiente de si volverá a ser moneda de cambio entre PSOE y Unidas Podemos (UP).

Y no es la única. El ‘mercadeo’ de competencias que protagonizaron los equipos negociadores de ambos partidos afectó a muchos ministerios, también al de Ciencia. Pero ni siquiera la referencia a “la joya del Estado del Bienestar en nuestro país” a la que aludió Adriana Lastra, portavoz socialista en el Congreso, ocultó la realidad: que la Sanidad, casi como cualquier otra política, fue la gran ausente de la investidura, más allá de los famosos ‘sillones’.

El repaso al contenido sanitario del debate es rápido. En su discurso inicial, Pedro Sánchez aseguró que su Ejecutivo ha multiplicado por 13 el gasto sanitario y ha recuperado su carácter universal. “Tenemos, en definitiva, un gran sistema sanitario, del que su mejor activo son sus profesionales, pero, evidentemente, queda mucho por hacer. Vamos a trabajar en la ampliación de la cartera de servicios sanitarios fundamentales, y uno de ellos tiene que ser el de la salud bucodental, y eliminaremos progresivamente el copago farmacéutico a los colectivos de mayor vulnerabilidad”. Eso, y un llamamiento a incorporar herramientas de inteligencia artificial en ámbitos como la sanidad “para mejorar los diagnósticos y optimizar recursos”.

Del resto de discursos inaugurales, nada por parte del PP ni de Unidas Podemos. Por parte de Ciudadanos, la llamada a defender “con hechos” la igualdad sanitaria de los españoles con una tarjeta sanitaria única. Y por parte de Vox, centralización de competencias.

A tenor de multitud de analistas, lo ocurrido después pasará a la historia, probablemente, como una de las negociaciones más bochornosas jamas ocurridas: 48 horas de ofertas y contraofertas, más basadas en competencias que en políticas, y todas infructuosas. Finalizada la segunda votación, los socialistas mantenían el ofrecimiento de una Vicepresidencia para la portavoz de Unidas Podemos, Irene Montero, con gestión de bienestar social —que incluiría servicios sociales, dependencia y lucha contra la pobreza— y tres ministerios: Sanidad y Consumo, Igualdad y Vivienda.

El bloqueo se produjo al modificar UP esta oferta por otra que sumaría Ciencia y Universidades y Trabajo. Fue este último ministerio el que impidió el acuerdo. Hoy no hay gobierno de coalición, pero nada impide que una nueva negociación pueda empezar desde lo que ya parece acordado: Sanidad y Ciencia para Unidas Podemos.

Las frases de la segunda votación de investidura

Pedro Sánchez, presidente en funciones

Les ofrecimos el objetivo de potenciar uno de los sistemas mejores del mundo, con importante retos pendientes. ¿Es humillante ser ministro de Sanidad y Consumo de un gobierno progresista? ”

Pablo Iglesias, secretario general de UP

Hemos pedido competencias para frenar las privatizaciones sanitarias, para que haya por fin una ley de eutanasia, para que la inversión en I+D llegue esta legislatura al 2 por ciento del PIB”