El uso efectivo de los antibióticos y el manejo de infecciones bacterianas constituye uno de los retos emergentes durante la pandemia de la Covid-19. En este sentido, la prescripción excesiva o inadecuada de tratamientos antibióticos, podría facilitar el desarrollo de bacterias resistentes y reducir la eficacia de futuros tratamientos. Por ello, es necesario ser prudentes a la hora de usar estos medicamentos.

Aunque la enfermedad que provoca el SARS-CoV-2 no se trata ni previene con antibióticos, algunos pacientes han desarrollado coinfección o sobreinfección bacteriana. Para ellos el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) ha emitido una serie de recomendaciones para profesionales:

  • Búsqueda de asesoramiento del equipo PROA (Programa de Optimización del Uso de Antibióticos)
  • Apoyo la decisión clínica de la prescripción de antibióticos en biomarcadores que evidencien infección bacteriana como el valor de procalcitonina
  • Evitar profilaxis con antibióticos de forma generalizada para prevenir neumonía bacteriana
  • Evitar la utilización sistemática de azitromicina en combinación con hidroxicloroquina, siguiendo las recomendaciones de la Aemps.
  • Recordar interacciones y toxicidad de los tratamientos
  • Refuerzo de la comunicación con el paciente. Se debe informar así de que el uso de antibióticos se justifica por una infección bacteriana ocasionada por una complicación secundaria.

Infecciones en pacientes no COVID

El hecho de que el abordaje asistencial se centre en la pandemia puede hacer que estas pasen desapercibidas en personas no afectadas por el virus. En aquellos casos en los que se indique el uso de antibióticos los profesionales deben basan la elección del tratamiento en las guías locales. Además, han de establecer la duración mínima posible del mismo. Asimismo, se recomienda adecuar la dosis a las circunstancias del paciente.

Por otro lado, ha de considerarse el cambio a un tratamiento de vía oral. Respecto a la vía parenteral, disminuye infecciones asociadas a catéteres y otras complicaciones derivadas de una hospitalización prolongada. En última instancia, es importante reevaluar cada 24-48 horas para ajustar el mismo en base a la evolución.

Enfoque One Health

Como enfermedad zoonótica, se ha puesto de manifiesto la importancia de un enfoque de salud único, presente en todas las medidas del PRAN. El objetivo así es integrar salud humana, sanidad animal y medioambiente. Desde la perspectiva veterinaria, las medidas se centran en reducir el riesgo de contagio entre el personal de las granjas para frenar la transmisión del virus. Unas actuaciones que coinciden con las incluidas e impulsadas en el PRAN para prevenir infecciones y reducir con ello la necesidad de utilizar antibióticos. Implementadas ya antes, fuera del marco de la actual pandemia, han sido reforzadas para disminuir riesgos de contagio. El sector de la sanidad animal ha trabajado en diferentes acciones, como la bioseguridad de las instalaciones o la gestión de residuos.


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